Las notas de los jugadores del Córdoba CF ante el Nàstic

Nàstic-Córdoba CF

Piovaccari, aislado en ataque, fue el único que se salvó del naufragio, fabricándose tres ocasiones

Quezada intenta arrebatar la pelota a Salva Ferrer. / LOF

CARLOS ABAD Paradón. Tuvo que intervenir a los 13 segundos y desde entonces asistió al vendaval de ocasiones granas casi sin trabajar por la falta de tino local. Sacó una mano espectacular a tiro de Suárez.

LOUREIRO Penalti. El incisivo Javi Jiménez le obligó a trabajar mucho en campo propio. Cuando se apuntó al ataque, le faltó poner algún centro bueno. Cometió un claro penalti en el 85' que el árbitro no quiso ver.

QUINTANILLA Superado. Mientras el partido estuvo empatado, mantuvo el tipo, aunque con sufrimiento. Con diez, y con espacios, le costó mucho más al tener que medirse en velocidad a los atacantes granas.

LUIS MUÑOZ Sin fuerza. Tirado al perfil izquierdo, perdió claridad para iniciar el juego. En su principal tarea tuvo muchos problemas con la movilidad de Luis Suárez, y tampoco midió bien sus acciones con Barreiro.

QUEZADA Desbordado. Aunque comenzó buscando el campo contrario, terminó sufriendo muchísimo para contener a su par. Pipa le ganó siempre la partida y Salva Ferrer, la vez que lo midió, hizo lo propio.

VALLEJO Sacrificado. Con balón se incrustó de manera continua entre los centrales para dar una salida clara y sin riesgo. Sin él, aguantó como pudo la medular. Relevado en la búsqueda del equilibrio con 10.

JAIME ROMERO Ida y vuelta. Por momentos pareció enchufado, pidiendo el balón continuamente, aunque sin acierto. Tras el descanso, y sobre todo tras el gol en contra, se fue del partido, en ataque y en defensa.

ÁLVARO AGUADO. Intención. En su vuelta al equipo, se ofreció de manera continua, más en el primer acto que en el segundo, pero no supo conectar con la línea ofensiva. Terminó engullido por la medular local.

DE LAS CUEVAS Error letal. En su segundo partido como volante interior, el alicantino casi no apareció. Y cuando lo hizo fue para perder un balón en campo propio que le costó la roja... y el 1-0 en el libre directo.

SEBAS MOYANO. Para atrás. Asentado en el once, volcado al costado izquierdo, se le vio más en tareas defensivas que en posesión de la pelota. Impreciso en el pase y control, intentó el primer tiro a puerta.

PIOVACCARI. Inventor. Sus dos goles ante Las Palmas y la baja por enfermedad de Jovanovic le abrieron de nuevo la puerta de la titularidad. Fiel a su estilo, durante muchos minutos pareció que el partido no iba demasiado con él, quedando como una isla entre los zagueros del Nàstic, tanto a la hora de atacar como a la hora de echar una mano en defensa. Sin embargo, al final fue el único que se salvó del naufragio colectivo en el Nou Estadi, con una segunda parte en la que se fabricó las tres únicas ocasiones de gol del Córdoba. En la primera se topó con Bernabé tras una arrancada en la que dejó atrás a toda la defensa; en la segunda Salva Ferrer le quitó el balón en última instancia jugándose el penalti, y en la tercera se inventó una chilena desde la frontal que el meta desbarató con un paradón.

ANDRÉS MARTÍN Invisible. Su buen papel en el partido anterior le dio el rol de primer recambio. Entró otra vez por Sebas, tirándose a la izquierda, pero esta vez su influencia fue menor, pues casi no tocó la pelota.

QUIM ARAUJO Manijero. En inferioridad numérica y en desventaja, entró para equilibrar el centro del campo y aportar verticalidad. En lo segundo estuvo aseado, pero no pudo contener las oleadas del Nàstic.

JESÚS VALENTÍN Emergencia. Fue el último cambio, relevando a Quezada, para dibujar una línea de tres centrales que liberara en ataque a Loureiro. Estuvo como el resto de la zaga: impreciso y desbordado.

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