'Kalos erthate sten Kypros'
Fútbol sala
El cordobés José García Baena comienza su nueva aventura profesional en Chipre
Cuando el futbolista cordobés José García Baena aterrice en Nicosia la próxima semana, lo primero que podrá leer será Kalos erthate sten Kypros, o lo que es lo mismo, 'Bienvenido a Chipre'. Porque esta temporada militará en el Achilleas de la capital chipriota, un destino alejado de la elite mundial, pero con ambición de entrar en la competición europea y hacerse un hueco entre los clubes más destacados del continente.
Baena ya tiene hechas las maletas. Maneja los bártulos como un verdadero virtuoso, y es que la búsqueda de opciones en su deporte ha hecho de su vida un auténtico viaje. Inquieto por naturaleza, de genética luchadora, nació con el sueño de jugar al fútbol sala, y todavía hoy pelea por hacerlo realidad. "La verdad es que es poco habitual recibir una oferta de estas características, pero un entrenador, Sergio Martínez, me recomendó, les enseño vídeos míos y facilitó la negociación", cuenta el pivote.
Se ha convertido en un verdadero trotamundo recorriendo toda la geografía española. Sus goles se han paseado por la División de Plata desde que debutó hace casi una década con el Adecor. Goleador nato, se le conoce por su gran envergadura física, su rapidez y su calidad técnica. Y eso lo convierte en un fichaje de lujo para cualquier equipo de esta categoría. Tanto es así que son muchos los pretendientes que ha tenido a lo largo de su dilatada carrera profesional, con un curriculum que incluye equipos como el Ceuta, Orense, Bujalance, Acesol Tucán o Andújar, para recalar finalmente en el Badajoz. "Estos dos últimos años han sido los mejores de mi carrera. Allí me casé y va a ser muy difícil olvidarlo. Aunque sin lugar a dudas, la etapa que más recordaré es la de Asturias, allí me lesioné el peroné y aprendí muchísimo", afirma.
Echando la vista atrás, confiesa que no se arrepiente de su trayectoria. "No hay nada mejor que viajar por el mundo haciendo lo que te gusta y que además es tu trabajo", asegura, pues "me quedo con la gente que he conocido. Tengo mucha facilidad para adaptarme a lugares nuevos y he dejado grandes amigos por el camino".
Acumula puntos de vuelo, sellando nuevas experiencias en su pasaporte, siempre lleno de ganas de descubrir tradiciones y costumbres que le enriquezcan como persona y como profesional. Y no será la primera vez que juegue fuera de España. Su aventura mediterránea le hará volver a formar parte del selecto club de deportistas cordobeses que han jugado en el extranjero. En 2003 buscó fortuna en el Bérgamo, de la A2 italiana, aunque su viaje sólo duró seis meses. La falta de entendimiento con su entrenador le hizo abortar su viaje precipitadamente. "Fue una desilusión. Estaba muy reconocido en la liga italiana, y al final me tuve que desvincular del club", recuerda, aunque ese duro golpe no le ha impedido volver a cruzar Europa.
Metidos el diccionario y el mapa entre el equipaje de mano, se confiesa deseoso de emprender esta aventura, de conocer otras costumbre y culturas y aportar con su toque y goles lo mejor de sí mismo a su nuevo equipo.
No ha desperdiciado el tiempo y lleva semanas pegado a la pantalla del ordenador, documentándose minuciosamente sobre su nuevo destino. "Supongo que como todos haríamos en mi lugar. Sé lo que la mayoría sabe sobre Chipre: la división turca de la isla y la tregua que se hizo con Grecia, a la que pertenece la otra mitad del país. Y sobre todo, que se habla inglés". Entre sus objetivos más inmediatos, Baena pretende cuajar una buena temporada en el Achilleas, donde "voy a dar todo lo mejor de mí. Intentaré aportar mi experiencia, y entre los partidos, aprovechar el tiempo para formarme mejor no sólo como futbolista, sino también como persona", manifiesta.
Las circunstancias siempre le han obligado a comprar billete de ida, y jamás de vuelta. La falta de posibilidades de crecer profesionalmente cerca de Córdoba, con la crisis que acabó con la vida del Adecor y frenó la marcha del Bujalance, le ha obligado a casar su hogar con el balón. A pesar de ello, y sin casa fija, el norte de su brújula apunta continuamente a Córdoba. Y es que Baena se crió en la cantera del Adecor, "mi club, donde me he formado y donde he vivido momentos muy dulces", reconoce. "Está al lado de la casa de mis padres y ellos me han hecho ser la persona y el profesional que soy hoy. Es un gran club, y aunque tengamos nuestros roces, siempre será mi hogar", recuerda.
Aunque nunca echa la vista atrás, revela que siempre ha pensado en volver. "Me lo he planteado, cuando esté un poco cansado y al final de mi carrera profesional. Pero sigue habiendo pocas opciones, sobre todo después de la falta de apoyos públicos y la situación económica actual. Aunque nunca pierdo la esperanza". Pero para que eso ocurra todavía quedan muchos viajes. Tomen asiento, próxima parada: Nicosia.
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