Tribuna Económica
Gumersindo Ruiz
La casita de Jesús
Córdoba CF
El Córdoba CF ya tiene la mente puesta al cien por cien en su primera eliminatoria del play off de ascenso a Segunda División, en la que la Ponferradina será su rival. El conjunto berciano ha sido, de los ocho equipos que acceden a los cruces en busca del salto de categoría, el último en asegurar su billete. El cuadro de Ponferrada certificó la quinta plaza en la última jornada de liga y ahora se prepara para un enfrentamiento muy exigente ante el Córdoba.
Para la Ponferradina, la temporada 2023-24 no ha sido nada sencilla. Obligados a pelear por el ascenso directo desde el primer momento, dada su condición de equipo recién descendido y a tenor de su apuesta deportiva, los bercianos han estado durante gran parte del curso por debajo de las expectativas marcadas, pese a que en momentos puntuales del curso llegaron a liderar el Grupo 1 de Primera Federación.
Sin embargo, esa exigencia de ser dominadores en una competición en la que las alternativas han sido una constante durante todo el curso llevaron al club a agitar su proyecto tras la jornada 28 de liga, destituyendo a Íñigo Vélez y apostando por Juanfran García en busca de una mejoría que no llegó. El técnico valenciano, de hecho, cogió al equipo en cuarta posición con diez partidos por delante y ha culminado la liga regular en la quinta plaza y con unos discretos números de cuatro victorias, cuatro derrotas y dos empates en ese tramo final.
Sus números en global tampoco son excesivamente llamativos. Los de El Bierzo han ganado solo 17 partidos (seis menos que el Córdoba CF), empatado 13 y perdido ocho. Un bagaje que se ha traducido en 64 puntos, 13 menos que los blanquiverdes en el Grupo 2 de Primera Federación. Su balance de goles a favor (38) y en contra (26) deja también a las claras qué tipo de equipo es la Ponferradina. Los bercianos son la tercera mejor defensa de entre los ocho equipos que disputarán el play off de ascenso, al mismo tiempo que presentan -y de largo- los peores números en ataque en ese grupo de equipos de la zona noble. En esa última faceta han hecho nada más y nada menos que 28 goles menos que el Córdoba CF.
En cuanto a su esquema de juego, la Ponferradina es un equipo que durante todo el curso se ha debatido entre dos planteamientos: el 4-2-3-1 y el 3-5-2. Durante las 28 jornadas que Íñigo Vélez dirigió al equipo la balanza se decantó más hacia ese sistema de tres centrales y carrileros largos, algo que no dio unos resultados excesivamente buenos. Por eso, a su llegada, Juanfran García intentó consolidar un 4-2-3-1 que posteriormente ha tenido que alternar con ese esquema más conservador, sobre todo cuando enfrente ha tenido equipos dominadores con el balón como puede ser el Córdoba CF.
En base al esquema utilizado, y sobre todo en función de si juega en El Toralín o como visitante, a la Ponferradina se le identifican dos caras bien distintas. En casa, el cuadro de El Bierzo suele apostar por una presión más alta, tratando de robar en campo rival para ser verticales, sin necesidad de elaborar demasiado el juego, que en la mayor parte del tiempo suele ser más directo.
La prioridad de su planteamiento es la solidez defensiva y el tratar de minimizar el daño atrás, para intentar exprimir un potencial ofensivo que durante todo el curso se ha mostrado escaso. Basta señalar para darse cuenta de ello que la media de goles del equipo es de uno por partido. Un registro bastante pobre para un candidato al ascenso que tiene en Yuri de Souza a su máximo goleador (cinco dianas) y a Samuele Longo (solo dos goles) como su ariete titular.
Ahora bien, con 26 dianas encajadas, la Ponferradina ha logrado mostrarse como un equipo sólido y fiable en defensa que ha dejado su portería imbatida en 18 de los 38 partidos de la liga regular. De ello tiene buena culpa Andrés Prieto, el portero que lo ha jugado todo y un hombre de absolutas garantías con extensa trayectoria en el fútbol profesional.
Cuando actúa como visitante, la Ponferradina es un equipo al que no le importa renunciar a la presión alta y esperar a su rival en campo propio con las líneas bien ordenadas. Lejos de El Toralín solo ha perdido cuatro partidos, principalmente por ese planteamiento más conservador en el que ha abundado el 3-5-2 como esquema inicial.
Como fortalezas del conjunto de Ponferrada, al margen de esa solidez defensiva ya reseñada, hay que destacar la calidad de sus hombres de tres cuartos de campo. Josep Cerdá y Borja Valle son los extremos que más ha utilizado Juanfran y ambos son capaces de aportar velocidad y llegada desde las bandas. Por dentro, el joven Yeray Cabanzón aporta calidad y llegada por sorpresa, como demostró por ejemplo en el gol que sirvió para certificar el play off en el partido ante el Teruel.
En la medular, la Ponfe es un equipo batallador. Pol Llonch o Markel Lozano son los mediocentros defensivos y con un perfil claramente destructor. Juanfran suele utilizar a uno de ellos, dando el mando del equipo a Clavería, el jugador con mayor capacidad de marcar el ritmo del juego en su plantilla. Su alternativa es el nigeriano James Igbekeme, más físico y capaz de asomar con facilidad por el área rival.
A estas alturas, la pregunta que más se hace Iván Ania es cómo puede hacerle daño el Córdoba CF a la Ponferradina. Pese a su solidez, el equipo berciano tiene ciertos puntos débiles que son bastante evidentes y que los blanquiverdes pueden aprovechar si son capaces de acercarse a su mejor versión.
Por un lado, la Ponferradina es un equipo que sufre a la espalda de sus centrales. Sibille, consolidado en las últimas jornadas, es el más rápido de ellos aunque menos contundente en el juego aéreo. Andújar, por su parte, es fuerte y dominador pero sufre mucho a sus espaldas, especialmente ante equipos combinativos y con esa capacidad que tiene precisamente el Córdoba CF de sacar a los centrales de su zona de confort y buscar su espalda.
Ese juego entre líneas, con Kuki Zalazar como hombre clave para Ania, puede ser determinante en la eliminatoria, toda vez que la Ponferradina tiene a ser un equipo con problemas para contrarrestar ese fútbol combinativo y veloz. Con velocidad, sus laterales pueden ser vulnerables y, aunque por arriba los centrales aportan seguridad, los balones atrás de los extremos apurando línea de fondo les causan muchos problemas, pues su repliegue defensivo desde la segunda línea es manifiestamente mejorable.
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