Antonio Reyes, toda una vida dedicada al balonmano

Balonmano

El técnico cordobés, un gran maestro que da lecciones a los más pequeños de este deporte, reconoce a 'el Día' que seguirá "mientras haya niños y funcionen las escuelas"

"En el Córdoba Balonmano somos un poquito nómadas y ser nómada en un deporte minoritario es complicado", indica

Antonio Reyes posa para 'el Día' en una portería del polideportivo de Fátima.
Antonio Reyes posa para 'el Día' en una portería del polideportivo de Fátima. / Juan Ayala

Antonio Reyes (Córdoba, 1956) es el alma mater del Córdoba Balonmano. Lo ha sido todo en un club que vio nacer y en el que sigue dando lecciones de lo que más le gusta a los más pequeños. "Estamos haciendo un poquito por las tardes con los juveniles y las niñas del año que viene", apunta a el Día el preparador cordobés.

El balonmano es su pasión y no frena en su lucha por sacar lo máximo a los jugadores que se ponen en sus manos. Eso sí, "julio y agosto habrá que desenchufar un poco porque todo el mundo necesita descansar", reconoce un Antonio Reyes que lleva toda una vida ligada a un deporte que le ha dado de todo.

Antonio Reyes comenta que como entrenador empezó en la temporada 75-76: "Era otra historia, era otro ambiente y era la casa de todo el mundo". Por aquella época, "solo había baloncesto y balonmano. Éramos dos grupos, un tiempo estaba el baloncesto y otro el balonmano y estábamos allí todo el día. Era otra historia. Había un portero (de 9:00 a 22:00), un hombre ya mayor y a nosotros nos dejaba entrar casi sin pedir permiso", recuerda sobre sus inicios en el añorado polideportivo de La Juventud del Sector Sur.

Reyes apunta que "esto primero era Córdoba Oje. Empecé cuando era juvenil. No había entrenadores y José Trillo, el responsable del Sector Sur, habló conmigo porque yo era el cabecilla y me puse a entrenar. Cuando vine de la mili, la Oje había desaparecido, pero José Trillo convenció a Andrés López, que estaba en el baloncesto, e hizo una sección de balonmano".

"Era el Club Juventud de Baloncesto, pero jugábamos al balonmano. Así estuvimos tres o cuatro años hasta que subimos a Segunda, y al subir Andrés López decidió dar un paso al lado porque vio que le estaban comiendo terreno", reconoce Antonio Reyes. "Entonces después ya fundamos Ebasur (Escuela de Balonmano del Sector Sur). Prácticamente todos los que iban eran de allí del barrio. Estuvimos así un tiempo hasta que subimos a Segunda otra vez y entonces llegó Juan Rubio, con una visión más amplia, porque yo era el presidente, entrenador y jugador.... Juan Rubio vio que no tenía eso mucho futuro y le cambió el nombre. Fue el presidente y nos abrimos a toda Córdoba y empezamos a funcionar de una manera más seria (Primera B, Primera, Promoción a la Asobal y todas esas historias)", explica sobre los comienzos del club "para los años 80".

Uno de los pilares fundamentales para Antonio Reyes es que "dónde yo esté voy a basarme en la cantera. Si no hay cantera, no tiene sentido". "Por necesidades, estuve un tiempo como entrenador de séniors. Entrené dos años a Palma del Río, al equipo de Primera, pero seguí fomentando aquí la base en el Córdoba Balonmano", comenta.

Apasionado de la base porque lo que le gustan “son los niños”, admite que si su situación “hubiera sido otra”, lo mismo se hubiera decantado por pasar al “balonmano sénior”, pero ha sido “maestro desde que tenía 20 años y con la vida resuelta”. Por ello, tiene muy claro cuál era el plan: "Lo que me gusta hacer en el balonmano es ver a los niños, desde los 8, 9 o 10 años, y ver su evolución, cogerlos y ver cómo van aprendiendo, desarrollándose, cómo cambian y de ver que no tienen ni idea y empiezan a jugar. Eso es lo que más me gusta y me atrae".

