Los valores del olimpismo

El Olimpismo se inicia históricamente en el año 776 a.C., siendo restaurado en los tiempos modernos por Pierre de Fredy, Barón de Coubertin, en el Congreso de París del 23 de junio de 1894.

El Olimpismo hoy día es una filosofía de vida que utiliza el deporte como correa transmisora de sus principios formativos, pacifistas, democráticos, humanitarios, culturales y ecologistas.

El Olimpismo tiende a la mejora de la raza humana, pretendiendo formar ciudadanos íntegros, equilibrados y justos, a través de la escuela de vida que supone la práctica del deporte en todas sus especialidades.

La paz entre los pueblos ha sido el objetivo primordial del Olimpismo moderno. En los Juegos Olímpicos antiguos se estableció una Tregua Olímpica por la que las guerras se detenían para que los atletas pudieran competir pacíficamente en la localidad de Olimpia. Esta tregua sagrada, restaurada en 1993 con el apoyo de la ONU, pretende un período de paz mundial para que la juventud del mundo pueda reunirse durante la competición.

El Olimpismo es democrático y humanitario, en el sentido de que todos los pueblos y razas son tratados por igual, no permitiéndose ningún tipo de discriminación por motivo de raza, lengua, religión, vinculación política o cualquier otro. Los países que no cumpliesen con la regla serán excluidos de la familia olímpica y de los Juegos, como ocurrió con Sudáfrica entre 1970 y 1992 a causa de su injusta política de segregación social.

El Olimpismo promueve la cultura. En los Juegos Olímpicos antiguos se daban cita en Olimpia, con ocasión del torneo, además de los más destacados atletas del momento, los más famosos filósofos, poetas, escultores e historiadores. La competición cultural en el Olimpismo moderno fue introducida en 1912 con ocasión de los Juegos de Estocolmo (arquitectura, escultura, pintura, música y literatura). En la actualidad, la denominada Olimpiada Cultural trata de promover y difundir la cultura durante los cuatro años que dura el periodo denominado Olimpiada, que a veces se confunde con el periodo de algo más de veinte días que duran los Juegos Olímpicos.

El Olimpismo defiende el medio ambiente ya que si a través de su práctica se intenta alcanzar el patrón objetivo de un ser humano equilibrado y perfecto, no puede lograrse ese fin si el entorno en el que el individuo se mueve se halla altamente contaminado, viciado o polucionado. En este sentido, las ciudades que pretendan ser candidatas a organizar unos Juegos Olímpicos han de presentar ante el Comité Olímpico Internacional (COI) un detallado programa deportivo con exquisito respeto al medioambiente.

El COI ha movilizado a todos sus miembros, organismos, instituciones y deportistas para luchar contra el preocupante deterioro del medioambiente, motivado normalmente por irresponsables y temerarias ambiciones comerciales.

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