El Córdoba CF perpetra en Huesca otro "partidito" (4-1)

Córdoba/Otro partido difícil de explicar. Después de marcar una clara tendencia en positivo en las dos últimas semanas, en sendos duelos en El Arcángel, el Córdoba CF tiró a la basura por la vía rápida su visita al Huesca, dejando escapar tres puntos que se suman a los que se dejó en Miranda de Ebro y también en Elche para dejar patente que por el momento está muy lejos de ser el equipo competitivo al que debe empezar a parecerse pronto si quiere estar, qué menos, en la pelea por la permanencia. En media hora infame, los blanquiverdes encajaron tres goles y dejaron una sensación de bajada de brazos a la primera hostilidad que es incluso más preocupante que la derrota, por más que en la segunda parte el dominio de la pelota (estéril y sin rédito) maquillase un poco el tétrico partido protagonizado por los hombres de Iván Ania.

Si el CEO del club, Antonio Fernández Monterrubio, calificó de "partidito" el esperpento protagonizado por los suyos en Elche, para hacer lo mismo con el duelo de El Alcoraz no encontrará otro adjetivo más certero. El problema real del Córdoba es que aquel horrible partido en el Martínez Valero se tomó como un accidente en el camino, a pesar de que el equipo ya había dejado muchas dudas en el estreno como visitante ante el Mirandés. Tras tirar el partido de Huesca por los mismos derroteros de Elche, quizás hay que empezar a asumir que el CCF es ahora mismo todo lo contrario a un equipo competitivo cuando actúa como visitante. Un problemón que, por más que Ania intenta solucionar, de momento parece enquistado.

Y es que si para tener opciones de salir triunfante de El Alcoraz, el Córdoba CF debía mostrar concentración defensiva, orden e intensidad en los duelos, los blanquiverdes expusieron todo lo contrario. Después de unos primeros diez minutos en los que nada pasó, fue Calderón el que se encargó de sacar el partido del ritmo tedioso con el que había arrancado haciendo un penalti a Gerard Valentín tan claro como absurdo, mostrando una reincidencia preocupante en una jugada muy similar a la que ya le costó el mismo castigo en Elche. Óscar Sielva ejecutó la pena máxima y adelantó a su equipo, que no había hecho méritos para ello, en el primer disparo a portería del partido.

El Córdoba aún no había perdido los nervios en ese momento y, pese al varapalo de verse por detrás en el marcador, los de Iván Ania trataron de recomponerse a través de la pelota, moviendo el balón con bastante acierto y paciencia, pero sin causar excesivos problemas a un Huesca muy bien situado, que de partido dibujó un 4-5-1 pero que a la hora de defender dejaba a diez futbolistas por detrás del balón, incrustando a un mediocentro entre sus centrales para poblar el área propia.

Tuvieron los blanquiverdes el balón mucho más que su rival en ese tramo del partido, con Carracedo tratando de aparecer por el costado derecho. Un centro del extremo apurando la línea de fondo no lo alcanzó Casas y tampoco Adilson Mendes en el primer acercamiento más o menos serio de los hombres de Ania. Y es que el Córdoba tenía el balón, pero Dani Jiménez veía el partido plácidamente desde su portería.

El choque se iba a quebrar definitivamente a la media hora de juego. El Huesca botó un córner que repelió la zaga blanquiverde, dormida en un rechace que Gerard Valentín colgó inocentemente y Joaquín remató solo a bocajarro. En la foto salieron hasta tres zagueros del Córdoba CF rompiendo el fuera de juego del atacante de los oscenses. Una desaplicación impropia de un equipo profesional. Un gol que no te pueden hacer ni en juveniles.

El Córdoba CF baja los brazos

Como ya sucediera en Elche, e incluso ante el Burgos durante un buen tramo del partido, el Córdoba dimitió del duelo. Los blanquiverdes bajaron los brazos y cuando todavía no habían digerido el segundo mazazo recibieron el tercero. Sergi Enrich remató a placer un centro de Vilarrasa desde la izquierda, apareciendo en el área con una facilidad pasmosa y ante la mirada perdida de los centrales visitantes. El drama ya estaba servido y no había pasado más que media hora.

Para colmo de males, que nunca suelen llegar solos, Ania se vio obligado a dar entrada a Genaro por Isma Ruiz, por unas molestias musculares que lastraban al granadino. Lejos de mejorar, el CCF siguió dejando bastante que desear en cada acción defensiva, sin que el Huesca necesitara demasiado para crearle problemas. Lo demostró en un córner pasado al segundo palo que Jorge Pulido remató entre Marvel y Carracedo. No fue gol de milagro. Del bochorno que estaba protagonizando pareció salir el Córdoba con el gol de Adilson Mendes, que remató y encontró cierta fortuna en el desvío de Jorge Pulido, tras un buen centro de Carracedo, de lo poco salvable de su equipo en El Alcoraz. Un tanto que, sin embargo, fue anecdótico porque nada cambió más allá de dar una esperanza irreal a los blanquiverdes. El partido estaba perdido.

Contra esa cruda realidad trató de rebelarse Iván Ania, que al descanso dio entrada a Martínez por Marvel y a Obolskii por Théo Zidane. El Córdoba CF buscó cargar más el área con la presencia del ruso y en los primeros compases del segundo acto Carlos Isaac tuvo una buena ocasión tras pared con Carracedo. Su centro chut se envenenó y complicó la vida a Dani Jiménez. Con todo, el Huesca seguía haciendo daño con muy poco y Joaquín perdonó el 4-1 en una contra en la que la zaga blanquiverde volvió a parecer un equipo amateur.

Sin conseguir que el partido cambiase ni un ápice, el Córdoba CF vio como el Huesca daba un paso más atrás para defender su cómoda renta, fiando ya su ataque a alguna contra en la que pudiese ampliar la ventaja. El CCF amasó la pelota pero careció de frescura de ideas y de mala intención en el área local. Y eso que lo intentó Álex Sala con un chut lejano y también Genaro, con un golazo que le anularon por fuera de juego.

Viendo que su equipo no conseguía meterse en el partido, Ania quemó sus naves dando entrada a Ander Yoldi y Jude Soonsup-Bell, dejando tres zagueros y a Adilson Mendes como falso lateral. Un intento a la desesperada que ya de poco sirvió. Porque en el tramo final del partido, el Córdoba vio como Carlos Marín salvaba el cuarto tras la enésima rotura de cintura de Gerard Valentín a Calderón y como, finalmente, ese cuarto tanto llegaba en otra acción defensiva desesperante de los blanquiverdes. Jordi Martín encontró todas las facilidades del mundo para ahondar la herida y dejar constancia de las preocupantes debilidades de un Córdoba CF que ya no puede achacar su horrible rendimiento fuera de casa a un accidente ocurrido en Elche. Tras el paso por El Alcoraz, ya van dos partiditos para olvidar.