Lucas, a ritmo estelar en su cesión sueca
El canterano, que se marchó al país escandinavo para estudiar, se ha hecho un ídolo en el Lilla Torg de Malmoe
""¿Frío? Sí, un poco, pero aquí en casita se está bien". Lucas lleva desde agosto en Malmoe, Suecia. Se fue, como muchos de los jovenes de su edad, gracias a la beca Erasmus para perfeccionar su carrera y vivir experiencias en el extranjero. Y es, aún, propiedad del Córdoba.
Porque Lucas Donoso era, hasta la temporada pasada, uno de los delanteros con los que Pedrito contaba en el filial blanquiverde. Ahora, el mismo jugador, es el atacante referencia y estrella del Lilla Torg, modesto equipo de un barrio de Malmoe que ascendió la pasada temporada a lo que correspondería a la tercera división española. La afirmación de que Lucas es un ídolo para ese equipo no es gratuita.
Nunca antes el Lilla Torg había llegado tan lejos en el fútbol sueco y, en sólo dos partidos de la campaña pasada (ahora están en pretemporada por el invierno), el cordobés ha metido ya un hat trick.
Fueron justo los tres goles (uno de ellos de saque de esquina directo) que necesitaba su equipo para, ganando al segundo clasificado (3-4), asegurarse el ascenso. Todo un logro sin precedentes celebrado en un campo abarrotado.
De hecho, a pesar de ser el equipo amateur, a Lucas le dieron una gratificación económica al ser elegido mejor jugador de aquel duelo. Una atención más de un club que le está tratando "muy bien". De hecho, su nombre ha tenido ya tanta repercusión que, incluso, ha trascendido a la prensa sueca, que le dedicó un reportaje.
Para llegar a jugar en el Lilla Torg no intervino, aunque se especulara con ello, la mediación del ex cordobesista Frederick Soderstrom: "Estuvo intentando ayudarme. Le envié mi curriculum deportivo, pero al final fui yo quien me busqué las habichuelas". Y no fue fácil, porque el proceso requirió paciencia, constancia e incluso una dosis de prudencia, como se entiende de la anécdota que comenta sorprendido: "Busqué direcciones de equipos, envié como veinte correos electrónicos a diferentes clubes de la zona, y llegué a hacer las pruebas en un equipo de Tercera, pero no quise volver porque era muy clasista, tanto que tenía hasta un vestuario aparte. Increíble".
En su actual escuadra, apenas media hora de charla y de entrenamiento bastaron para seducir a su entrenador: "Estuvimos hablando bastante del Córdoba sobre todo, les conté su historia y su actualidad, y no tuvieron dudas en pedir que me quedara". Luego fue su fútbol -ya aquí era un espigado atacante habilidoso y rápido- acabó por deslumbrar en un deporte que allí se entiende de forma "muy diferente. Aquí prima lo físico. Hay mucho contacto, se juega muy duro, pero de calidad andan más escasos que en España". Por eso, para Lucas, un experto en el uno contra uno, "es mucho más sencillo irme en velocidad".
Lucas, no obstante, tiene en mente su futuro más cercano. De hecho, sabe que Suecia no es más que, a priori, una escala de ida y vuelta en su vida: "Hablé con Rafael Rojas de mis intenciones y no tuvieron ningún inconveniente en cederme a mi actual equipo. Eso sí, aún tengo un año más firmado con el Córdoba, es mi segundo año de amateur. Así que, si cuando vuelva hacen efectiva mi claúsula, lo hablaremos".
Lucas ya se sintió, por un día, jugador del primer equipo. Y nunca lo olvidará. Fue aquel 13 de mayo pasado en el que el Córdoba viajaba, corto en efectivos y en moral, a enfrentarse al Marbella con la mente puesta ya en los decisivos partidos por el ascenso. De aquella fecha aún guarda el delantero sentimientos contradictorios: "Viví un poco de todo. Hasta la hora del partido fue muy bonito, pero cuando acaba el choque, pierdes tres cero y te pasas 40 minutos calentando acabas preguntándote algunas cosas".
Escalante le comentó que había sido un "escarmiento" para los grandes y que no quería cargar la responsabilidad sobre los jovenes. Un peso que el jugador habría tomado sin dudar y que ahora, a miles de kilómetros asume casi sin notarlo. A ritmo de estrella en un país extraño.
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