Colistas que traen cola

El Córdoba afrontará el tercer choque casi consecutivo ante un equipo en zona de descenso · En los dos anteriores, ante Las Palmas y Poli Ejido, sumó sólo un punto

Los jugadores del Poli Ejido celebran, alborozados, el gol del empate ante el Córdoba en El Arcángel.
Los jugadores del Poli Ejido celebran, alborozados, el gol del empate ante el Córdoba en El Arcángel.
Toni Cruz / Córdoba

08 de diciembre 2007 - 02:54

Peligro, otro de los de abajo. Después de ganar al Castellón el 4 de noviembre, muchos seguidores cordobesistas se frotaban las manos ante lo teóricamente asequible de un calendario en el que, en esos momentos, se avecinaban cuatro partidos casi consecutivos contra rivales que ocupaban (de hecho siguen haciéndolo) los cuatro últimos puestos de la clasificación.

Se confiaba, de hecho, en que el choque ante el Elche diera el espaldarazo definitivo al ambicioso sueño colectivo de un idílico ascenso. Pero nada de eso.

Por el contrario, los últimos resultados del Córdoba han aparcado momentáneamente ese anhelo para dar paso a una cierta inquietud por el acercamiento de los de abajo. Porque, si bien el equipo de Paco ha demostrado que no es inferior a ninguno de los grandes de la categoría (excepción hecha del choque contra el Málaga) también es verdad que han sido los equipos más- sobre el papel- modestos los que más problemas le han causado en la Liga. O los que más decepcionen han originado.

Primero fue el Poli Ejido (que ocupa la última plaza que condena a Segunda B) quien, en el minuto noventa y muchos, clavó un puñal a una afición que empezaba a sentirse más grande. Un empate marcado, en parte, por la excesiva prolongación de Gardeazábal. Ningún paño caliente se puede poner, sin embargo, sobre el horroroso encuentro del estadio de Gran Canaria. La Unión Deportiva Las Palmas, colista, le dio un baño durante casi los noventa minutos.

Jarro de agua fría y reflexión. Y que conste que ya lo avisaron los propios protagonistas antes de que comenzara esta serie de enfrentamientos trampa. Arteaga y Diego Reyes, en las ruedas de prensa inmediatamente posteriores al duelo del Castellón, resaltaron la importancia de no confiarse porque "los que ahora están abajo puede que en unas semanas hayan cambiado su situación".

En parte, el verbo de los profesionales no viene provocado sino por la propia experiencia adquirida. El Córdoba lo pasó mal frente a un Granada 74 que, en la fecha en la que visitó El Arcángel sólo había sido capaz de sumar un triunfo. También el Salamanca, entonces en la zona baja y plagado de bajas, llevó la depresión a las gradas de El Arcángel con un inesperado gol.

Encima, el rival del domingo es el Xerez. Un equipo y un estadio que no se le ha dado precisamente bien en los últimos tiempos al Córdoba y que, ya lo dijo Paco el miércoles pasado, está en la zona baja "de paso" porque tiene hechuras para transitar por aguas mucho más tranquilas.

¿Cuáles son las causas del problema? A lo largo de la semana desde el banquillo se ha tratado de advertir sobre la importancia de conservar la concentración desde un primer momento, de no minusvalorar al rival y de no disputar "partidos de cuarenta y cinco minutos" como algunos enjuician ya los últimos del Córdoba.

El infierno quema y son los propios demonios los que avivan el fuego. De ganar mañana se alejarían mucho los fantasmas de un posible riesgo.

Pero, de perder, los xerecistas y, con ellos todo el tropel de los cuatro jinetes del Apocalipsis se acercarían a tiro de dos o de cuatro. Una renta muy escasa para un bloque que atraviesa el peor momento de la temporada. Les toca remontar el vuelo para volver a ilusionar. Partido trampa les llaman. Por avisados no será.

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