"Las medallas fueron la tapadera del mal rollo"
ENTREVISTA · RAFA MUÑOZ, NADADOR
El nadador cordobés afronta con ilusión y ambición su nueva etapa en Marsella · Los técnicos galos le vaticinan una gran progresión · Muñoz cree que "el mal ambiente" es uno de los motivos de los malos resultados de la natación española en Pekín
Doble medallista en el Europeo de Eindhoven, olímpico en Pekín y cabeza visible de la natación masculina en España, el cordobés Rafa Muñoz inicia una nueva etapa profesional en Marsella, donde se entrenará esta temporada en busca de un nuevo impulso a su carrera.
-¿Por qué va a Marsella?
-Por curiosidad, curiosidad por saber qué hacen allí, por saber por qué ellos tienen resultados a nivel europeo y mundial cuando sólo nos separan los Pirineos. ¿Qué diferencia hay entre España y Francia? No sé si es la Federacion, los entrenamientos, las instalaciones... Marsella tiene unas instalaciones más antiguas que las que hay en España, pero de ahí han salido nadadores de alto nivel y medallistas olímpicos. Todo es una cuestión de curiosidad deportiva.
-¿Cuándo se da cuenta de que necesita marcharse?
-Ya llevaba un par de años planteándomelo. Lo pensé el primer año que estuve en Barcelona, mi segundo fuera de casa. Ya quería irme al extranjero. Pekín ha sido el paso final, porque el ejemplo es Michael Phelps. Cada vez que compite nada mil pruebas y siempre está igual, como si no se cansara. ¿Qué sistema de entrenamiento tiene?, ¿qué tipo de recuperación...? Quiero probar nuevos tipos de entrenamiento, porque aunque me tenga que machacar en la piscina, a mi también me gustaría tener la opción de alcanzar esos resultados.
-Supongo que habrá sido una decisión muy meditada.
-Lo pensé en Pekín y dije: "me quiero ir". Aunque sea una locura.
-¿No era suficiente con lo que hacía en España?
-Quizás no, pero quizás hacía demasiado para los resultados que tenía. Igual en otros sitios entrenan menos y tienen mejores resultados. Es algo que no me cuadra.
-Por cierto, ¿qué recibimiento tuvo cuando llegó a Marsella?
-Tenía un poco miedo a ese rechazo, pero la natacion es un deporte de humildad y de gente humilde. Hay rivalidad, pero fuera del agua somos amigos, al menos entre los chicos, porque las chicas son algo diferente. Todos me saludaron, se mostraron muy abiertos, intentando hablar en inglés o incluso en español. Todo hizo que me dieran más ganas de quedarme allí.
-Y en su nuevo club va a coincidir con una nadadora mediática como Laure Manaudou.
-Lo vale, porque además de ser una gran nadadora es muy guapa. Voy a entrenar con ella y será una gran experiencia. El Marsella ha pagado 350.000 euros de traspaso por ella, y además tiene un montón de marcas que le patrocinan. No es lo mismo que en España. Aquí es fútbol y ya está.
-¿Dónde quiere llegar marchándose a entrenar a Francia?
-Son retos propios. El primer día que fui me dijeron el tiempo que puedo hacer en 100 mariposa y eso es récord del mundo. Lo pintan tan bonito que dices: "tengo que ir".
-¿Ya le han hecho una previsión de objetivos?
-Sí. Me han comentado que en piscina corta puedo hacer 49.10 en 100 mariposa y eso es récord del mundo. Que me digan que tengo el mejor subacuático de Europa y casi del mundo es algo que me puedo creer, pero que me digan que puedo hacer récord del mundo es increíble. Por eso tengo curiosidad de ir a ver si es verdad. Quiero darlo todo hasta Londres 2012, y luego decidiré si sigo o no.
-¿Sabe que tiene esa marca?
-Es que es algo que no se sabe, uno no es consciente de ello. Generalmente, cuando uno toca la pared y mira el reloj nunca sabe cómo lo ha hecho. Me puedo sentir bien, pero nunca sé la marca que voy a hacer. Es una sorpresa. Como nunca me han mentalizado de que puedo hacer esos registros... A lo mejor eso es lo que pasa en España. En el extranjero te mentalizan para ganar, para dar el máximo.
-¿Entonces, se plantea la mejora a medio plazo?
-La mejora debe ser tanto ahora como con miras a Londres. No vale que haga la marca de mi vida ahora y que en Londres haga una cagada. La mejora debe ser a corto, medio y largo plazo, ir haciendo buenos resultados hasta que en Londres pegue el bombazo... o el estrellazo. En natación o estás o no estás. Tan fácil entras como sales. El día que no hagas mínima y no hagas resultados nadie va a pensar "pobrecito". Simplemente, estás fuera.
