Análisis
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Prodiel, multinacional sevillana especializada en la promoción, desarrollo y construcción de grandes plantas de generación de energías renovables, cerró 2021 con un Ebitda (resultado operativo sin tener en cuenta amortizaciones, intereses o extraordinarios) negativo de 105 millones de euros y unas pérdidas después de impuestos de 167 millones de euros, lo que contrasta con el Ebitda positivo de 2020 (111 millones) y las ganancias totales de ese año (91 millones). La facturación, además, se ha reducido en más de la mitad: de 661 millones a 334.
El resultado, muy negativo, se debe -según explicó el vicepresidente de la firma, Miguel Somé Domínguez, en un encuentro virtual con varios medios de comunicación- a una coyuntura muy complicada de aumento de precios de las materias primas, dificultades en el transporte de materiales y demora en la tramitaciones de proyectos de las administraciones públicas. Ello ha conducido a una tormenta perfecta que ha llevado a la parálisis a los proyectos que tenía en cartera Prodiel (unos cuatro gigavatios) y a acelerar la entrada de un inversor ya prevista desde hace unos años.
La multinacional ha decidido asumir los costes ya incurridos de estos proyectos parados e incorporarlos al balance de 2021. Y ha llegado a acuerdos con los clientes en tres de los cuatro gigas en cartera para dar por finalizados los proyectos. Eso no significa que no se vayan a hacer, sino que se pone el contador a cero con vistas a una renegociación futura de las condiciones.
"Hemos sido extremadamente conservadores en el balance y lo hemos provisionado todo como si nunca fuéramos a hacer un proyecto de construcción. El valor de nuestras filiales pasa a ser cero, lo hemos depreciado", explica Miguel Somé, vicepresidente de la compañía que preside el también presidente del Betis, Ángel Haro.
Según afirma Somé, lo bueno que tiene "provisionar todo lo provisionable" es que Prodiel solo puede crecer. "Ahora estamos en la planta -5 del parking y lo único que podemos hacer es subir", dice.
En este contexto, el grupo busca una nueva configuración que le permita sortear la crisis y ser un actor importante en el futuro.
Para ello, primero ha resuelto la deuda comercial con los proveedores, que ascendía a 100 millones de euros. Una parte, 70 millones, se ha saldado ya gracias al ingreso de 80 millones por la venta a Smartenergy de una cartera de proyectos de un giga. Y los 30 millones restantes se han refinanciado, con lo que, según afirma Somé, "ya no hay deuda vencida con los proveedores".
En segundo lugar, ha reestructurado 114 millones de deuda bancaria, de tal manera que ha logrado un periodo de carencia de los intereses de un año y la amortización de la deuda hasta junio de 2025. Prodiel ha sido asesorada en la negociación por Cuatrecasas y Amura Partners y los bancos por Price, FTI Consulting y el despacho Gómez-Acebo y Pombo.
El cierre de la reestructuración de la deuda, tanto comercial como financiera, en siete meses ha permitido a Prodiel evitar solicitar el concurso de acreedores e incluso el preconcurso. "Es verdad que protege pero también hace ruido y tiene un coste de reputación", asegura Somé. Tampoco ha tenido que acometer un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). Ha ido reduciendo trabajadores a medida que han terminado los proyectos y en la sede central de Sevilla la plantilla se ha recortado un 7% a través de despidos pactados. Actualmente trabajan en Prodiel 594 personas.
En tercer lugar, quizás lo más importante, Prodiel prevé que un socio inversor entre en la empresa a finales de año para acometer la promoción de 15 nuevos gigavatios en España y el resto de Europa. Esa es la tabla de salvación del grupo, e implica la entrada en el capital de este socio -que vendría sobre todo a aportar financiación- y la dilución de las acciones de los actuales accionistas. Ahora mismo, la firma es propiedad en un 45% de Ángel Haro, presidente del Betis, en otro 45% de familia catalana Godia (45%) y de José María Vicente (10%).
La intención de Prodiel es integrarse en "un grupo más grande que tenga todas las líneas de negocio menos las que nosotros aportamos: desarrollo y construcción; y que tenga, sobre todo, capacidad de inversión". Es esto último lo que permitirá a Prodiel ofrecer la garantía financiera necesaria que ahora por su propia coyuntura no tiene.
Como es lógico, Somé no da demasiados detalles de la negociación. Se limita a afirmar que "progresa adecuadamente" y que espera que a finales de este año o principios del año que viene se materialice.
En 2022 la empresa espera seguir teniendo pérdidas, aunque no tan cuantiosas como las del año pasado. La velocidad de la recuperación, explica Somé, va a depender de la premura de las administraciones públicas a la hora de desbloquear las tramitaciones pendientes.
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