La victoria, el mejor bálsamo

Las victorias son el mejor bálsamo para equipos sumidos en dudas como el Ars. Esa bendita solución llegó ante el Aranda justo antes de que la palabra crisis empezara a habitar en Palma del Río, aunque nadie le quitó el susto a la parroquia de El Pandero tras el último arreón de los burgaleses.

Se preveía un choque tenso en la pista y también en la grada, debido al enrarecido ambiente que se respiraba alrededor del club tras la derrota de la última semana en Cangas. Sin embargo, la emotividad provocada por el fallecimiento del padre de Manu López acabó con todas las rencillas y sirvió para unir voluntades.

Y eso que el choque se puso cuesta arriba en una primera parte de claro dominio burgalés. El Aranda mandó durante muchos minutos, aunque nunca llegó a romper el partido y dio vida a un Ars que llegó al intermedio con la contienda nivelada (15-15).

El escenario cambió radicalmente en el segundo acto. Un parcial 5-2 en los primeros cinco minutos otorgó a los locales una ventaja que pronto se estabilizó en torno a los cinco goles gracias, especialmente, a una notable mejora de la actitud defensiva.

Parecía que, al fin, la afición palmeña iba a tener una tarde plácida en El Pandero, superando a uno de los grandes de la competición. Pero entonces, cuando el choque encaraba su recta final y el Ars mandaba por cuatro tantos, entró el miedo y regresaron los fantasmas. Hace apenas siete días, los cordobeses desperdiciaron una ventaja de siete tantos en la cancha del Cangas y acabaron perdiendo. Ayer hubo otro amago de drama cuando el Aranda se acercó a sólo dos goles a falta de un minuto, pero por esta vez sólo se quedó en un susto.