El Córdoba CF sigue sin liquidez

Varios días después de anunciar que había empezado a cubrir una de las nóminas atrasadas, el club sigue sin cumplir con sus empleados

De no mediar solución, el próximo viernes alcanzará tres meses de retrasos en los pagos

Jesús León, junto a García Amado y Antonio Viola.
Jesús León, junto a García Amado y Antonio Viola. / Juan Ayala

La situación financiera del Córdoba no encuentra el balón de oxígeno que le permita a la entidad cumplir con el pago a sus empleados y las promesas incumplidas de Jesús León no hacen más que echar leña a un fuego ya de por sí virulento, por la difícil situación que los constantes impagos están generando en muchas familias de los trabajadores del club, especialmente los que pertenecen al personal no deportivo de la entidad.

Una vez más, y ya van varias semanas con el mismo plan, Jesús León volvió a incumplir la palabra dada a los trabajadores del Córdoba. En esta ocasión, además, el máximo accionista y presidente de la entidad se dejó en evidencia a sí mismo, después de asegurar el pasado martes que el club había dado las corrrespondientes órdenes de pago para satisfacer la primera de las dos nóminas que tiene pendientes, y que serán tres si la situación persiste hasta el próximo día 10, fecha que el club marcó como día de cobro desde que el empresario montoreño accedió a la propiedad hace año y medio.

El anuncio por parte del club de que sus retrasos referentes al mes de febrero habían quedado subsanados coincidió con la previa del 1 de mayo, festividad nacional y motivo al que los trabajadores del club achacaron el hecho de no haber recibido su salario durante el miércoles. Una vez dejado atrás el festivo, la alarma saltó en muchos casos al comprobar que ni el jueves ni durante la jornada de ayer viernes, dicho pago quedó formalizado.

Mientras tanto, la entidad cordobesista guarda silencio al respecto, indicando únicamente que no existe ninguna novedad que comunicar a este respecto, lo que conlleva de manera implícita el reconocimiento de que una vez más las palabras de León han caído en saco roto.

La situación ha cobrado tintes más sangrantes cuando varias fuentes han indicado que el único trabajador al que ya se le han satisfecho los atrasos en el cobro es Andrés Martín. El joven delantero, aún con contrato del filial y por lo tanto con un salario en teoría asequible, es la pieza más codiciada en el mercado de fichajes de la entidad blanquiverde, lo que hace indicar que ese movimiento de pago de sus atrasos va encaminado a evitar cualquier tipo de problema a la hora de atar su continuidad.

Desde la entidad optan por el silencio, aunque la situación de muchos trabajadores es grave

Y es que a nadie se le escapa que Andrés Martín, que está sorpendiendo y despertando el interés de varios equipos de la élite tras su fulgurante aparición en LaLiga 1|2|3, será el clavo ardiendo al que el Córdoba se agarre este próximo verano para hacer caja y aliviar una situación económica que ya se puede calificar de extremadamente grave.

Los famosos pagarés por Guardiola y Aguado

Todo ello derivado de la dificultad que desde las oficinas de El Arcángel se están encontrando a la hora de convertir en dinero líquido los pagarés por los traspasos de Sergi Guardiola y Álvaro Aguado, una operación que se cerró en números provechosos para el Córdoba, pero cuyos plazos de pago no se ajustan ni mucho menos a la urgente necesidad de liquidez que existe en la entidad blanquiverde.

Mientras tanto, en las oficinas de El Arcángel persiste la complicada situación de muchos de los trabajadores del club, con sueldos muy alejados de los de los futbolistas, que ven como la situación es ya prácticamente insostenible camino de los tres meses sin percibir salario alguno. A ello hay que sumar la desconfianza generada ya por los constantes incumplimientos por parte de Jesús León, que lleva semanas asegurando al personal del club que los pagos eran cuestión de días.

Mientras el equipo se acerca de manera irrevocable hacia la Segunda División B, en las oficinas de El Arcángel cunde la desesperación por la situación financiera de la entidad, que amenaza no solo el presente de muchas familias dependiente del salario que reciben del club, si no el de la propia entidad, ahogada económicamente y con buena parte de sus futuros ingresos hipotecados.

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