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El Escáner
El Córdoba CF perdió en Granada, ante el que era el colista del Grupo 2 de Primera Federación, el partido quizás más intrascendente de toda la temporada pero también el que puede hacer más daño por llegar en un momento del curso en que se atisba cercano el momento cumbre. Ese punto álgido no es otro que las eliminatorias por el ascenso, a las que la entidad blanquiverde ha fiado su objetivo de regresar por fin al fútbol profesional después de acumular fiascos desde aquel triste descenso con el que coronó la temporada 2018-2019.
El revés encajado ante el filial nazarí hizo mucho más daño por las formas que por el fondo, pues a efectos clasificatorios la posición del equipo de Iván Ania, ganada con el brillante trabajo acumulado durante meses de una plantilla que arrancó con momentos tensos el curso, sigue siendo privilegiada. En absoluto peligra para el Córdoba CF finalizar la fase regular en segunda posición, por más que el revolcón sufrido en Los Cármenes impidiera que los blanquiverdes asegurasen la tercera plaza matemáticamente y dejasen la segunda hecha a falta de la certificación de los números.
Si no media un descalabro de todo punto improbable, el Córdoba certificará esa segunda plaza para llegar al play off con las ventajas que la normativa le otorga al poseedor de dicho puesto. Y lo hará, a buen seguro, más pronto que tarde, entre otras cosas por la mediocridad en la que andan sumidos sus más inmediatos perseguidores.
Ni el Ibiza ni el Málaga, que han perdido hace semanas el exigente ritmo de puntos necesario para desbancar a los blanquiverdes, parecen amenazas reales para un equipo que, eso sí, concedió con su soberbio traspiés el ascenso al Castellón con tres semanas de antelación. Una situación triste que duele por la forma en que llegó, siete semanas después de que el conjunto blanquiverde asaltara Castalia y se ganase el derecho a soñar con un ascenso directo al que se acercó por méritos propios, pero que ha terminado dejando escapar también por sus deméritos.
La cara más negativa de ese varapalo sufrido en Granada es, sin lugar a dudas, la imagen dejada ante un equipo que llevaba semanas descendido y con nada en juego más que el orgullo de competir de manera digna hasta la última semana. El Córdoba CF fiable y sólido de (casi) toda la temporada no compareció en Los Cármenes, para regocijo de un Germán Crespo que se cobró su particular vendetta ante el club que lo destituyó en el tramo final de la pasada temporada y que, por cierto, le sigue abonando la nómina de aquel contrato que firmó solo unos meses antes de tener que abandonar la entidad.
A tres semanas de afrontar un play off de ascenso, las sensaciones de desconexión y bajada de brazos que transmitió el equipo no son el escenario más halagüeño para seguir descontando fechas hacia la hora de la verdad. Cabe esperar que lo sucedido en Los Cármenes no vuelva a repetirse, porque el efecto controlado que tuvo esta vez el revés puede multiplicar su incidencia si se repite cuando ya no haya red de seguridad.
Después de la lamentable imagen ofrecida en Granada, el club optó por cerrar filas. Eso sí, a su particular manera. En el ámbito deportivo la rutina semanal sigue por los derroteros de los últimos meses. El equipo trabajará a puerta cerrada, para preservar esas "cuestiones tácticas" a las que Iván Ania se refirió hace un par de jornadas y que, a tenor de lo visto, no sirvieron para frenar la indecorosa derrota ante el colista.
En el plano institucional, el mensaje de unidad llegó tras un consejo de administración que volvió a celebrarse a puerta cerrada y por sorpresa. El club volvió a reiterar la "buena sintonía entre la propiedad del club y la actual gestión", en una reunión de la que solo trascendió la versión oficial.
Más tarde, desde El Arcángel también se divulgaron fotos del técnico, Iván Ania, charlando amigablemente con Abdulla Al Zain, el presidente de un consejo de administración que está más lejos de los focos mediáticos que nunca. Nada trascendió de esa conversación, aunque a buen seguro la imagen ofrecida ante el Recreativo Granada no fue motivo de satisfacción para los mandamases de la entidad.
Con la idea de recomponerse cuanto antes y olvidar el reciente traspiés, el Córdoba CF quiere transmitir unidad, sabedor de que su posición deportiva todavía es más que positiva. Eso sí, más vale que esa cara B mostrada en Granada no vuelva a aparecer de aquí al final del curso, para no poner en cuestión esa sintonía que el club exterioriza pero que, como todo en el mundo del fútbol, depende principalmente de que la pelota siga entrando.
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