La Copa del Rey y la fiesta del fútbol en Lucena

Fútbol | Copa del Rey

Los aficionados celestes, en un día histórico, disfrutaron con la entrega de su equipo pese a la eliminación copera

La crónica: El Ciudad de Lucena dice adiós con honor a la Copa tras perder con el Leganés

Los jugadores celestes aplauden a la grada tras el partido.
Los jugadores celestes aplauden a la grada tras el partido. / Miguel Ángel Salas

Lucena/En un día que el fútbol tuvo que quedar en un segundo plano por las víctimas de la DANA que azota parte de España, Lucena vivió su particular cita con la Copa del Rey. Un premio a los méritos logrados el curso pasado, a pesar de quedarse de nuevo a las puertas del ascenso a Segunda Federación. Ese vuelve a ser el gran objetivo de la entidad para esta temporada, aunque este miércoles saboreó la cita copera como se merecía.

Era la sexta ocasión en la que un club de Lucena disputaba una eliminatoria del torneo del KO, la segunda vez para el Ciudad de Lucena y de nuevo ante un equipo de Primera División. Hace tres años llegó el Sevilla al estadio aracelitano, que contó con una limitación de aforo por las medidas pertinentes de la pandemia del Covid. Los hispalenses no perdonaron y se llevaron el pase. Este miércoles pisó el Leganés el templo lucentino y la afición arropó a su equipo desde el comienzo del choque.

Curiosamente, el Leganés se cruzó en el camino del extinto Lucena hace ya una década. Los dos equipos jugaban en Segunda División B y el choque se disputó en Butarque, donde los madrileños golearon a los cordobeses por 5-1 (Pepe Díaz marcó el tanto de los celestes). Lo de este miércoles era otra historia, un capítulo para el recuerdo de toda una localidad que animó desde antes del partido.

El Ciudad de Lucena, más allá de la lluvia y el recuerdo a las víctimas de la DANA que azota la zona mediterránea de España, buscaba una fiesta del fútbol. Era el día para que los suyos disfrutasen de un partido que se ganaron por su trabajo. Lucena estaba en el escaparate nacional. Era un reto muy complicado, pero cada jugada o cada acción de los locales se vibraba como si fuese un tanto de los de Antonio Jesús Cobos, que plantaron batalla a un rival de la máxima categoría.

Iván Vela saluda a varios aficionados al término del partido.
Iván Vela saluda a varios aficionados al término del partido. / Miguel Ángel Salas

Los gritos de Lucena, Lucena, Lucena y de Sí se puede se multiplicaban en una grada que empujaba a su equipo. Incluso la visibilidad se reducía porque el público se ponía en pie. Ese necesario jugador 12 que debe arropar a los suyos en citas cuando la teórica superioridad del rival es evidente. Sin embargo, con corazón y casta, los de Cobos plantaron su particular guerra a un cuadro madrileño que tuvo que hacerse al césped sintético del estadio Ciudad de Lucena, un campo donde reinan los locales en liga y donde este miércoles buscaban ese sueño de seguir vivo en el torneo copero.

En la primera mitad, el Ciudad de Lucena tiró de todo, incluso de la ayuda de la Virgen de Araceli. Hasta dos penaltis pitó Alberola Rojas, el mismo colegiado que ya dirigió el partido copero ante el Sevilla de hace tres años. No gustó nada a la grada la doble decisión del trencilla castellano-manchego. Sin embargo, las paradas de Iván Morales desataron la locura, al igual que el gol de David Agudo para empatar al borde del descanso. Los celestes estaban muy vivos y la fiesta no paraba en el estadio aracelitano.

En el segundo acto, el empuje de la grada no se enfrió pese al tempranero tanto de Juan Cruz. Fue un gol clave a pesar de que quedaba todavía un mundo. Tocaba seguir luchando y los de Cobos no se vinieron abajo. Los celestes lo intentaron, aunque arriba no estuvieron finos y ahí estuvo la clave final. La calidad del Leganés decidió un envite en el que Lucena volvió al escaparate nacional.

Los cánticos siguieron y el aplauso final de la grada a los suyos fue el otro premio para los de Cobos. No lograron el pase copero pero sí el cariño de su público. Ahora el sueño está en la liga y en un deseado ascenso. Con el ímpetu y las ganas de los lucentinos, ese reto estará más cerca. De momento el camino es el correcto. Y la Virgen de Araceli debe poner ya el otro granito de arena para que así sea.

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