El parqué
Nicolás López
Sesión de pérdidas
córdoba cf
El nuevo dueño del Córdoba tiene 48 años y una poderosa cuenta corriente. Antonino Nino Pulvirenti puede presumir de haber tenido desde muy joven tan buen ojo para los negocios como para el fútbol.
A finales de la década de los noventa ya presidía el club de la pequeña ciudad catanesa de Belpasso, su residencia habitual, que competía en un campeonato provincial. Al mismo tiempo, comenzaba a amasar su fortuna con la distribución alimentaria.
En la temporada 98-99 dio su primer salto en lo deportivo en Acireale, una localidad vecina. Tomó las riendas del modesto conjunto de esta villa cuando militaba en la Serie C-2 (Tercera española) y a la cuarta campaña consiguió su primer ascenso. Por aquel entonces, sus miras ya estaban puestas en el Catania Calcio. En 2000 intentó comprar el club por primera vez, pero fracasó porque se le adelantó Luciano Gaucci, de cuyo hijo Alessandro se ha servido para forjar la negociación por el Córdoba.
Sus negocios seguían viento en popa, pero la pelota no terminaba de rodar todo lo bien que deseaba. Hasta que en mayo de 2004 le surgiera su gran oportunidad. Su Acireale se jugaba subir a Segunda en un play off ante el Viterbese, pero justo el día previo a ese duelo crucial el Catania llamó a su puerta. Y no lo dudó. Cambió uno por otro y ahora el Catania está en Primera, mientras que el Acireale es decimocuarto en lo que equivaldría a Primera Andaluza. Al llegar al club del Etna prometió subir a la Serie A en tres años (el mismo plazo que se ha marcado en Córdoba). Le sobró uno. Ayudado ya entonces por Pietro Lo Monaco, el consejero delegado que también pintará mucho en El Arcángel, consiguió hacer de un grupo de futbolistas semidesconocidos un bloque potente en la Serie B. Al efecto Pulvirenti se le conoce desde entonces en Sicilia como el "milagro Acireale", después de tomar al Catania en la cola de Segunda (casi donde está el Córdoba) y subirlo en campaña y media a la elite del Calcio. Para lograrlo se llevó a su grupo de confianza y le incorporó jugadores de nivel. El mejor era el brasileño, ahora en el Girondins, Fernando Menegazzo.
Su técnico talismán en este exitoso periodo fue Pasquale Marino, actualmente en el Parma. Gracias a una victoria frente al Albino Leffe (2-1), el 28 de mayo de 2006 consiguió el Catania regresar a la Serie A 21 años después (casi 40 acumula su recién adquirido club sin conseguir un éxito similar).
Lo más difícil de las tres temporadas que lleva como propietario de un club de la máxima categoría lo vivió Pulvirenti el 2 de febrero de 2007, después del derbi ante el Palermo. Se produjeron unos brutales incidentes entre los hinchas radicales de ambos enemigos que se conocieron como Scontri (enfrentamientos) de Catania. La batalla provocó la muerte del policía Filippo Raciti y provocó -aparte de una grandísima polémica en Italia- la clausura del Angelo Massiminio, el feudo catanés, hasta el final de ese curso 06-07. A pesar de tener que competir siempre como visitante, el conjunto de Pulvirenti se salvó en la última jornada merced a un 2-0 al Chievo.
En este periodo de gestión el Catania ha conseguido revalorizar a futbolistas como Marco Biaganti, al que compraron del modestísimo Pro Vasto en 2007 y que ya ha sido convocado con la selección azzurra. Aconsejado por Lo Monaco y Alessandro Gaucci, las altas en el vestuario siciliano han llegado sobre todo del mercado sudamericano. Especialmente significativas las del ex azulgrana Maxi López, al que ahora quiere la Juventus, y sobre todo la del peruano Vargas, pretendido actualmente por el Barça. Al zaguero lo firmaron procedente de Colón por 3,5 millones de euros y lo vendieron a la Fiorentina por 12. La plusvalía supone lo mismo que le ha costado el Córdoba a Pulvirenti.
Además, por el banquillo catanés pasaron figuras como el mítico Walter Zenga y Sinisa Mihajlovic, e incluso Zico se ofreció a dirigir al equipo el año pasado, cuando despidieron al serbio. Lo que no tiene Polvirenti es precisamente mucha paciencia con los entrenadores.
Sus mayores logros hasta el momento han sido el decimotercer puesto del año pasado (con récord de puntos en su historia; actualmente es duodécimo) y haber alcanzado unas semifinales de Copa.
En cuanto a lo empresarial, Pulvirenti es una de las personas más influyentes de la meridional isla. A través del holding Finaria gestiona el 99, 99 % de las acciones de la sociedad Meridi (con 85 supermercados, dos hoteles de lujo y una cadena de restaurantes llamada Sorsy e Morsy), el paquete completo de la compañía aérea de bajo coste Wind Jet (en 2005 tuvo un conflicto de tal intensidad con sus empleados que le acusaron de haber amenazado de muerte a algunos pilotos) y la totalidad del Catania. También cuenta con una refinería en Gela y con cerca de 80 supermercados en Roma. La revista económica Capital le premió como empresario del año en Sicilia en 2006.
Las similitudes entre Catania y Córdoba y el Catania Calcio y el Córdoba Club de Fútbol no son pocas. Ambas ciudades son Patrimonio de la Humanidad (en la siciliana sobresale el bellísimo Duomo barroco de Santa Águeda), las dos tienen un número de habitantes similar (296.453 tenía la italiana en 2009) y cuentan con una vecina incómoda en cuanto a atención institucional (en el caso de Catania es su eterna rival Palermo).
En lo deportivo, aunque El Arcángel es sensiblemente menor que el Angelo Massiminio, la idea de los nuevos propietarios es reformarlo a fondo. De ahí el especial interés de Alessandro Gaucci en preguntar la capacidad actual y la que tendrá cuando cuente con el Fondo Sur. También desean construir una nueva ciudad deportiva. Para hacer la del Catania, terminada en diciembre del año pasado, Pulvirenti invirtió 48 millones de euros.
Una penúltima cosa. Ambas entidades tienen como mascota un animal. El caimán Koki tendrá que confraternizar con el elefante Tino. La razón de ser del paquidermo es que la fuente más típica de la ciudad se llama U Liotru, una obra hecha con piedra de lava del Etna que retrata a un elefante coronado por un obelisco. Esculpió al animal asexuado el célebre Vaccarini, por lo que los hombres de Catania tomaron el monumento como un insulto a su virilidad. Así que el artista le tuvo que poner atributos posteriormente. Cosí é Sicilia.
Sirva de resumen a este perfil una frase dicha por el nuevo dueño del Córdoba a un diario local en el año 2000: "En el fútbol los sueldos no bastan. Es necesaria pasión. De otra manera, la árida realidad de los números puede hacer que el trabajo de años sea en vano".
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