Quero, media vida en un 'play off'

fútbol lFase de ascenso a Segunda División B

El malagueño disfruta con el Pozoblanco de su décima fase como profesional · Sólo dio el salto una vez y sus dos últimas participaciones acabaron con la desaparición de sus clubes

Quero recorta al jugador del Utebo Diego Serrano durante el partido de vuelta de la primera eliminatoria.
Quero recorta al jugador del Utebo Diego Serrano durante el partido de vuelta de la primera eliminatoria.
Cisco López / Córdoba

01 de junio 2011 - 05:02

Va camino de los 39 años y lleva más de media vida haciendo diabluras con una pelota en los pies. Casi siempre entre los grandes, en clubes con las máximas aspiraciones. Ya sea en Segunda B o en Tercera, aunque también cató en el inicio de su prolifíca carrera la elite de la Primera y la Segunda. Juan Carlos Quero (Fuengirola, 12-08-1972) vive con el Pozoblanco la que es su décima fase de ascenso en 21 temporadas como futbolista profesional. Un registro al alcance de muy pocos, pero que también tiene su cara negativa: sólo subió en una de sus nueve participaciones anteriores. Fue con el Córdoba, en la mítica campaña 1998-99 finalizada con el inolvidable cordobazo en el estadio de Cartagonova.

Quero es un jugador peculiar, con un estilo que provoca filias y fobias por igual. Querido por sus compañeros de vestuario y odiado por los rivales, a los que en más de una ocasión saca de quicio con esa maestría para enseñar y esconder la pelota hasta sacar algo de provecho. En el Pozoblanco, Rafa Berges ha sabido dosificarle los minutos para que llegue al tramo final de la competición con aire suficiente para ser un jugador importante. Su experiencia en este tipo de citas es clave en un plantel corto de efectivos -más aún por las sanciones de Jorge García y Javi Pérez, que se pierden la ida ante el Tudelano y los problemas físicos de Aguayo- y con mucha gente que jamás ha vivido una situación de tal magnitud.

Pero para el que tenga dudas de cómo hay que afrontar una fase de ascenso, ahí está Quero. Criado en la cantera del Málaga, con el que debutó en Segunda División con apenas 19 años, empezó a vivir la intensidad del play off en el Córdoba tras pasar por el Mérida y debutar con el Valladolid en la máxima categoría. En sus seis campañas en El Arcángel, peleó cuatro veces por dar el salto al fútbol profesional. Falló en tres tentativas consecutivas -94-95 y 96-97, tras ser primeros del siempre duro grupo IV, y 95-96, al finalizar cuartos- cuando el club blanquiverde era una máquina de gastar dinero con Rafael Gómez en la presidencia. Y, curiosamente, subió cuando la entidad atravesaba una de sus peores épocas, en aquel curso 98-99 marcado por los impagos y el encierro de la plantilla en el estadio que acabó con los goles de Óscar Ventaja y Ramos en Cartagena.

Ya en la categoría de plata, Pepe Escalante lo relegó a un segundo plano, por lo que en verano se marchó al Zamora, uno de los clásicos del grupo II, con el que acarició el ascenso en la 00-01 tras una temporada en la que el equipo castellano-leonés finalizó tercero. La campaña siguiente, el equipo no estuvo bien, pero su actuación individual, con 18 goles -récord personal- le permitieron unirse al ambicioso proyecto del Castellón, donde a pesar de partir como favoritos tras ser campeones, volvió a quedarse a las puertas de Segunda. Tras unos efímeros pasos por el Linares -cedido por el club de Castalia- y el Écija, regresó al Zamora para volver a pelear por el ascenso en la campaña 04-05 nuevamente sin éxito.

Una mediocre temporada en el Sant Andreu devolvió a Quero a la que él considera su casa: Córdoba. Antonio Gutiérrez y Rafael Ruiz Coco apostaron por el malagueño para su aventura en el Villanueva, que acabó con el cuadro rojillo perdiendo su plaza en Segunda B. Ya en Tercera, y con Rafa Carrasco en el banquillo, Quero se convirtió en uno de los pilares para meter a los jarotes en el play off desde la cuarta plaza. Tras eliminar contra pronóstico al Portugalete, el Racing B se cruzó en última instancia en el camino, en el que fue el principio del fin de la entidad pedrocheña, que desaparecería meses más tarde tras acumular innumerables deudas con sus profesionales.

Este final abrupto hizo que sus mejores jugadores encontraran acomodo en diversos clubes. Quero firmó en el Alzira para acabar la temporada enrolado en el Manchego días antes de la disputa de la fase de ascenso. El fracaso llevó igualmente al club manchego a la desaparición, lo que dejó al de Fuengirola con posibilidad de regresar a Córdoba y firmar por el Pozoblanco, donde tras un notable primer ejercicio a las puertas de la fase, ahora disfruta de su décima participación en un play off en el que ya han dejado a la cuneta al Utebo. Ahora espera el Tudelano. Será el domingo. Y entre los elegidos por Berges estará una vez más Juan Carlos Quero, un trotamundos del fútbol que no se cansa de dar lecciones con el balón en los pies.

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