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Boxeo
A los 16 años, Rafa Lozano Jr. tiene toda su vida por delante, pero él quiere aprovechar el presente sin dejar pasar ni una sola oportunidad. La leyenda de su padre ha marcado a este joven cordobés, que desde sus primeros pasos en el boxeo ha entendido que el camino correcto es el del trabajo y la disciplina, tanto para conseguir éxitos como para acallar a aquellos que pensaban que lo tendría mucho más fácil por ser hijo de uno de los mitos del pugilismo español. Los resultados ya empiezan a dar la razón a los que pronto atisbaron un enorme talento en el hijo del Balita Lozano que, hace una semana, dio a España su primer oro en un Europeo joven para empezar a escribir su propia historia.
En Montenegro, Rafa Lozano dio una exhibición para erigirse como el monarca continental de los -48 kilogramos. "Me sentí bastante bien, estaba súper bien preparado y es una de las veces que mejor me he encontrado físicamente y mentalmente, muy motivado. Esa es la base para el triunfo, ir motivado y bien preparado", comenta el joven púgil en conversación con el Día, aprovechando un viaje a casa para celebrar su éxito con la familia.
El carácter ganador que tenía su padre se le adivina pronto. Basta con preguntarle con qué objetivo viajó a Montenegro y si esperaba rendir a tan alto nivel. "Todos los torneos a los que voy, yo quiero ganar, siempre quiero tener ese oro colgado. No me vale la plata, las finales se compiten para ganar", asegura. El triunfo en Budva le sirvió para olvidar la mala pasada que le hicieron en el Europeo júnior del año pasado, en el que se tuvo que conformar con la plata tras una polémica decisión de los jueces. "Tenía la espina clavada desde el año pasado. He pensado mucho en aquel oro que me quitaron y yo no quería que en esta final me pasara igual y por eso tiré todo en todos los combates, como si todos fueran la final. Quería ese oro y no tener que pensar más en lo que perdí", reconoce Rafa, que lamenta las polémicas arbitrales que en ocasiones envuelven al boxeo por lo que pueden suponer para los jóvenes: "A los niños con estas cosas les quitas la ilusión y gente que tiene mucho talento puede dejar el deporte por eso".
Por fortuna, no fue su caso, pues el boxeo se ha convertido en una forma de vida para Rafa Lozano, que a sus 16 años se ha instalado en Murcia, donde entrena a diario con la selección nacional juvenil y cursa estudios de grado medio. En su infancia, Lozano era un niño activo que practicó fútbol, taekwondo y hasta gimnasia. "Lo que más hice fue fútbol, que me gustaba más que el boxeo, como todos los niños de ahora. Poco a poco fui haciendo más boxeo, me gustó, y cada vez quería ir más a entrenar que a jugar a fútbol. Así fue la transición, hasta que ya hubo un momento en que pensé que me tenía que decidir por uno. Me siento más a gusto y con posibilidades de llegar al éxito en el boxeo y la verdad es que no me he arrepentido ni un día desde que tomé esa decisión", asegura.
Del joven púgil cordobés sorprende su madurez y la claridad de ideas con la que asume los sacrificios que a su edad tocan para brillar en el deporte de élite. "Sí, mis amigos a lo mejor salen más de fiesta, o a jugar al fútbol, y yo no puedo. Pero bueno, ellos disfrutan ahora y yo lo haré más tarde. Yo trabajo para el día de mañana y ellos en un futuro también tendrán que trabajar. Todos tenemos que hacerlo. Yo prefiero hacerlo ahora. Me gusta la vida que tengo, antes igual prefería otras cosas, pero ahora me gusta hacer esto", explica.
Con esa predisposición y su talento, era cuestión de tiempo que los resultados llegaran y que se le empezara a reconocer por ello, y no por ser el hijo de un mito del boxeo español. "Yo sabía que iba a tener oportunidades por estar ahí mi padre, siendo lo que él ha sido. Eso me iba a abrir más las puertas, pero al final él te coloca y yo soy el que me lo gano. A mí me ha ayudado mucho, pero también yo me lo he ganado con trabajo", comenta sobre esa situación en la que se ha visto a veces de ser juzgado por su apellido. "Siempre me han dicho que por ser el hijo de mi padre tengo que dar ejemplo. Yo soy como soy en todos lados y mi padre igual. Yo me siento muy orgulloso de llevar su apellido, la gente es verdad que antes me decía eso, pero ahora yo voy sacando mis resultados y no pueden decir nada. Quien se sube al ring soy yo, no mi padre, y cada victoria me la he ganado", sentencia.
