Historia de un ascenso (IX): Un paseo por la cuarta categoría con un título en el camino
Córdoba CF
Tras tocar fondo, el Córdoba CF inició una regeneración casi completa en Segunda RFEF, donde se mostró intratable y logró un ascenso por la vía rápida que adornó con el trofeo de la Copa Federación
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Desde hace alguna semana, el Córdoba CF ya sabe que su temporada no terminará en mayo, sino que lo hará en junio, en el mejor de los casos -ojalá- ya entrado oficialmente el verano. Sólo le resta saber si al play off llegará como segundo o tercero, en disputa con el Ibiza -se miden este sábado, con seis puntos aún en juego y esa misma distancia a favor de los cordobesistas-, con los beneficios que otorga el factor campo y en caso de empate en la eliminatoria al final de la prórroga (no hay penaltis) en juego. Aspecto que puede resultar clave, aunque no más que cómo encare el conjunto blanquiverde una postemporada que designará qué dos clubes acompañan al Castellón y el Deportivo en el viaje de Primera Federación a Segunda División.
Pero ese camino hacia la recuperación del fútbol profesional que el Córdoba quiere completar ahora, comenzó hace tres temporadas, después de haber tocado fondo con la caída a la cuarta categoría. Un descenso, doble, que los blanquiverdes fueron labrándose poco a poco; primero al quedarse fuera del play off a Segunda A con una doble derrota en casa en el curso 19-20 que tuvo que pararse precipitadamente en marzo por la pandemia del Covid, y luego por firmar una pésima actuación en el ejercicio siguiente, marcado por la reestructuración de las divisiones más modestas por parte de la Real Federación Española de Fútbol. Porque no es que sólo fue incapaz de entrar en la pelea por subir, si no que tampoco supo mantener su plaza en la recién creada Primera RFEF y cayó al escalón intermedio, una Tercera División encubierta desconocida desde mediados de los 80 para la entidad de El Arcángel.
Ese empezar de cero desde la Segunda Federación, en el segundo proyecto liderado de principio a fin por el equipo de Infinity, provocó la lógica transformación, casi por completo, de una plantilla en la que la dirección deportiva -ya liderada por Juanito tras el obligado paso al lado dado por Miguel Valenzuela- mantuvo a Germán Crespo como entrenador. Después de barajar algunas alternativas durante el inicio del verano, al final el técnico granadino continuó al frente del equipo pese a no haber podido evitar un descalabro que se trabajaron antes Juan Sabas y Pablo Alfaro, con el aval de su buen hacer en el filial.
Y a sus órdenes, el club conformó un plantel de superior de categoría, con veteranos que no se bajaron del carro pese al varapalo, ajustando lógicamente sus emolumentos -Javi Flores, De las Cuevas, Willy o Bernardo-, a los que se sumaron otros hombres con experiencia en Segunda B como José Cruz, José Ruiz, Álex Bernal, Felipe Ramos u Omar Perdomo. Y para terminar de dar forma a una recomposición con una quincena de altas y casi 20 salidas, apuestas con colchón de seguridad en los contratos como la llegada de jóvenes de la talla de Simo, Casas, Adrián Fuentes o Luismi Redondo, promocionado del B.
Con esos argumentos sobre el campo, y el peso lógico del escudo, el Córdoba CF se convirtió desde el principio en el rival a batir y el claro favorito al ascenso por la vía rápida. Claro está que, con la lección bien aprendida, ahora tocaba demostrar esa teórica superioridad en el verde. La apuesta de Crespo, de ir siempre a por más en cada partido, con independencia del resultado, con capacidad para dominar desde la posesión, pero también de matar a la contra, y sobre todo la suficiencia de un grupo con una veintena de jugadores con vitola de titulares en la cuarta categoría nacional, dibujó un camino de lo más plácido.
La carta de presentación en la recién creada Segunda RFEF fue un 1-5 en Chapín, con remontada ante otro teórico aspirante, triunfo al que siguieron otros tres en las cinco primeras jornadas -la quinta fue un empate en Tamaraceite- y hasta nueve en las diez primeras. Fue entonces cuando llegó el único tropiezo en el verde de toda la liga regular, un 1-0 en Villanueva de la Serena que no hizo más que motivar aún más a los blanquiverdes. Líderes de principio a fin, el único bache llegó en el tramo final de la primera vuelta, cuando tras caer en la Copa del Rey ante el Sevilla con muy buena imagen (0-1), el conjunto de Crespo sólo fue capaz de saldar tres salidas consecutivas -en cuatro jornadas- con otros tantos empates.
Pero de ahí hasta el final de la competición, los blanquiverdes apenas si se dejaron otras tres igualadas, todas también a domicilio, y una derrota en los despachos en la visita al San Fernando canario, cuando el 0-3 logrado en el verde se convirtió en un 3-0 por la actuación de Javi Flores, que cumplía sanción. Con esa superioridad y unos números de récord -aunque este duró solo un año porque luego se encargó de superarlo el Antequera-, el ascenso a Primera Federación llegó con cuatro semanas de antelación y en el descanso del choque en el Romano José Fouto de Mérida, conquistado por la afición cordobesista.
La derrota del Cacereño en el derbi en La Serena certificó lo inevitable, y dejó en anécdota el triunfo por la mínima posterior -Casas anotó en el minuto 84- ante los emeritenses. Era el 16 de abril de 2022, y tanto la plantilla como el cordobesismo, sobre todo el desplazado, lo celebraron a lo grande, incluso en Las Tendillas, aunque nada tuvo que ver con otras fiestas por hitos similares. Tal vez en esto tuvo que ver el hecho de que ese salto se veía más como una obligación que otra cosa. Y es que ver al CCF tan abajo, algo que solo había ocurrido en la campaña 84-85 (entonces en Tercera), no debe volver a pasar.
Por mucho que temporadas así estén llenas de alegrías y satisfacciones, porque las victorias son muchas más que las derrotas. Y es que no hay que olvidar que ese curso 21-22, además del ascenso a Primera Federación, dejó como regalo también un título en las vitrinas de El Arcángel. El cuadro cordobesista conquistó también la Copa Federación tras dejar en la cuneta a la Balompédica Linense, el Juventud de Torremolinos y el Xerez a domicilio, y solventar luego en casa tanto la semifinal con el Ebro como la final con el Guijuelo con triunfos por la mínima. Este último partido, con el estadio lleno, tuvo la firma del capitán Javi Flores, que anotó el gol que convirtió el 23 de noviembre de 2021 en una gran fiesta.
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