Javi Moreno salvó un punto en el debut de José

Castalia es uno de esos territorios aún vírgenes para el cordobesismo. Como lo era Chapín -en Segunda División- hasta que el pasado 21 de septiembre un gol de Gastón Casas ponía fin a la maldición. Una historia parecida es la que se imaginan en el vestuario de El Arcángel. Sería la tercera victoria consecutiva, la segunda a domicilio y la confirmación del bloque de José González como un equipo rocoso y aspirante a algo más que la simple permanencia.

Precisamente, el técnico gaditano guarda un buen recuerdo de su última visita a Castalia. Allí, el 6 de abril, se estrenó en el banquillo del Córdoba. Lo hizo con un empate (1-1) gracias a un tanto del defenestrado Javi Moreno en los compases finales de un encuentro que había encarrilado para los locales el uruguayo Tabares desde el punto de penalti.

Esa igualada es una de las escasas alegrías que se ha llevado la hinchada blanquiverde cada vez que ha visitado la ciudad de La Plana. El expediente señala seis victorias albinegras, cuatro empates y ningún triunfo del Córdoba. Es una estadística que no invita demasiado al optimismo. Pero, al fin y al cabo, sólo unos datos que pueden romperse en cualquier momento. Y, por qué no, el próximo domingo.

El feudo de la Avenida de Benicassim se convierte en un estadio ciertamente inexpugnable para la entidad cordobesista. Por historia y por tradición. Desde que ambos equipos se vieron las caras por primera vez allá en los años 50, ya quedó claro que ganar a orillas del Mediterráneo sería una tarea harto complicada.

La primera visita del Córdoba a Castalia se produjo en la jornada 36 de la temporada 1956-57. El duelo finalizó con un ajustado triunfo albinegro. La secuencia se repitió en cinco ocasiones más, si bien la última data del ejercicio 1977-1978, aunque desde esa fecha la confrontación contabiliza únicamente dos batallas más, en el marco de la categoría de plata -la única división en la que ambos conjuntos se han visto las caras-, que se han saldado con sendos empates.

El último precedente se produjo en abril de este mismo año. El Córdoba acababa de dar un giro de timón y había despedido a un Paco Jémez al que la directiva había ratificado apenas unos días antes. La derrota sufrida en Alicante ante el Hércules (2-1) precipitó los acontecimientos y llevó al banquillo blanquiverde a José González.

El preparador gaditano, casi sin tiempo para imponer unas ideas que hoy sí están arraigadas en el vestuario de El Arcángel, apostó por la continuidad para tratar de amarrar una permanencia que se escurría de los dedos. El tanto de Javi Moreno sirvió para frenar la caída libre. Eso sí, ése fue el único punto logrado por el Córdoba en los cinco primeros encuentros con José como jefe. Eso sí, sin él, quizás la salvación hubiera sido imposible.

El domingo, todo será distinto. El que salga triunfador del duelo -si se rompe la racha de empates- se colocará en la zona más destacada y noble de la clasificación.