"Espero y quiero que el Córdoba se salve al final"

Diego Reyes no podrá galopar el sábado por el costado izquierdo de El Arcángel. Aquél que fuera suyo durante dos temporadas de forma casi consecutiva. No es que el chiclanero esté lesionado. Tampoco sancionado. Una cláusula estampada en los papeles que le permiten que hoy juegue en el Castellón se lo impide de forma irrevocable.

"Me fastidia bastante", comenta el defensa, a quien le habría "hecho mucha ilusión" disputar ese partido. Un hecho que "no entiendo, pero respeto". No le queda otra que asumirlo.

En esos dos años en los que tuvo la mente en blanco y verde vivió lo mejor y lo peor del deporte. Eso sí, al final, en ambas campañas él y sus compañeros consiguieron el objetivo marcado (un ascenso y una permanencia). "Me quedo con las cosas buenas", matiza Reyes. Y continúa: "Estuve dos años espectaculares. El segundo fue más duro por el dramático final, pero nos mantuvimos todos juntos y lo sacamos adelante".

Córdoba y el Córdoba no son dos nombres que hayan pasado de vacío por el recuerdo del futbolista. Sin embargo, el sábado no estará en la ciudad... por una boda. Se casa su hermana, una circunstancia que le impedirá acudir al encuentro y saludar a sus ex compañeros. Y algo más. Porque Diego reconoce que dejó en el estadio ribereño "muchos amigos. Compartí vestuario con gente estupenda con la que mantengo todavía contacto".

"Allí me trataron súper bien", señala. Y por eso, agradecido a la afición y a aquéllos con los que vivió dos años de trabajo, desea "lo mejor" al Córdoba. Tanto, que añadió que -después de jugar contra el Castellón- "ojalá ganen todos los partidos que les quedan". Una aspiración que no choca, según entiende con perspectiva de profesional, con la realidad deportiva ni con los mimbres de la actual plantilla cordobesista: "Creo que Juan (Luna Eslava) está perfectamente capacitado para sacar el equipo de la zona de descenso. Él y la plantilla que tiene a su mando, que es de garantías".

Lo dice un lateral zurdo que está mirando el suelo desde (casi) el cielo. Su Castellón está completando una fenomenal temporada (los albinegros intentan regresar a Primera luego de 18 años de peregrinar entre Segunda y Segunda B), y la coyuntura obliga a realizar grandes esfuerzos. "Estamos contentísimos", enfatiza con orgullo el gaditano, consciente de que "nos hemos metido arriba y estamos peleando por una cosa bonita. Aunque llevo tres semanas sin jugar, me siento partícipe de esta gran campaña".

Diego, genio y figura. Todavía hay quien echa de menos en el vestuario cordobesista (y entre la prensa) sus chanzas, sus bromas y su personalidad. Y, sobre todo, su inagotable arsenal de chistes. Él, aún, se ríe y relativiza: "Eso debe de ser bueno, ¿no?".