Tribuna Económica
José Ignacio Castillo Manzano
La financiación autonómica, ¿Guadiana o Rubicón?
Córdoba CF - Mérida
Pintaba a día grande, con mezcla de recuerdos, vientos del pasado y aires de futuro. En el ambiente, las conversaciones sobre el once, el rival o las iniciativas para mitigar la delicada situación de la entidad se envolvían con las dudas que presenta el nuevo horizonte, incierto por lo desconocido, con la ilusión en dosis justas por iniciar otra vida. Nadie sabe qué pasará a corto plazo, tampoco cómo acabará un ejercicio que amenaza con ser durísimo, y al que el Córdoba CF no termina de cogerle el pulso.
Ante un Mérida que habita en la zona de descenso, cuyo objetivo es sacar el cuello poco a poco, el Córdoba CF se quedó otra vez a medias. Cedió su segundo empate en casa pese a merecer mucho más, penalizado por su escasa definición y un error en campo propio. Todo en El Arcángel, donde acudieron los de siempre, unos 8.000; ¿pocos? ¿muchos? Suficientes para invitar a la reflexión, suficientes para volcarse cuando más falta hacía empujando a un equipo que no pudo darles otra alegría. Otra vez será. Porque habrá más fútbol, más tardes en blanco y verde, más luchas para intentar acercar un play off que vuelve a estar fuera de distancia (4 puntos), que quede claro.
Al Córdoba le tocó ejercer el papel de dominador desde el inicio, ante un adversario bien plantado y con las ideas claras que, cuando podía, adelantaba líneas para dificultar la salida cómoda del balón de los blanquiverdes. Ni siquiera el contratiempo de la lesión de Gaspar hizo cambiar de estrategia a Diego Merino, que suplió al extremo por un hombre de características similares (Cristo) para mantenerse solidario en el trabajo defensivo y vertical con la pelota.
Consciente de que superar el entramado defensivo de los romanos requería de la paciencia que Agné ya había convocado en la previa, el cuadro local intentaba ganar superioridad por fuera, con las subidas constantes de los laterales. La profundidad de Fernández y Jesús Álvaro –junto a Fidel Escobar y De las Cuevas las tres novedades en la alineación titular cordobesista– provocaba llegadas continuas a las que les faltaba el acierto en la definición, como casi siempre.
De las Cuevas tuvo la primera gran ocasión con un cabezazo tras una buena cabalgada de Javi Flores por el perfil izquierdo, aunque no supo dirigir su remate entre los tres palos. Sin embargo, para clara de verdad, la siguiente aparición por el área extremeña de los blanquiverdes. La irrupción por el centro del ataque del capitán facilitó la llegada de Álvaro, cuyo centro no supo embocarlo José Antonio González a tres metros del arco y sin oposición. Ver para creer.
El CCF, que de vez en cuando tiraba del recurso del balón directo de Fidel Escobar buscando el espacio a la espalda de la zaga, había perdonado. Y el Mérida no lo hizo en su primera aproximación, nacida de la nada. Un error en un balón aparentente fácil dejó a Cristo solo ante Becerra, al que superó con un toque elevado al que colaboró la llegada a la desesperada de Fernández para evitar el disparo. Golpe directo al mentón de un equipo que necesitaba más continuidad para inquietar de verdad.
Un Mérida que con la ventaja ganó en confianza, sobre todo en su planteamiento inicial de hacerse fuerte en el juego sin balón. Ante la lluvia de centros laterales, la pareja de centrales romana, inédita, respondió con suficiencia, para reducir las oportunidades de un CCF demasiado lento en sus transiciones ofensivas, más previsible de lo que es recomendable cuando toca superar una muralla de hasta diez hombres fieles a sus principios.
Ante este panorama, para nada nuevo, el equipo de Agné acrecentó su dominio a la salida de los vestuarios. La pelota parada emergió como primer aliado para acumular más sustos que peligro real, pero ni Novaes, relevo de Juanto, ni Zelu ni Álvaro acertaron a dirigir sus primeros disparos entre los tres palos, topándose con una nube de piernas que convertía el área en una especie de laberinto del que era casi inviable salir airoso.
Junto al paso al frente del equipo, como suele ocurrir en estas ocasiones, llegó la reacción de la grada, que empezó a percatarse realmente de la importancia de su papel para resolver el entuerto. Al Mérida le duraba el balón un suspiro y el control de la situación de los blanquiverdes era cada vez mayor. Sólo faltaba igualar, algo que llegó de la manera más inesperada. Un córner de Miguel de las Cuevas le cayó en la testa a Djetei, que remató entre su par y el portero para conducir el balón a la red.
Con más de media hora por delante y el partido totalmente volcado hacia el medio campo emeritense, el momento requería de calma y saber estar para no confundir las ganas con la necesidad. Pero el CCF ya estaba desatado, con De las Cuevas por dentro, con Flores dejándose caer para provocar espacios, con los laterales pisando área de continuo… De hecho, un testarazo de Álvaro obligó a la estirada de Javi Sánchez, que no dio opción a la segunda jugada, con El Arcángel ya en plena ebullición.
Eso, claro está, provocaba inferioridades en el aspecto defensivo, que el Mérida tampoco es que supiera cómo exprimir, más allá de una aparición hasta la cal de Melchor que Fidel Escobar mandó a córner poniendo el corazón en un puño a la grada. Los ataques locales morían siempre en la frontal, hasta que ya en el alargue Flores halló a Vera, que no supo definir en el mano a mano, dejando a medias la remontada en una tarde que deja muchos detalles para el análisis presente... y futuro.
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