El Villarreal B, un incordio perfecto
El broche de plata
Las hazañas del filial preocupan a los aspirantes al ascenso en el tramo final
Son un filial, pero no lo parecen. No tienen la necesidad de subir, pero corren y compiten como si su mendrugo de pan diario dependiera de ello. Tienen 20 años y muchos de ellos ya pasean en ferraris y porsches por la ciudad deportiva de Miralcamp. Es el Villarreal B, la auténtica revelación del campeonato y que, además, se ha convertido en este tramo final en el adversario más incómodo posible tanto para los que luchan por ascender como para los que lo hacen por no bajar. El viernes ganaron a domicilio al Elche, que se había revelado como aspirante a lo máximo una semana antes en el campo del Betis.
Llegaron a ir 0-2; acabaron venciendo 2-3 gracias al ecuatoriano Jefferson Montero, uno de los mejores delanteros del torneo. Tan mal le sentó la derrota a los locales -acaso por aquello de lo aparentemente innecesario de los puntos para el enemigo- que cuando los jugadores de ambos equipos se saludaban tras el encuentro, Paco Esteban se dirigió precisamente a Montero y le dio un bofetón. La cosa se quedó en unos cuantos empujones y alguna palabra más alta que otra, pero demuestra que la insolencia de un puñado de niños que no lo son no se reprende ni siquiera a golpes.
SE LEVANTÓ
Para un equipo en buena dinámica, lo más difícil es superar una derrota singular. Convertirla en algo anecdótico. El Levante cayó en Córdoba y recibía a un Hércules que venía de golear al Salamanca. Los dos rivales pleitean por subir y, además, las dos hinchadas se tenían ganas. Era el 40 aniversario del campo granota y, para colmo de emotividad y épica, Delibasic adelantó a sus suyos a los cinco minutos. Sin embargo, se levantaron guiados por un gran Juanlu, quien cambió el partido con su gol en el 33'. A partir de ese instante, todo fue rodado para los valencianos, que culminaron la remontada con un gol de Xisco. Vuelven a ser segundos y miran al futuro con el optimismo que les da su condición de resucitados por partida doble.
PACO JÉMEZ Y LOS FINALES
Cuando estaba en Córdoba, el anclaje de sus futbolistas al final de los partidos se convirtió en una maldita obsesión. Su equipo siempre la pifiaba al final, cuando ya había andado casi todo el camino. Ahora parece que los dioses del fútbol están devolviéndole lo que le quitaron. De los tres encuentros en los que Paco Jémez ha dirigido a Las Palmas, en dos ha conseguido puntuar gracias a sendos tantos en los últimos suspiros. Los dos (primero ante el Real Unión y el sábado ante el Betis) han tenido la misma firma, Rondón, que es el futbolista que mejor ha asumido el cambio de técnico. Han sido cuatro puntos de oro que, de momento, mantienen a los canarios fuera del descenso. Tendrán que sufrir, pero con la suerte de cara trabajarán mejor.
DÍMELO CON GOLES
El ambiente en Balaídos en los últimos años oscila entre lo frío y lo irritado. Cuando van, ven cómo su equipo que antaño les regalaba partidazos en Champions se ha vulgarizado hasta convertirse en candidato a bajar a Segunda B. La pasada semana se habían conjurado los futbolistas para ofrecer otra cosa. Y cumplieron. Después de un inicio apabullante ante el Cádiz -rival directo por no bajar-, Abalo hizo bueno un saque en largo de Yoel. El canterano, consciente de lo que lleva sufriendo su hinchada, celebró el gol pidiendo perdón a la grada como quien ora. Luego volvieron durante un rato a las andadas pero, como ganaron al final, todos se hermanaron con un triunfo que sabe a gloria.
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