Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
Estados Unidos evitó a última hora lo que pudo ser un histórico cese de pagos al firmar el presidente Barack Obama la ley que eleva el límite de endeudamiento, después de semanas de pugnas políticas en Washington.
Alejado de las cámaras y sin más notificación pública que una sucinta confirmación de la Casa Blanca, Obama promulgó una norma que no satisface por completo a ningún partido pero que era imprescindible para que desapareciera la amenaza de bancarrota que se cernía sobre el país desde esta medianoche si el Congreso no hubiera dado su visto bueno.
El Senado, de mayoría demócrata, había aprobado por 74 votos a favor y 26 en contra el acuerdo bipartidista sobre la deuda, como hiciera la víspera la Cámara de Representantes, mayoritariamente republicana, por 269 votos a favor y 161 en contra. "Es importante que aprendamos a vivir a la medida de nuestros medios", dijo Obama desde el Jardín de las Rosas, poco después de la votación en el Senado.
Y aunque la ley establece reducciones de gastos del Gobierno pero no aumentos de impuestos, Obama insistió en que a largo plazo "necesitamos un enfoque equilibrado, incluida una reforma del código impositivo para que los más ricos paguen su justa contribución". "No podemos equilibrar el presupuesto pisando sobre la espalda a quienes han soportado lo peor de esta recesión, los trabajadores, los estudiantes, los ancianos", afirmó Obama, y añadió que en los próximos meses seguirá "luchando por nuevos empleos, sueldos más altos y un crecimiento más rápido de la economía".
Después de seis semanas de acalorados debates y advertencias sobre las consecuencias catastróficas de la negativa a subir el tope del endeudamiento nacional -hasta ahora en 14,29 billones de dólares-, los mercados reaccionaron casi con indiferencia al arreglo pergeñado por los políticos. La agencia de calificación de riesgo Fitch anunció pocos minutos después de la votación del Senado que el acuerdo es conforme a la calificación AAA -excelente- para el riesgo de EEUU. Según Fitch, el peligro de que EEUU entre en mora es extremadamente limitado.
Hasta el último momento antes de que se iniciara la votación en el Senado, el líder de la minoría republicana, Mitch McConnell, sostuvo que el acuerdo no le agradaba mucho, y culpó de las pugnas para aprobar el aumento de la deuda al Partido Demócrata y al presidente Obama, que insistieron en la necesidad de aumentar los impuestos.
El líder de la mayoría demócrata, Harry Reid reprochó al Partido Republicano haberse atenido demasiado a la intransigencia de su ala más derechista, el Tea Party, que insistía en la necesidad de recortar el gasto público a toda costa.
La nueva ley autoriza a elevar el endeudamiento de inmediato en 900.000 millones de dólares, a los que se añadirán otros 1,5 billones el año próximo. De esta manera Obama consiguió que el asunto no vuelva a aparecer en la pugna legislativa hasta después de las elecciones presidenciales de noviembre de 2012. Como contrapartida se aplicarán recortes de gastos de entre 2,1 y 2,4 billones de dólares a lo largo de los próximos diez años.
Un comité bicameral y bipartidista tiene de plazo hasta fin de año para identificar otros gastos del Gobierno para reducir el déficit federal. Como este acuerdo no incluye impuestos a los más ricos y sí posibles recortes a programas sociales ha decepcionado profundamente al ala más progresista del Partido Demócrata y a votantes independientes que respaldaron a Obama cuando en 2008 ganó la presidencia con las consignas de "Cambio" y "Sí podemos".
En el otro extremo, los legisladores allegados al Tea Party, que habían jurado literalmente que no votarían un aumento de la deuda, se muestran decepcionados con los dirigentes republicanos que apoyaron tal incremento sin asegurarse recortes drásticos en los gastos del Gobierno.
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