-Londres es pues el gran objetivo.
-Mi reto es dejar el listón alto a los futuros nadadores andaluces y cordobeses en particular, porque quiero que al siguiente que lo vuelva a hacer se le reconozca más que a mí. Es un tema de ambición personal. Soy el primer cordobés que ha ido a un Mundial, a unos Juegos... pero quiero que al que venga también se lo reconozcan así o más aún.
-Bueno Rafa, supongo que todos los cambios se hacen para mejor.
-Siempre suelen ser para mejor, pero a veces, con tantos como he tenido, no terminas de asimilarlos. A lo mejor viene bien cambiar ahora. Soy joven y creo que puede ser bueno para tener alegría, ilusión de nadar y divertir a la gente. Lo mío es un trabajo, pero un trabajo divertido, porque te lo tienes que pasar bien. No hay mejor cosa que hacer las cosas con diversión, sin que te obliguen.
-¿Pensó quizás en Pekín que no era competitivo?
-No. Fui igual de competitivo que siempre, pero me dejó mal el tema del hombro. Nunca he querido ponerlo como excusa, pero me creó desconfianza en el subconsciente.
-Los Juegos fueron un desastre. ¿Qué le pasa a la natación?
-Te voy a dar mi punto de vista. En el Europeo de Endhoven todo salió que te cagas, con medallas por todos lados, algo que no se esperaba. Cuando las cosas salen bien todo el mundo se echa flores. Costó mucho repetir la forma física de Eindhoven, todo salió mal y se ha buscado a quién echar las culpas. Mira, no. Tu entrenador te ha preparado igual que para Eindhoven, pero si las cosas no han salido, no le eches la culpa al entrenador.
-Desde fuera da la sensación de que había muy mal rollo.
-Es que cuando las cosas salen bien soy un fenómeno, pero cuando salen mal es el entrenador, el director técnico, el ambiente... Es verdad que el ambiente que hubo en Eindhoven no tuvo nada que ver con el de Pekín. A mi no me gustó nada. Había problemas anteriormente entre el grupo, con las chicas particularmente, y en Pekín todo fue a peor. En Eindhoven todos estábamos más unidos, y no es por echarme flores, pero abrí el medallero y eso le dio a la gente mucha motivación.
-Entonces es un ambiente ficticio, sujeto a los resultados.
-Sí, porque las medallas han sido la tapadera del mal rollo del grupo. Yo, que nunca había hecho final en un Europeo, hice final, logré el bronce y el récord de España. Eso ayudó al ambiente en Eindhoven. Igual si hubiese llegado en agosto a la final hubiese pasado otra vez, pero como no fue así la gente se dejó llevar por el mal ambiente. La natación es un deporte de sensaciones, y el día que no las hay, mejor que no las busques.
-Se va a Marsella por su cuenta para mejorar, Aschwin Wildeboer se va a Australia... Es una imagen de falta de unidad, de que cada uno va a lo suyo.
-Es que en la natación nunca podemos ser como en sincronizada o waterpolo, porque no somos un grupo, no hay estrategias de equipo. Es en un grupo de trabajo, pero es un deporte individual, porque tú eres el que entrenas solo. Yo percibí falta de unidad en las competiciones. Si hay una competición y todos tenemos que estar en la grada, no puede ser que algunos estén en el fisio porque dicen que están mejor. Son puntos claves en los que se ve esa falta de unidad. Ves como todo el equipo de Rusia, Francia, Alemania o Italia está animando en la grada, porque tienen que hacerlo, pero también porque les gusta representar a su país. Aquí, si dices que te gusta representar a tu país ya eres un facha, y más los catalanes.
-¿Hasta ese punto?
-Sí, ya me ha pasado más de una vez. Recuerdo estar en una concentración júnior en Calella con la RFEN. El entrenador explicó el trabajo a todos en catalán y cuando teníamos que empezar le dije que no sabía lo que teníamos que hacer, que no entendía catalán y que yo era andaluz. Le dije que prefería que explicara el entrenamiento una vez para todos que no dos veces en catalán. Aparte, yo vengo con la federación española, no con la catalana.
-¿Y cómo lleva su particular relación con el italiano Coconi?
-No es ni de amor ni de odio. Es una relación cordial y neutral. Con esta gente te tienes que llevar bien, porque si no, te pueden hacer la vida bastante jodida.
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