Abrazo por los héroes en El Arcángel
Miles de cordobesistas hacen colas al sol durante horas para conseguir las invitaciones que les llevarían a vivir uno de los momentos más históricos vistos en el estadio del Arenal
Los cordobeses no fallaron. El baño de masas era de prever y los aficionados respondieron de la mejor forma posible. El estadio de El Arcángel nunca se vio en otra igual, escoltado por miles y miles de cordobesistas que no querían perderse una celebración histórica, de esas que son míticas antes incluso de que sucedan, de esas que se quedan grabadas para siempre en el corazón de quienes han tenido que esperar más de 40 años para ver a su equipo en la máxima categoría que tiene el fútbol español. De primera son los jugadores y de primera fueron todos aquellos que desde primera hora comenzaron a rodear el reino cordobés para conseguir la invitación que les permitiera entrar al estadio para ver la llegada de los héroes.
Alrededor de las 10:30 abrieron tres de las taquillas del Arcángel para que los aficionados comenzaran a recoger sus invitaciones. A todo el que llegaba se le daban cinco entradas, por lo que no era raro ver a grupos de amigos que habían conseguido acceder juntos y posaban con una hilera de billetes que bien podían haberle hecho frente a las colas blanquiverdes. Y eran colas, en plural, porque llegaron incluso a triplicarse al dar la vuelta cuando la marea llegaba hasta la tienda del estadio. Bajo un calor sofocante y un sol que apretaba cuando se iba acercando el mediodía, no dejaban de llegar personas, desde el Balcón del Guadalquivir o desde el Puente del Arenal, que se iban sumando a las largas hileras a las que ni siquiera se les veía el final.
Aunque al principio el orden se estableció en las taquillas, cuando iba pasando el tiempo y la cola se agrandaba, la gente ya empezó a agolparse casi sin método con ese ansia cordobesista de ser testigos de algo grande. Los abonados no tuvieron que esperar ni armarse de paciencia ya que con el carné de socio la entrada estaba asegurada.
Fueron muchos los que se quedaron sin invitaciones y otros tantos los que a eso de las 15:00 se rindieron y prefirieron dejar la celebración para las Tendillas. Y es que al mediodía las invitaciones habían volado y El Arcángel colgaba el cartel de no quedan entradas para llegar a un lleno más que memorable.
Allí estaban Fran y Dani, con la voz algo tomada de la celebración del domingo, que llevaban desde las 11:30 haciendo cola para conseguir ese tan ansiado tesoro que eran las invitaciones. "Vamos a la estación a recibirlos, luego venimos al estadio y después iremos para las Tendillas", así marcaban estos dos amigos su recorrido, su camino a seguir, su sendero a la gloria cordobesista. La celebración junto a los jugadores, los de la hazaña ante Las Palmas, estaba asegurada, con entrada o sin ella, porque el paseo recorrió media ciudad, pero vivirlo en el Arcángel, en casa, esa era la aspiración de todos aquellos que se acercaron hasta el Arenal.
Y esas ansias y esas ganas de conseguir un lugar privilegiado fueron las que protagonizaron algunos momentos que no deberían de haberse producido. Algunos llegaban bastante rápido al inicio de la cola y eso hacía sospechar al resto, que en más de una ocasión pitaron y gritaron algunos insultos a esos que no tenían ganas de esperar.
Pero todos estos hechos quedaban aislados cuando por fin conseguían llegar a la taquilla y sacar sus cinco invitaciones para luego tomarse una foto para el recuerdo. Esa era la instantánea, esa en la que portaban a modo de bandera su billete, con ese mensaje eterno que se podía leer en él: Hemos vuelto... ¡somos de primera!
La fiesta vendría después. Cuando Córdoba se echó a la calle para recorrer sus calles al lado del autobús que transportó a los jugadores desde la estación hasta el estadio, donde los cordobesistas rugieron como nunca con esa rabia que da la alegría contenida de saber que los sueños, después de 42 años, se hacen realidad.
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