Historia de un ascenso (y X): Otra vez en Segunda División, otra vez con el traje plateado

Córdoba CF

Con un ‘play off’ perfecto, el Córdoba CF certifica cinco años después su regreso al fútbol profesional

El proyecto de autor de Ania, de menos a más, se adaptó a las circunstancias para lograr el objetivo

El ascenso del Córdoba CF, en los ojos de Carlitos

Los jugadores del Córdoba CF celebran el ascenso a Segunda División.
Los jugadores del Córdoba CF celebran el ascenso a Segunda División. / Juan Ayala

Córdoba/Diez ascensos en 70 años. Qué bien suena. Y cuánto ha costado lograrlo. Pero el Córdoba CF vuelve a ser equipo de la Liga de Fútbol Profesional, equipo de Segunda División, y, para qué negarlo, qué bien le queda ese traje. El quinto salto a la categoría de plata entra, además, en la historia del club, ya que es el segundo que conquista en El Arcángel; los otros ocho llegaron lejos de casa, a muchos kilómetros, y con escasos aficionados pudiendo ser partícipes en directo de una fiesta disfrutada luego en diferido. En esta ocasión ha sido distinto; la celebración comenzó justo con el pitido final del árbitro del encuentro ante el Barcelona Atlètic y se prolongó hasta bien entrada la madrugada. No era para menos, porque la ocasión lo merece, vaya si lo merece.

Porque después de cinco años, desde aquel doloroso descenso de 2019 que a punto estuvo de llevarse por delante a la entidad blanquiverde -recuerden los tristes episodios de meses más tarde, cuando pasó a ser protagonista cualquier cosa menos el balón-, después de un doble descenso encubierto por culpa de la reestructuración de las categoría de la Real Federación Española de Fútbol y tras una campaña en una cuarta categoría que solo había pisado el Córdoba CF una vez en sus siete décadas de existencia, regresar al punto de partido era más una exigencia, que otra cosa. Con matices, eso sí. Porque si difícil era dar el salto desde la antigua Segunda B, hacerlo desde esta Primera RFEF también tiene su miga.

De ello puede dar fe este CCF que tardó en arrancar, al que los cambios en la estructura organizativa tras el fracaso del primer curso en el tercer escalón del balompié nacional -qué lejos han quedado ya esos meses finales, eternos, por una descomposición que nadie quiso o supo frenar- le hicieron perder un valioso tiempo durante un verano en el que apuró hasta el último suspiro para dar forma a un plantel que dejaba muchas dudas. A todos. El único que tardó apenas una rueda de prensa en disiparlas fue el capitán del barco, Iván Ania, un técnico con discurso, alejado de tópicos, crítico y autocrítico, que supo aguantar un inicio dubitativo y luego moldeó un equipo que creció sin respiro hasta alcanzar la gloria.

Porque este Córdoba CF que desde anoche vive en una fiesta continua no las tuvo todas consigo, más bien lo contrario. Tres derrotas en las primeras cuatro jornadas dibujaron un escenario peligroso, ese que nadie quería imaginar para un proyecto que empezaba y que, precisamente, requería de un colchón en el que asentarse antes de mostrar sus virtudes. Pero a partir de ahí, Ania matizó conceptos, el juego sin balón -no confundir con defensivo, ni mucho menos- pasó a tener peso y el crecimiento no se hizo esperar. La victoria por la mínima en Alcoy, la primera de casi dos decenas a lo largo de todo el curso con la portería a cero, fue un primer punto de inflexión -luego vinieron más- para llegar a la cima.

La entrada en 'play off', a finales de noviembre

Fue el 22 de noviembre, en Sanlúcar de Barrameda, con otro triunfo por la mínima con más oficio que vistosidad en un partido aplazado cinco fechas antes, cuando el CCF dio un salto que empezó a dejar dudas en la cuneta: tocó por primera vez la zona de play off. Y de ahí ya no hubo quien lo moviera. Es más, verse entre los mejores supuso un espaldarazo, un punto de partida para una plantilla que empezó a creérselo y hacer que su gente se lo creyera. Y no sólo para estar de invitado en esa lucha final por el ascenso, sino para hacerlo con todas las garantías de éxito. Asentado en la quinta plaza, el conjunto blanquiverde fue creciendo en la tabla -y en el juego y la confianza- hasta buscar el salto directo.

Un momento de la fiesta sobre El Arcángel.
Un momento de la fiesta sobre El Arcángel. / Juan Ayala

Con el resto de rivales, sobre todo el Málaga y el Ibiza, dando muestras de debilidad, una serie de 13 jornadas sin conocer la derrota al inicio de 2024, justo tras perder en casa ante el Castilla en el primer partido del año, el Córdoba CF se confirmó como el único conjunto capaz de poner en duda el dominio del Castellón y discutirle el primer puesto. Más aún tras la increíble victoria en Castalia con remontada en los minutos finales. Fue el segundo punto de inflexión de la campaña, ese que hizo ver a todos que este equipo estaba capacitado para hacer algo grande. Ni siquiera ese par de tropezones que alejaron de manera definitiva ese premio gordo nublaron el horizonte. Tocaba ascender por el camino largo.

Y en el play off, al que el CCF accedió con la ventaja de ser segundo que le permitía decidir los cruces al calor de su afición y ser declarado vencedor en caso de empate al final de la prórroga (los penaltis ya quedaron para otras guerras), los blanquiverdes se mostraron intratables. Dos cruces inmaculados, sin derrotas, para dejar primero atrás a la Ponferradina y luego al Barcelona Atlètic, siendo mejor en ambos casos, sintiéndose superior, para alegría de los miles de seguidores que en el campo y en cualquier sitio del planeta se desviven por los colores blanco y verde. Córdoba y el Córdoba CF son de Segunda.

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