El Ciudad se hace con el poder

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Los ex directivos del Salsas Musa se adueñan de la gestión del Córdoba 2016

José Carlos León / Córdoba

06 de agosto 2008 - 05:02

Apenas un mes después de su puesta en marcha y cuando el club todavía no ha echado a rodar, los representantes del Ciudad de Córdoba en la directiva del Córdoba 2016 han asaltado el poder de la entidad haciéndose con el control absoluto de todas las áreas en detrimento de la parte que representa al Club Juventud, que ha quedado relegada a un absoluto segundo plano sin ningún peso específico en la toma de decisiones.

Así quedó plasmado ayer, en una rueda de prensa en la que Manolo García y Pichi Arévalo ejercieron como portavoces del área deportiva del club para dar oficialidad al fichaje de Rafael Gomariz como entrenador. La tercera pieza de ese engranaje es Santi Gisbert, pero a día de hoy su voto no cuenta para nada.

De hecho, los puntos de fricción en el área deportiva comenzaron mucho antes. Todo empezó cuando en la creación de la sociedad, el Ciudad de Córdoba impuso a última hora la entrada de Arévalo como directivo junto a Martín Torres y el propio Manolo García, cuando en principio sólo iba a haber dos representantes de cada club en la nueva junta. Santi Gisbert, que en principio no iba a entrar en la directiva, fue el elegido por el Juventud para igualar las fuerzas acompañando a Andrés López y Francisco Pajuelo.

En el reparto de cargos, Pajuelo fue nombrado secretario, un cargo con voz, pero sin voto, con lo que cualquier propuesta presentada por los representantes del Ciudad quedará aprobada por tres votos a dos. Lo mismo sucede en el área deportiva, en la que García y Arévalo llevan semanas trabajando junto a Gomariz pese a que el técnico no había sido ratificado en el cargo.

Así, la mayoría pura y dura del Ciudad en los órganos de decisión anula cualquier búsqueda de consenso entre las partes. Los directivos del Juventud llegaron a plantear la aprobación de las propuestas por una mayoría cualificada del 66% -esto es, al menos cuatro de los seis votos-, pero la moción fue denegada, con lo que los representantes del Ciudad tienen vía libre para tomar decisiones como un rodillo.

Así sucedió en la elección de Gomariz como entrenador. En principio existía cierto acuerdo sobre su nombre, pero las atribuciones con las que el área deportiva quiere dotar al técnico -plenos poderes en la confección de la plantilla y contratación de un cuerpo técnico de su confianza- así como la posible llegada de un director deportivo -el elegido es Alfonso Guerrero- abrieron una brecha que explotó definitivamente el pasado lunes, cuando el técnico fue ratificado sin el consenso de los representantes del Club Juventud.

El hecho de que la plantilla esté completamente perfilada -Gomariz pretendía iniciar la pretemporada el próximo lunes, aunque unas obras en Vista Alegre obligarán a posponer la fecha una semana- habla de las atribuciones que ya le habían sido conferidas con el beneplácito del área deportiva, pero sin el plácet de la mayoría de la directiva.

Así está a día de hoy el Cajasur Córdoba 2016, un club que nació como una unión de fuerzas y que en apenas un mes se ha convertido en una absorción.

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