Rafa Lozano Jr: "No iré a París a ver la Torre Eiffel, quiero ser campeón olímpico"
Entrevista a Rafa Lozano Jr, boxeador del equipo olímpico español
Tras superar un 2023 plagado de lesiones y lograr la plaza olímpica 'in extremis', el 'Balín' sueña a lo grande
"Me esfuerzo cada día por ser el mejor y he demostrado que estoy ahí, entre los mejores", asegura
Así fue la clasificación para los Juegos Olímpicos de París 2024 de Rafa Lozano Jr.
Córdoba/Dijo que lo haría y, pese a su insultante juventud, lo ha conseguido. Rafa Lozano Jr. (Córdoba, 2004) selló hace unos días su billete para los Juegos Olímpicos de París 2024 mostrando un talento y un aplomo abrumadores en una situación límite. El preolímpico final de Bangkok era la última oportunidad para los boxeadores de estar en París este verano y, en su caso, era la única, pues las lesiones lastraron su salto a la categoría élite en 2023. De todo ese sufrimiento pasado, con dos operaciones de por medio y un largo proceso de recuperación, el Balín -sobrenombre que lleva con orgullo y en honor a su padre- sacó fuerzas y coraje para que su talento aflorase en el momento decisivo. Ahora, todo en él es ambición e ilusión por completar el sueño y volver de la capital francesa con una medalla olímpica en la maleta. No se dejen engañar por su bisoñez, Rafa lleva toda su vida esperando el momento que ya atisba a poco más de un mes. Y no piensa dejar escapar su gran oportunidad.
-Vaya semana de emociones. ¿Cómo has digerido el éxito de lograr la plaza para los Juegos Olímpicos de París?
-Pues estoy todavía en una nube, pero bueno, bastante contento. Con ganas de empezar la preparación ya de cara a los Juegos y con ganas de que llegue el momento que tanto he soñado.
-Hace un año, con esa doble lesión en el bíceps, tocaste fondo y con solo 19 años.
-Sí, la verdad que 2023 fue un año que me marcó mucho, tanto en lo deportivo como en lo personal, porque al final lo deportivo te lo llevas a lo personal. Pero bueno, no todo ha sido malo, me ha enseñado mucho, sobre todo a valorar la victoria, porque muchas veces no lo valoras y no le das la importancia que tiene realmente. Aunque compitas y consigas un bronce, como en el Europeo, es una victoria también, porque hay mucho trabajo detrás. En abril me rompí el bíceps derecho y en septiembre el izquierdo, además del tendón del bíceps. Fue duro, muy duro. Ahora gracias a Dios, con trabajo y teniendo fe, creyendo en mí, he aprovechado la última oportunidad. He demostrado que estoy entre los mejores.
-¿Cómo se supera ese tipo de lesión tan grave, con la pérdida de confianza que conlleva para un boxeador a la hora de volver a golpear?
-Sí, eso es lo que más cuesta, el volver a tener la confianza. Pero bueno, al final, con el fisio que tenemos en la selección y el doctor que me operó, la verdad que tengo plena confianza en ellos y así ha sido más fácil. Cuando me decían que podía tirar, yo ya tiraba. Porque al final, para recuperarse plenamente, también hay que quitarse ese miedo. Gracias a Dios, ya está olvidado.
-Ese preolímpico de Bangkok era la única posibilidad de clasificar a los Juegos. ¿Cómo llevaste esa presión?
-Sí, era la única y la última. Pues con la presión de querer hacerlo bien. La verdad es que no me imaginaba el perder en este torneo, solo veía el ganar, el clasificar. No sabía cómo iba a reaccionar si perdía. Mi única opción era ganar y gracias a Dios lo hemos conseguido. La presión siempre está por querer hacerlo bien, por querer demostrarme a mí mismo y a mis entrenadores, que han confiado en mí, que estaba preparado y que estoy para grandes cosas. Pero lo más importante es que me lo he demostrado a mí.
-Otra vez le ha tocado a Rafa Lozano demostrar que merecía tener esta oportunidad, que no se la habían regalado.
-Sí, la verdad que desde que empecé, al ser mi padre quien es, una figura tan importante en el boxeo, siempre me han juzgado más que a los demás. Pero bueno, al final yo soy un chico bastante tranquilo, no pienso en la gente, pienso en mí, y siempre he sabido que tengo la calidad. También me esfuerzo todos los días para ser el mejor y, una vez más he demostrado, como lo hice en categorías inferiores, que soy de los mejores.