Antonio Reyes posa para 'el Día' en el polideportivo de Fátima.
Antonio Reyes posa para 'el Día' en el polideportivo de Fátima. / Juan Ayala

También reconoce que "en el balonmano han cambiado muchas cosas. El deporte era independiente y los niños iban al deporte como cuando salían a la calle. El niño decía en su casa que se iba al polideportivo y el padre no veía a ese niño jugar". "Con el paso del tiempo, el deporte dejó de ser gratuito. Cuando yo empecé, nadie daba un duro para hacer deporte. Si hubieran tenido que darlo, no hubieran hecho deporte”, explica el preparador cordobés.

"Poco a poco la cosa fue cambiando y para practicar deporte empezaron a pagarse cuotas. Con el desembolso económico, los padres empezaron a interesarse. No solo empezaron, es que era necesario que se interesaran. Muchos padres se integraron en las juntas directivas, otros ayudaban en los desplazamientos…", apunta Reyes.

"Esto tiene cosas a favor y otras en contra. Cuando estaban al margen, no intervenían para lo bueno ni para lo mano. Ahora participan para todo. Los padres aprenden muy rápido, entre comillas, el deporte. Lo que un entrenador necesita de aprendizaje, un padre lo puede aprender en dos semanas. Algunos padres se guardan ese aprendizaje y otros lo quieren llevar a cabo desde la primera vez que ven a los hijos jugando. En el balonmano no ha habido gran problema, aunque en el fútbol sí se ha visto más", explica Reyes.

"El desembolso que hacen los padres no es pequeño, ya que aparte de las cuotas si el equipo es competitivo y participa en campeonatos de Andalucía, intersector del campeonato de España, campeonato de España… esa familia necesita hacer un desembolso económico bastante importante. Al padre le cambia la vida", reconoce sobre el papel actual de los progenitores.

"Ellos (los padres) se integran en el grupo en el que participa el hijo y desde que arranca en alevines siguen el día a día. De no enterarte de lo que hacía su hijo antes y ahora saben lo que hacen hora a hora. Ahora no es la gente de fuera la que va al balonmano. Cuando empezamos, era la gente del barrio que se pasaba por allí. Ahora son los padres. Están los de un equipo en un lado y los de otro en el otro lado de la grada. En esto ha cambiado mucho el deporte", apunta un Antonio Reyes que este año ha capitaneado desde el banquillo a los cadetes del Córdoba Balonmano. También ha supervisado toda la parte masculina de la entidad granate e incluso "cuando he podido, he acompañado a entrenadores si estaba disponible". "Este año he estado más descansado y he podido ver muchos más partidos y echar una mano al que me lo ha pedido, como a Jesús Escribano con el primer equipo".

También reconoce que "el balonmano tiene una ventaja respecto a otros deportes. En balonmano, hay chicos que no reciben bien un balón, que no tienen muchas cualidades y con el entrenamiento sí aprenden. Los entrenadores también han mejorado mucho. A partir que el niño paga, no tienes que obligar a que vaya. Es el padre el que tiene interés en que vaya. Por eso los niños progresan mucho y por eso a mí me encanta. Yo veo niños desde benjamines a infantiles y el cambio es radical".

Antonio Reyes posa para 'el Día' en el polideportivo de Fátima.
Antonio Reyes posa para 'el Día' en el polideportivo de Fátima. / Juan Ayala

