La carta de jubilación
Una nueva derrota de su equipo provoca el estallido de la grada de El Arcángel contra el palco, con González como foco de las iras
Deivid vive de manera triste el homenaje tras su lesión

En la previa del choque ante el Mallorca, y cuando la tensión por la delicada situación del equipo iba creciendo, el presidente del Córdoba -Carlos González- volvió a aparecer para repetir mensajes del pasado, asegurar que estaba muy tranquilo con el cariz deportivo que está cogiendo el curso, reafirmar a Oltra en su cargo "hasta que él quiera" y volver a insinuar que a finales de año sería un buen momento para dar el relevo en la presidencia del conjunto cordobesista. Una táctica que, como los aficionados blanquiverdes saben a la perfección, no es nueva. De hecho, el máximo mandatario del CCF ya amagó con un paso atrás en octubre del 2014, cuando puso fecha de caducidad a su etapa como presidente. Una decisión que después pospuso en varias ocasiones y que dejó definitivamente aparcada al comienzo de este curso, con una reestructuración de la directiva que dejaba el cargo de presidente -en teoría y visto lo visto sólo en teoría- en una etiqueta prácticamente institucional.
Esa jubilación con la que González volvió a jugar durante la semana para sacar los focos de la mala marcha del equipo se la anticiparon ayer los aficionados blanquiverdes, hartos ya cuando ni siquiera se ha consumido la mitad de la temporada de una situación que empieza a enquistarse y que recuerda a otros tristes episodios de la historia blanquiverde. Y eso que esta vez la parroquia cordobesista ha mostrado mucha paciencia, porque el equipo acumulaba antes del choque de ayer seis semanas sin ganar y hasta la fecha los reproches habían sido mínimos. Ayer tampoco aparecieron las críticas mientras el equipo se mantuvo vivo en el partido, pero los mazazos en forma de gol que endosó por partida doble el Mallorca hicieron que la paciencia saltara por los aires en forma de cánticos dirigidos de manera unidireccional hacia el palco, donde por cierto no se encontraba un Carlos González que hace mucho que ya no frecuenta la zona noble -al menos de manera visible- del estadio.
No se acordó la gente de Oltra, a pesar de que su labor empieza a estar más que discutida y por mucho que Fernando Vázquez afeara unos cánticos que debió entender mal porque no iban dirigidos contra su compañero de profesión, si no contra un presidente que sigue escondiéndose ante el desencanto general que está provocando el caminar deportivo del Córdoba. El gol de Moutinho arrancó los primeros pitos y el de Brandon sirvió directamente para que las gradas de El Arcángel se vaciaran de manera progresiva hasta dejar una estampa desoladora en el momento del pitido final del árbitro. Volvieron a escucharse los reproches por el dinero no invertido en la plantilla (el clásico ¿Dónde están los millones?) o gritos directamente contra la figura del presidente (González vete ya) y la directiva, a la que se pidió de manera insistente la dimisión.
Antes de que El Arcángel se convirtiera en un hervidero clamando contra el presidente de la entidad, Deivid fue el protagonista en el arranque del partido, gracias al homenaje que recibió de parte de sus compañeros y del colectivo de Incondicionales. Los primeros saltaron al césped con una camiseta de apoyo al capitán cordobesista, que probablemente se perderá lo que resta de temporada por lesión; los segundos, por su parte, mostraron una gran pancarta con el dorsal del canario en la que rezaba un grito de aliento: Ningún obstáculo detendrá tu vuelo. El futbolista agradeció el gesto bajando en el descanso hasta la zona de Fondo Norte a saludar y fotografiándose después con todo aquel que se lo pidió en Tribuna, antes de volver al palco donde vio impotente la descomposición de su equipo.
En una noche fría y triste, El Arcángel rindió homenaje a uno de los hombres más queridos de la plantilla y fue tajante e inflexible con el presidente, pidiendo a voz en grito que adelante lo máximo posible la jubilación de su cargo tantas veces insinuada.
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