Un grito unánime de esperanza
Córdoba CF - Villarrobledo | La contracrónica
El cordobesismo iza la bandera de la ilusión con una concentración de repulsa a la gestión de Jesús León y esperanza hacia un futuro mejor
Blanca y verde la bandera, blanco y verde el corazón. En un día señalado tras los últimos y dolorosos acontecimientos en torno al club, el cordobesismo volvió a dar muestras de grandeza. Un recibimiento caluroso a la plantilla, y una concentración que mezcló la repulsa a la gestión de Jesús León al frente de la institución y la ilusión por encontrar un futuro mejor marcaron la previa del compromiso liguero ante el Villarrobledo, que fue el fin de fiesta perfecto a una tarde de esperanza. Porque, a pesar de todas las dificultades, la hay, sin duda.
Horas después del nombramiento de la administración judicial que regirá la entidad a partir de hora, y que cierra de manera definitiva la etapa de León como presidente del CCF, la afición dio el esperado paso al frente. El momento requería adelantar el almuerzo, apartar el café y llegar con más anticipación de la cuenta a los llanos de El Arenal. La primera cita, en torno a las 17:00, para dar el recibimiento más caluroso posible a la plantilla, esa que en medio de impagos tiene que dar la cara para salvaguardar el horizonte deportivo de la sociedad. Porque sin fútbol, sin juego, no hay nada.
La plantilla, que ya había dado el primer paso el pasado miércoles con una comparecencia pública en la que alertó de su situación, devolvió los aplausos continuados de los seguidores, alrededor de 250, que fueron aclamando uno a uno a los jugadores, a sus héroes, a su llegada a las cocheras del estadio. Ni que decir que la imagen nada tenía que ver con la vivida apenas 50 horas antes, cuando la Guardia Civil rodeó el estadio para comenzar unos registros que desencadenaron en la detención, y posterior puesta en libertad con cargos y sin fianza, de Jesús León, en dos días que quedarán marcados en la historia el club.
Desde ahí, la concentración se trasladó a la puerta 0, multiplicándose hasta acariciar el millar. Ni la salida de la presidencia del montoreño tras la decisión judicial frenó a la hinchada. Porque más allá de criticar su gestión, como inicialmente estaba previsto, el momento era de alentar un futuro con esperanza. Los cánticos del himno, mucho mejor entonado, por cierto, que luego en el interior de El Arcángel, y los temas habituales de apoyo al equipo se entremezclaron con la censura, dura, al que hasta ayer era el dirigente de la entidad.
“Jesús León, game over”, se leía en una pancarta que resumía los últimos y locos sucesos en torno a un club que ya está en manos de Francisco Estepa y Francisco Javier Bernabéu, presentes ayer en el palco del estadio. Ellos vigilarán su gestión para intentar hacer mucho más grande a un club que no quiere morir, que no va a morir. Porque el Córdoba es de su gente, que ya le ha tendido la mano. Y ya no lo soltará. Nunca. CCFSomosNosotros.
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