-El salto a la categoría élite ha sido tan natural que asusta, cuando normalmente adaptarse cuesta mucho.
-Desde niño siempre he estado con los mayores de mi equipo, que hoy en día son algunos de mis compañeros, y siempre he estado entrenando con ellos, haciendo guantes con ellos, y al final pues no he notado tanto ese cambio. Pero bueno, todavía hay muchas veces que sí que lo notas, al golpear a los rivales se nota que no se achican como puede pasarles a los más jóvenes. Los hombres son hombres y no hay ningún momento en que se vengan abajo.
-El vivir esta clasificación a los Juegos con tu padre en la esquina del ring, tiene que hacer mucho más bonita la experiencia.
-Totalmente. Para mí, mi padre es mi amigo, mi entrenador, mi compañero, lo es todo. Y vivir eso al lado de él, pues ya ves, es mágico. Una de las cosas que yo quería, porque no sé hasta cuándo mi padre va a seguir siendo entrador, era ir a los Juegos Olímpicos con él. Es súper bonito vivirlo con mi padre, los dos hemos tenido el mismo sueño y ahora vivirlo juntos es mágico.
-Quedan menos de 50 días para los Juegos. ¿Eres consciente ya de lo que vas a vivir?
-Sinceramente, estoy en una nube. Mira que me lo he imaginado un montón de veces, he soñado con esto, me levanté de las operaciones diciendo que iba a ir a los Juegos, pero no me lo creo todavía. Después de todo lo que he pasado, ahora saber que voy a los Juegos es una locura.
-¿Y ahora qué? ¿Cuál es el reto en París 2024?
-Mi objetivo era clasificar, pero ahora que estoy clasificado, el objetivo es ser campeón olímpico. Como he dicho en otras entrevistas, no iré a París a pasar el rato y a ver la Torre Eiffel, quiero ser campeón olímpico.
-Hablábamos hace casi tres años, tras ganar el Europeo joven y estos Juegos parecían un sueño lejano. ¿Qué ha cambiado en ese tiempo?
-Yo soy el primero que sabía que era muy joven para estos Juegos, que me cogen con 19 años, pero sinceramente, siempre he pensado que iba a clasificar, al conseguirlo me llegaron muchos mensajes de gente cercana recordando que lo habíamos hablado y gracias a Dios ha salido todo bien.
-En los Juegos el foco estará en otros boxeadores más veteranos. ¿Eso es también una ventaja?
-Así es, por mi juventud, ya comentan que he hecho historia sacando la plaza, pero yo quiero hacer historia sacando una medalla olímpica. Yo voy a ir por el oro, he nacido para ganar, no me gusta perder, nunca me ha gustado perder y no me gusta ahora en un momento tan importante. Ir a los Juegos, después de todo lo que he sufrido y luchado, es para aprovecharlo. Si lo consigo, estaré súper contento y agradecido conmigo mismo por nunca haber tirado la toalla.
-La última medalla olímpica para el boxeo español llegó en Sidney y la logró tu padre. Imagino que sería increíble poder coger su testigo.
-Es otra motivación más. Hace más de 20 años de aquella medalla olímpica y si lo consigo, qué más se puede pedir a la vida. Sería hacer historia para el deporte y el mayor logro personal.
-Mucha suerte y a por ello, Rafa.
-Muchas gracias.
Rafa Lozano Jr., el más joven en el mejor equipo español de la historia
A sus 19 años, Rafa Lozano Jr. vivirá los Juegos de París 2024 siendo el boxeador español más joven dentro del mejor equipo de la historia de su deporte en España. Junto al cordobés, cinco púgiles más buscarán las medallas, un número nunca antes alcanzado. Laura Fuertes, José Quiles, Oier Ibarreche, Emanuel Reyes Pla y Ayoub Ghadfa comparten el sueño del podio olímpico con Lozano, que señala el mérito del trabajo hecho en la Federación en los últimos años. "Es trabajo de todos los entrenadores y por supuesto de mi padre, que ha sido el que ha formado esta selección. Algunos no eran ni campeones de España y él los colocó ahí. Qué voy a decir yo de mi padre, pero es que es así, ya fue el mejor boxeador de la historia de España y ahora es el mejor entrenador, con esto que ha conseguido. Estoy muy orgulloso de él y yo no puedo decir otra cosa, es lógico, pero los resultados hablan por sí solos", apunta con orgullo.
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