El Madrid mete presión al Barça

Parecía imposible hace sólo tres jornadas, pero ayer los jugadores del Real Madrid se acostaron a tan sólo cuatro puntos de líder, el Barcelona, que hoy saltará al Vicente Calderón sabiendo que, de protagonizar un nuevo tropiezo, podría poner inesperadamente la Liga en un puño.

Los de Mauricio Pochettino empezaron pletóricos y acabaron rotos, fundidos, partidos por la mitad. Todo lo contrario que el Real Madrid, al que le costó más de la cuenta entrar en el partido pero que acabó dando la impresión de que, si dura un poco más, podría haber ampliado la cuenta con otro par de tantos.

Eufóricos por la machada de hace siete días en casa del eterno rival, los locales salieron a morder al Madrid desde el primer minuto de juego. Con la defensa adelantada y las líneas bien juntas, el conjunto blanquiazul basó su dominio inicial en su superioridad en el centro del campo, donde contaba con un efectivo más que el rival. Como sucedió ante el Barcelona, De la Peña campó a sus anchas para surtir de balones a sus compañeros, con Moisés y Román atentos en la cobertura, y Nené y Luis García ofreciéndose en los extremos.

En el otro bando, Lass y Sneijder no pudieron abarcar toda la medular, hasta que Raúl, que siempre está en todo, se apercibió de que Higuaín y Robben no estuvieron por la labor de sacrificarse más de la cuenta en tareas defensivas y decidió retrasar su posición veinte metros para trabajar a destajo. Gracias a la clarividencia táctica de su capitán, el cuadro de la capital de España solventó su inferioridad en el centro del campo y desactivó a De la Peña.

En cualquier caso, el dominio inicial de los locales sólo se tradujo en un disparo de Nené desde la frontal que se marchó alto y un cabezazo de Román, que puso a prueba los reflejos de Casillas a los siete minutos de juego. El Madrid tampoco llegó mucho más en esta primera mitad y, aparte de un par de disparos desviados de Robben e Higuaín, sólo encontró los tres palos en un disparo lejano de Sneijder que ni siquiera inquietó a Kameni.

El resto, hasta llegar al descanso, fue un quiero y no puedo de ambos equipos, una catarata de errores, juego espeso y trastabillado en el que ni unos ni otros fueron capaces de hacerse con la riendas del choque. El Espanyol pudo adelantarse a los seis minutos de la reanudación con un disparo seco de De la Peña desde la frontal que Casillas envió a córner, pero el equipo catalán sufriría un bajón físico poco después que le dejaría a merced de su adversario.

Juande Ramos metió a Guti y Marcelo por Sneijder e Higuaín, y Pochettino replicó quitando a Iván Alonso y dando entrada a Tamudo para jugársela descaradamente a la contra. El Real Madrid se puso definitivamente al mando y el Espanyol empezó a sufrir. Una falta magistralmente lanzada por Guti acabó con la resistencia blanquiazul al cuarto de hora de la segunda parte y, cinco después, Raúl sentenció al culminar de primeras una combinación con Marcelo (0-2).

Ahí acabó el partido, porque un Espanyol muy justito de fuerzas ya no creyó en la posibilidad de darle la vuelta. Un par de acciones de Tamudo y una falta de Nené que salió fuera fue toda la respuesta local. El Madrid, por su parte, estuvo apunto de hacer el tercero tanto en una magnífica volea envenenada de Raúl. Los blancos suman diez victorias seguidas en Liga y ya están a cuatro puntos de líder. Hoy le tocará hablar al Barcelona.