Abandono fuera, abandono dentro
Córdoba cf
Tras una vuelta completa sin ganar, el Córdoba ya es el peor colista en los últimos 20 años. La expedición hizo frente a la merienda-cena de regreso de Granada.
Cuando José Antonio Romero advirtió en la previa de la visita a Granada que el Córdoba llevaba descendido desde su llegada al banquillo, no le faltaba ni una pizca de razón. O sí, porque quizás se quedó hasta corto. El conjunto blanquiverde hace mucho tiempo que dejó de ser equipo de Primera División, una categoría que se ha demostrado con el paso del tiempo que le venía enorme. No sólo en lo deportivo, que también, sino en lo institucional. Las fracturas en todo lo que rodea al club se hacen cada día más evidentes y, eso, por supuesto, afecta a las actuaciones de la plantilla en el verde. De hecho, con la derrota en Los Cármenes, el cuadro cordobesista completó una vuelta sin conocer la victoria, algo que refuerza su condición de peor colista de la categoría en las últimas 17 temporadas y lo deja a un paso de ser el segundo equipo más pobre desde que la liga pasó a otorgar tres puntos por triunfo. Pero, claro, ese abandono en el campo, no es un oasis en medio del desierto; desde fuera, la directiva se están encargando de aumentar la sensación de dejadez que transmite el equipo en cada actuación. En el desplazamiento a Granada, la expedición tuvo que hacer frente a los gastos de la habitual merienda-cena postpartido, un hecho que lejos de ser aislado se ha venido produciendo en los viajes del último mes y que demuestra el poco tacto de los dirigentes hacia sus asalariados por muy mal que lo estén haciendo.
El Córdoba enlazó en Granada su decimoctava jornada sin ganar, pues su último triunfo fue el 12 de enero en Vallecas, ante un Rayo que el próximo fin de semana será invitado en la despedida en El Arcángel por este curso. Desde entonces, apenas tres empates: ante el Eibar en la última jornada de la primera vuelta y dos en las visitas a La Coruña y Villarreal, ya con Romero al mando. Dos puntos que suponen, por el momento, la peor vuelta en la historia de la Liga desde que imposición de los tres puntos por victoria -campaña 95-96-, superando los 3 que logró el Sporting en la primera de aquella temporada en la que estableció un récord negativo al descender como colista con apenas 13. Esa marca, al menos, ya fue superada por un equipo blanquiverde que, eso sí, tiene el peor registro desde entonces a estas alturas (jornada 36), marca que mantendrá en caso de acumular una derrota más en alguna de las dos jornadas que restan. Claro está que si ganara los dos partidos -ante el Rayo y el Eibar- aún podría superar a un Málaga que firmó 24 en la 05-06; el Betis, que hizo 25 la pasada, y el Murcia (03-04) y el Levante (07-08), que llegaron hasta los 26. Visto el empeño de algunos, no sería raro pensar en que la plata en esta dudosa clasificación puede estar más cerca que nunca.
Claro está que aún quien está dispuesto a velar por el honor y la dignidad en la caseta. Al menos, su enfado durante el partido y, sobre todo, ya en el vestuario de Los Cármenes, así lo demuestra. Ver las sonrisas de jugadores como Pantic y Fede Cartabia tras encajar el segundo gol que decidía el partido, o las expulsiones tan descaradas de Íñigo López o el propio atacante argentino no pudo ser reprimido por algunos de los que tienen contrato en vigor para el próximo curso, esos a los que los colores blanquiverdes les siguen importando, que se encargaron de recordárselo con palabras y algo más fuera de los focos. Ahora es cuestión de ver si el club toma también cartas en el asunto para que la despedida de la élite no siga manchando el escudo de la entidad.
Sin embargo, parece difícil pensar que será así, sobre todo viendo la importancia que este final de temporada tiene ya en las oficinas de El Arcángel. Porque si ya el hecho de que el equipo viajara a Granada apenas cinco horas antes del partido indicaba que lo que ocurriera en Los Cármenes no importaba nada -hasta la fecha el equipo sólo había viajado en el día a Valencia, pero el choque era a las 22:00 y el desplazamiento se hacía en AVE-, lo de la vuelta es difícil de explicar. Al contrario que a lo largo de gran parte del curso, el club no puso a disposición de jugadores y cuerpo técnico alimento alguno para la conclusión de un partido que por la hora obligó a un almuerzo temprano y por la calor pedía recuperación rápida. El grupo tuvo que pagar unos bocadillos para la merienda-cena de regreso, algo que además no es la primera vez que ocurre, pues viene siendo habitual de unas semanas a esta parte para enfado de los profesionales. No parece que sea la mejor manera de motivar a nadie, ni mucho menos de despedirse de una Primera División que es algo más que estar entre los 20 inscritos en la Liga.
También te puede interesar
Lo último