En Jerez no están para irse de romería

El ambiente por Jerez está caldeado a más no poder. El equipo lleva sin ganar desde el 4 de noviembre y apenas ha sumado cinco puntos en las últimas diez jornadas. Con este panorama, a alguno se le cruzó el cable el domingo y, tras la derrota en el derbi andaluz con el Recreativo (2-0), se fue a recibir a la expedición azulina a Chapín. Como era de esperar no fue para darle ánimos para el futuro. Más bien todo lo contrario. Un grupo de aficionados increpó a los jugadores -especialmente dañados se vieron el exblanquiverde Raúl Navas, Lucas Porcar y Bruno Herrero- y se entretuvo en lanzar contra sus coches todo tipo de objetos. Una situación deplorable que a más de uno -y sobre todo a sus familiares- les hizo pasar escenas de pánico. Pero no para acelerar sus vehículos contra la gente, como alguno filtró ayer, sino para huir lo más pronto posible de un escenario dantesco que sólo puede ir a peor en el futuro. El cisma es enorme en un club con graves problemas económicos que no encuentra formas para reforzarse en este mercado de invierno y que cada día está un poco más cerca del abismo. De hecho, ahora mismo es el quinto por la cola, con apenas un punto más que el Mirandés.

Esas manías arbitrales...

Los árbitros, cuyo nivel en España está demostrado que no es el más alto, se pierden muchas veces en pamplinas. En lugar de preocuparse de tener el ojo afinado para ver las sanciones disciplinarias, optan por detenerse en cosas menores. Desde hace un tiempo les ha dado por entrenerse con las equipaciones, una moda que puso Teixeira Vitienes en un derbi sevillano. La última víctima ha sido el Lugo, que en Alicante jugó con la camiseta de entrenamiento del Hércules y los números serigrafiados encima del escudo herculano. Su segunda indumentaria era completamente negra; la de su rival, la clásica albiazul con pantalón negro. Se ve que tendría problemas de visión el bueno de Arcediano Monescillo...

Marcelino, esto va a ser duro

Marcelino García Toral se llevó un bofetón de realidad en su estreno en el banquillo del Villarreal. Queda claro que el problema del submarino estaba más allá del banquillo. El Real Madrid Castilla le dio la bienvenida al técnico asturiano con una manita que ha sacado a los castellonenses de los puestos de play off. Los jugadores, con el capitán Marcos Senna a la cabeza, no tardaron en pedir disculpas públicas a la afición. Saben que el camino para volver a Primera será duro. Pero desde las oficinas no se va a escatimar en esfuerzos económicos. Si ya llegaron Jonathan Pereira y Farinós y se tanteó a Javi Guerra, ahora parece que está casi hecho el fichaje del defensa cordobés Chechu Dorado, que hasta ahora militaba en el Betis. Todo sea por hacer bueno un presupuesto prohibitivo para la categoría.

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