Comió quien tenía más hambre

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El Athletic destroza al Sevilla en poco más de media hora · Los de Manolo Jiménez pagaron una puesta en escena lamentable · El conjunto bilbaíno desata la euforia tras volver a la final después de 24 años

Los jugadores del Athletic hacen una piña tras marcar el tercero de la tarde mientras Kanouté y Navarro muestran su abatimiento.
Ramón Orosa (Efe) / Bilbao

05 de marzo 2009 - 05:02

El Athletic Club recuperó ayer su viejo esplendor en el torneo de Copa, en la que disputará su trigésimo quinta final, con un partido memorable en San Mamés ante un Sevilla que no aguantó ni cinco minutos la ventaja de un gol que logró en la capital hispalense.

El equipo dirigido por Joaquín Caparrós ofreció a sus aficionados una tarde como hacía mucho no les daba y que tardarán, si lo hacen, en olvidar. Lo que se merecían, por otra parte, ya que el ánimo que los seguidores rojiblancos han dado a sus leones, no sólo ayer, sino durante el mes que ha pasado desde el partido de ida, ha sido casi constante e incansable.

Y sus jugadores, ilusionados por estar a la altura de la historia de la entidad, un tanto a la baja en los últimos años, respondieron casi como ni los más forofos rojiblancos podían imaginar: con un impresionante partidazo ante un Sevilla que llegó a San Mamés sólido y confiado.

Pero duró lo que un azucarillo en el café. Casi nada. Pronto, a los 5 minutos, Javi Martínez, le puso contra las cuerdas remachando a un Palop que le había repelido el primer remate; y pasando la media hora Llorente y Toquero, le remataron con un uno-dos del que ya no se pudo levantar. Llorente con otro cabezazo a primoroso centro de Yeste y Toquero a pase del ariete local, que le había robado la cartera a la defensa sevillista.

De inicio una gran sorpresa de Caparrós, la presencia de Gaizka Toquero en el once inicial en lugar del habitual Ion Vélez. Una novedad a la postre con influencia en el partido, ya que el vitoriano, en Segunda B con el Sestao la temporada pasada, y en Segunda con el Eibar al inicio de ésta, provocó el fuera de banda en el que nació el primer gol y marcó el tercero.

Además fue el acompañante ideal de Fernando Llorente en la presión a la defensa visitante y corriendo los balones largos que el Athletic lanzaba a las bandas.

En el Sevilla, lo esperado. Un once con Navas, Adriano y Renato, Duscher y Capel en el banquillo y Fazio por delante de los centrales para fortalecer el juego aéreo. No le salió bien a Manolo Jiménez esa opción, ya que el argentino no pudo con Llorente, que dio el primer gol con una peinada y marcó el segundo en un perfecto cabezazo.

Por ahí, por arriba, se le fue el partido al Sevilla, incapaz de frenar el aluvión de remates locales, que bien pudieron haberle dado al descanso más del 3-0 con el que terminó. Tampoco supo impedir que Iraola, David López y Yeste pusiesen el balón una y otra vez en el área.

Pero no solo fue juego aéreo el Athletic. Fue orden en defensa, con los centrales Ocio y Amorebieta infalibles; presión en medio campo, donde Javi Martínez -que también llegó, y mucho, al ataque- se erigió en dominador del juego; clarividencia en la creación, con Orbaiz de timón; y eficacia en ataque, donde hizo todo lo que tenía que hacer antes de central desde las bandas. Así reventó al Sevilla en poco más de media hora.

A partir de ahí, el Athletic buscó que pasase el tiempo y el Sevilla algo a lo que agarrarse, que no encontró. En la segunda parte, con la grada de San Mamés casi en estado de levitación, se mascó más el 4-0 que el 3-1, aunque el Sevilla insistió en varios corners seguidos pasada la hora de juego.

No obstante, la ocasión más clara de la segunda mitad fue para Ion Velez en el minuto 77, pero su disparo cruzado lo despejó, no sin dificultades, Palop.

No dio más de sí el partido, San Mamés explotó de alegría y el Athletic se vio, de nuevo, por donde ha solido a lo largo de sus ya 111 años de historia.

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