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SD Ponferradina - Córdoba CF | Uno por uno
Ponferrada/El Córdoba CF sacó un trabajado y vital triunfo en Ponferrada ante la Ponferradina que le permite irse al partido de vuelta en esta primera eliminatoria del play off de ascensoplay off con el trabajo ya muy adelantado. El gran trabajo colectivo de los blanquiverdes minimizó a un rival maniatado y falto de ideas que claudicó ante la personalidad y paciencia de los blanquiverdes, merecedores del triunfo que lograron. Isma Ruiz, con su trabajo incansable en la medular, fue el mejor de los blanquiverdes, pese a que los focos se los llevó Albarrán con su gol para poner a los cordobesistas en ventaja en la eliminatoria.
CARLOS MARÍN. Seguro. No tuvo excesivo trabajo pero estuvo muy seguro y firme cuando tuvo que intervenir, especialmente en los balones laterales con los que la Ponferradina trató de hacer daño. Seguro bajo palos.
ALBARRÁN. Atrevido. Un gran partido del lateral catalán, que además de hacer el gol de su equipo para el 0-1 fue un dolor de cabeza constante para los rivales con sus atinadas subidas por banda. Está a un nivel espectacular.
LAPEÑA. Imperial. Un seguro de vida para la zaga blanquiverde, imperial en los balones laterales que buscó el contrario, preciso en el paseo a la hora de sacar el balón y atento para corregir las pequeñas fallas de sus compañeros.
MATÍAS BARBOZA. Creciente. Arrancó algo nervioso, normal por la responsabilidad, y tuvo alguna acción en la que dudó a la hora de sacar el balón. Poco a poco fue creciendo en el partido y terminó rehaciéndose bien.
CALDERÓN. Recuperado. Su regreso al once inicial después de la pequeña lesión que sufrió en la jornada 37 fue una gran noticia. Aunque no tuvo un gran protagonismo en ataque, se le vio bien físicamente. En defensa cumplió.
ISMA RUIZ. Incansable. El granadino fue una de las piezas clave del Córdoba, quizás el mejor de los blanquiverdes en El Toralín. Trabajo espectacular en la recuperación del balón y para dar salida fácil al juego de su equipo.
DIARRA. Multiplicado. El mediocentro fue ese todoterreno que acostumbra, con esfuerzos ofensivos y defensivos seguidos y sin secuelas. En la presión estuvo atinado y además se descolgó bien en sus típicas acciones ofensivas.
CARRACEDO. La tuvo. El extremo derecho del conjunto blanquiverde hizo un trabajo incansable durante los 84 minutos que jugó en El Toralín. En la primera parte tuvo una gran ocasión para marcar, pero el faltó temple y precisión.
KUKI ZALAZAR. Providencial. El hispano-uruguayo dotó al equipo de mucha movilidad en la mediapunta y de un golpeo tenso y preciso en las acciones a balón parado. Fruto de una de ellas llegó el gol de Albarrán. Gran partido de Kuki.
ADILSON MENDES. Vigilado. Carrique le sometió a una gran vigilancia durante todo el partido, tratando de descentrarlo con acciones de contacto constantes. Aún así, el portugués fue un dolor de cabeza para la defensa blanquiazul.
CASAS. Trabajador. No tuvo apenas ocasión para probar a Andrés Prieto, aunque su labor de desgaste con los centrales de la Ponferradina fue fundamental. Protagonista indirecto en el gol de Albarrán con su presencia en el área pequeña.
TORIL. Bregador. No era el partido más propicio para lucir pero el balear tuvo claro que lo primero era ayudar al equipo. No negoció un esfuerzo en la presión y su presencia en el área rival incomodó a los centrales de la Ponferradina constantemente.
ÁLEX SALA. Control. Iván Ania tiró de él en los minutos en los que la Ponferradina buscó dar un paso adelante en busca de la reacción. Hizo lo que le pidió su técnico, dar a su equipo temple y más salida de balón.
SIMO. Testimonial. Sin tiempo para lucir en ataque, lo mejor que aportó el hispano-marroquí fueron un par de acciones defensivas que terminaron de sepultar las opciones de la Ponferradina en los minutos finales del partido.
ÁLVARO LEIVA. Rápido. Tuvo apenas un par de apariciones en los pocos minutos de los que dispuso y mostró una chispa y velocidad que vino bien al conjunto blanquiverde para estirar líneas y alejar el balón de su portería.
KIKE MÁRQUEZ. Sin tiempo. El capitán no tuvo apenas tiempo de entrar en contacto con la pelota, cuando entró el choque estaba ya camino del final. Aportó temple para que su equipo aguantarse el arreón final de la Ponferradina.
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