Rafa está decidido a hacer su propio camino, aunque su padre supone un referente a todos los niveles. Desde su cargo de seleccionador nacional, además, ambos están pudiendo disfrutar del camino juntos, algo que al joven púgil le enorgullece: "No puedo pedir nada más, tengo una suerte que muchos no pueden tener y por eso yo quiero aprovechar la oportunidad, y creo que lo estoy haciendo". Donde los demás ven al Balita Lozano, doble medallista olímpico, él además encuentra una figura paterna en la que apoyarse. "Mi padre es mi ejemplo para todo, como padre y como boxeador. Intento ser como él y me ha ayudado mucho en todo", cuenta orgulloso.
Y lo cierto es que viendo boxear al hijo, es imposible no acordarse del padre. "Los dos somos diestros, pero boxeamos de zurdos. Y los dos sabemos provocar que el rival tire el golpe que queremos, creo que es algo en lo que nos parecemos mucho. Es algo que me enseñó él y poco a poco lo estoy perfeccionando", explica Rafa, que quizás sin saberlo tiene hábitos que ya tenía su padre cuando se subía al ring, como la rapidez para examinar al rival: "Yo no miro más de 15 segundos de mis rivales, porque me pongo nervioso. Tengo que saber si es diestro o zurdo para ver cómo boxearle, pero nada más subir al ring, en unos segundos ya le he detectado todo. Creo que es una virtud que tengo bastante buena".
Asentado ya como una de las firmes promesas del boxeo español, Rafa Lozano Jr. quiere trascender de esa etiqueta a futuro para ser ya una realidad en los próximos años. En su mente, el Europeo es pasado y quiere más. "Subiré de categoría, a los -51 kilogramos, y ahí vamos a intentar el año que viene quedar campeones del mundo y campeones de Europa. Y pensando en élite, intentaremos ir a París 2024", avanza.
Esos Juegos Olímpicos llegarán a sus 19 años, pero es algo que no le asusta marcarse como reto. "Me pilla bien, será mi segundo año élite y me coge de lujo. Ha habido muchos boxeadores que han quedado campeones olímpicos siendo muy jóvenes. Verlos a ellos me motiva. Si ellos han podido, por qué yo no puedo. Hay que soñar a lo grande para que lo que te llegue sea grande también", comenta con seguridad. Y es que ese oro olímpico es el sueño que más se le repite desde la primera vez que se subió a un ring: "Siempre he tenido el ejemplo de mi padre, que fue medallista olímpico, y siempre he tenido el sueño de ganar ese oro. Luego está mejor pagado el ser campeón del mundo profesional, pero a nivel de sacrificio es más sacrificado el boxeo amateur y por eso creo que lo más bonito es el oro olímpico".
Más que presión, esa meta de estar en los próximos Juegos supone un motivo para trabajar cada día con ilusión para el púgil cordobés. "Yo lo voy a intentar, que todo el mundo sepa que lo voy a pelear. Si llega, pues llegó, y si no, pues miraremos a las siguientes, pero mi objetivo es llegar a París. Yo no cierro puertas a nada y lo que venga, bienvenido será. Para eso voy a trabajar todos los días", asegura. Con esa determinación y el talento que posee, todo será más fácil.
Además del talento que demuestra encima del ring, Rafa Lozano Jr. es un ferviente aficionado al boxeo. Fuera del gimnasio, una de las cosas que más le gusta hacer es ver combates con su padre. "Como padre e hijo", explica, desligando esa afición del trabajo en el gimnasio. Si se le pregunta por sus referentes, no demuestra mal gusto, ni mucho menos. "En la selección tengo como referente al capitán, Youba Sissokho, que es un grande como persona y como deportista. Es como mi hermano grande, siempre me apoya en todo", explica con admiración. En el campo profesional, Lozano Jr. se declara fan de Vasyl Lomachenko, púgil ucraniano que ha ostentado varios títulos mundiales en los pesos ligeros. De él destaca "que es zurdo, muy disciplinado y muy bueno", unas cualidades que él intenta pulir para alcanzar un día esas cotas que ahora sigue con pasión como aficionado en su tiempo libre.
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