Sobre la situación del balonmano en la ciudad, Antonio Reyes es muy claro y apunta que "en Córdoba el deporte de élite está restringido absolutamente al fútbol. Los ejemplos lo tenemos no solo en el balonmano. Cualquier deporte que no sea fútbol, en Córdoba está condenado a no tener opciones de llegar arriba". "La asignación de subvenciones es un poco particular en Córdoba, la utilización de instalaciones es un poco particular en Córdoba y luego la red empresarial también es un poco particular. Si esto lo unimos a que hay afición realmente sólo al fútbol…", explica. Además, añade que ahora "la afición no es grande y está restringida a los padres muchas veces". De este modo, "si la afición no responde, las empresas no apoyan y las subvenciones no llegan a lo necesario… Luego ves que un pueblo "X" tiene una ayuda directa de 150.000 euros, eso en Córdoba es impensable. Córdoba que es una capital con más habitantes que ese pueblo, pero la ayuda no es ni la mitad, ni la décima parte que le dan a ese pueblo. El gasto en instalaciones además es grande en Córdoba. Aquí el deporte de élite, si no es fútbol, está condenado", reconoce el preparador cordobés.

En cuanto a instalaciones, Antonio Reyes apunta que "hace falta un polideportivo intermedio. Un polideportivo que no sea Vista Alegre porque el aforo es demasiado grande para el público que atrae balonmano, pero Fátima se queda pequeño". "Una instalación intermedia estaría bien y un sitio dónde nos podamos identificar", indica. "Ahora mismo tenemos muchas horas en Fátima, pero nuestros equipos de base actualmente entrenan en Ciudad Jardín, Margaritas, Fidiana y Fátima. No hay un núcleo definido, donde puedas decir ahí está la sede del Córdoba Balonmano. Eso nos haría falta y aglutinaríamos la gente de ese barrio. Somos un poquito nómadas y ser nómada en un deporte minoritario es complicado", explica.

Con gasolina para rato, Antonio Reyes reconoce que seguirá "mientras haya niños y las escuelas funcionen". No obstante, "ese ha sido un problema gordo con la pandemia. Hemos sufrido un retroceso grande en balonmano porque las escuelas no han funcionado. Ahora están resurgiendo, pero los padres son reacios a que el niño abandone la escuela y vaya al pabellón".

"También es verdad que nuestras escuelas son gratis y el paso de la escuela al club supone un desembolso que no todo el mundo está dispuesto a hacer", comenta un Antonio Reyes. "Mientras consigamos niños y confeccionamos equipos, estaré ahí y procuraré poner mi granito de arena. Este año entrenaré juveniles y cuando acabe esta promoción, no volveré a entrenar a juvenil y me dedicaré a los más pequeños", aclara sobre el plan futuro.

Por otro lado, el descenso del primer equipo del Córdoba Balonmano "no es un paso atrás". "Yo te puedo decir que el club estará en la categoría sénior que en cada momento nos corresponda. Ahora toca Primera Nacional y no le vamos a perder la cara a la categoría y vamos a intentar recuperar la Plata lo antes posible", apunta Antonio Reyes.

"No es un paso atrás para el club, lo que sí es un paso atrás para el club es que las escuelas no nos funcionen. Te está hablando Antonio Reyes y no el presidente del Córdoba Balonmano, que pueda tener otras miras. Antonio Reyes es el responsable de la cantera y su preocupación es el fomento del balonmano y que las escuelas se desarrollen bien", explica.

Antonio Reyes posa para 'el Día' en el polideportivo de Fátima.
Antonio Reyes posa para 'el Día' en el polideportivo de Fátima. / Juan Ayala

"Me dan a elegir entre 15 escuelas funcionando y el equipo en Primera, o el equipo en Plata y las escuelas funcionando regular, y no tengo ninguna duda en elegir 15 escuelas funcionando porque eso en el futuro te daría para recuperar la categoría", apunta Reyes. El descenso supone "ahora una pequeña desilusión, pero no es un paso atrás. Para mí un paso atrás es lo que nos ha llevado la pandemia. No tenemos equipos de base de todas las edades y ese es mi objetivo fundamental: Recuperar la base, las escuelas y tener más equipos. En vez de tener 20 niños en infantiles o cadetes, tengamos 50. Eso es lo que más me preocupa actualmente". Así es Antonio Reyes, un apasionado del balonmano y toda una vida dedicada a los más pequeños y a dar lecciones magistrales para unos niños que crecen bajo su mano. Historia de este deporte en Córdoba, suma y sigue con ganas de más.

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