El Córdoba CF se baja del barco en Linares (2-1)

Otra semana más en caída libre. Si alguien aún otorgaba alguna opción a este Córdoba CF de alcanzar un puesto en el play off de ascenso, que se vaya olvidando. Los blanquiverdes volvieron a ofrecer un pobre espectáculo ante el Linares para ampliar hasta límites insospechados una negra dinámica que le aleja de cualquier objetivo ambicioso y le acerca a una temporada de fracaso estrepitoso. Así y solo así se puede calificar un curso que empezó de cine pero que está acabando transformado en una pesadilla cuyas consecuencias irán, a buen seguro, más allá de la presente temporada.

Y es que con el equipo en plena descomposición, el técnico perdido en sus labores desde hace semanas, y una directiva que no ataja el problema de raíz, la pregunta que cabe hacerse es si el Córdoba ganará al menos un partido más antes de irse de vacaciones a finales del mes de mayo. Con el desempeño actual, complicado lo tendrá un conjunto que sigue vagando como alma en pena por los campos de fútbol, al que ni los cambios de sistema le agitan y que hace semanas que navega sin nadie al timón en el césped, pero tampoco en el banquillo y el palco.

Al término de la jornada trigesimoprimera el Córdoba será séptimo y el play off puede marcharse hasta los ocho puntos de distancia, en función del resultado que coseche este domingo el Celta de Vigo B. Hasta el menos avispado puede adivinar lo que eso significa: temporada finiquitada y dos meses de desgaste absoluto por delante.

Acuciado ya por la urgencia de sacar un resultado positivo, y después de vivir una semana de lo más complicado, Germán Crespo por fin se decidió a variar su dibujo inicial para reforzar el centro del campo. El granadino apostó por colocar a Javi Flores como mediocentro, acompañado de Diarra y Armando Shashoua en el rol de volantes. Un dibujo que permitió al CCF igualar la batalla en la medular, pero ni mucho menos dominar o hacer un fútbol convincente.

De hecho, las dudas asomaron ya desde los primeros instantes. Y de nuevo a balón parado. Una falta lateral que colgó Varela la remató Javi Duarte en el segundo palo tras ganarle la pugna a Calderón. El balón no cogió portería de milagro. El Linares plasmó su mejor salida al campo con otra acción rápida de Sancris por la derecha cuyo centro Carlos Marín no atajó y Alberto Jiménez despejó antes de que Hugo Díaz empujase el balón a gol.

A esas primeras acciones respondió el Córdoba de manera tímida con un par de acercamientos. El primero lo protagonizó Shashoua por el costado izquierdo y el segundo llegó en una internada de Carracedo. Ambos finalizaron sin remate final. Y es que al equipo de Germán Crespo le sigue costando una barbaridad acumular tres pases seguidos sin imprecisiones, lo que complica el juego ofensivo.

Apoyado en su mayor intensidad en el centro del campo, el Linares siguió haciendo daño en la zona de tres cuartos del campo. Desde ahí arrancó Campabadal desde la derecha y hacia el interior para filtrar un pase a Hugo Díaz, que ganó la espalda de los centrales pero remató desviado ante Carlos Marín. Antes de que el partido cayera en unos minutos de ida y vuelta totalmente intrascendentes, Willy finalizó con un disparo raso un pase de Simo, obligando a Samu Casado a desviar el balón.

En el cuarto de hora final del primer acto, fue el Linares el que acumuló más ocasiones para haberse adelantado. Carlos Marín tuvo que salvar el gol en el 33', cuando Fermín remató un balón que Calderón había dejado muerto en su área de manera imperdonable. El almeriense fue, una vez más, fundamental para evitar que su equipo se viese por debajo en el marcador. En el córner, Caro remató desviado.

Los de Germán Crespo, pese a su mala parte, se quitaron la sensación de agobio con dos buenas acciones de Simo. En la primera, el hispano-marroquí trazó una diagonal para ceder a Calderón el balón, que centró sin que Willy pudiese rematar por centímetros. Antes del descanso, otra jugada iniciada por Simo la finalizó el hispano-marroquí con un tiro a bocajarro que Samu Casado desvió con apuros. Un alivio tras 45 minutos bastante discretos.

Esa tímida reacción de su equipo en el tramo final de la primera parte no debió convencer a Germán Crespo, que a las primeras de cambio se cargó su innovación para volver a desproteger el centro del campo en busca de más mordiente arriba. El resultado, se lo puede imaginar, fue el mismo que viene cosechando desde hace tres meses.

El Córdoba se desconectó al perder la poca presencia que había mostrado en el centro del campo y ahí empezó el Linares a ganar el partido. Lo acercó para los azulillos un tanto de Hugo Díaz que nació prácticamente de la nada. Un saque de banda, un balón dividido y un voleón de zurda del cordobés para adelantar a los suyos. Qué fácil es hacerle daño a este Córdoba.

El tanto del ariete cuco ya fue una losa para un CCF que bajó los brazos física y mentalmente. El Linares tuvo entonces a merced a un equipo sin capacidad de respuesta y con un técnico que ya no sabe qué tecla tocar para que el piano suene de forma decente. Con ese panorama, era sencillo adivinar que el 2-0 llegaría pronto. Y fue a la hora de juego, con un centro desde la derecha que nadie acertó a despejar hasta que Fermín la enganchó de volea para batir a Carlos Marín.

Ese tanto desató ya el bochorno. Germán Crespo quemó sus naves con unos cambios de lo más extraño y su equipo no mejoró ni un ápice. Solo el coraje de Casas sirvió para generar alguna acción peligrosa en ataque, como un remate tras pase de Puga que rechazó un defensa. El reloj marcaba los minutos sin que el CCF diese señales de vida y fue el rambleño, en un córner que botó De las Cuevas, el que enganchó a los suyos con un cabezazo que le sirve para dejar su negra racha goleadora atrás.

Claro que ya era el minuto 84 y el empate parecía misión casi imposible. Y eso que el Linares pareció querer facilitarlo. A los azulillos le entró de repente el miedo a perder un triunfo que ya saboreaban y esas dudas las utilizó el Córdoba para, al menos, merodear el área defendida por los locales. Poca claridad, sin embargo, encontró en el remate un equipo que acabó con un caos táctico que ejemplifica a la perfección el momento que atraviesa. La temporada, salvo milagro, está finiquitada, y eso lo saben perfectamente en el club. Pero esa dolorosa certeza no debe llevar a los responsables del proyecto a eludir la obligación de tomar decisiones. Porque cada semana que el CCF vaga como alma en pena es una piedra contra el proyecto venidero.