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El impacto de la larga sequía en las cosechas, la prolongada crisis de costes, que encarece toda la cadena de valor, y otros factores como el avance de la gripe aviar en la cabaña ganadera han generado el cóctel perfecto para que los precios de los alimentos sigan disparados.
Los alimentos y las bebidas no alcohólicas se encarecieron en octubre un 15,4% frente al mismo mes de 2021, subida que supone un nuevo récord desde 1994.
La pregunta de por qué los alimentos siguen su propio camino inflacionista hay que buscarla en las particularidades de esta cadena sometida no sólo a las tendencias globales económicas sino también al impacto de la meteorología y de la sanidad en sus producciones, así como a la disparada cotización de las materias primas.
La mayor subida de los precios al consumidor se ha producido en el azúcar, con un alza anual del 42,8% y el coordinador de servicios agronómicos de la azucarera Acor, Javier Narváez, ha explicado a Efe que "la industria azucarera no se está beneficiando" de ese alza tan abultada.
La ha achacado a varios factores, entre ellos, "a la distribución" y al "repunte del precio europeo de este producto entre un 19% y un 20% desde este verano".
Ha añadido que en Europa hubo la pasada campaña una menor producción remolachera, con rendimientos más bajos, y este año ha sucedido lo mismo por la sequía y altas temperaturas, lo que ha reducido el volumen disponible.
"Esa es la razón por la que las ventas 'spot' u ocasionales de última hora por parte de pequeñas empresas que elaboran productos con azúcar -que no suman ni un 1% de las totales- se han encarecido, no así las ventas a los grandes grupos de alimentación, que se programan y fijan con gran antelación", ha indicado.
La segunda categoría de alimentación que más ha subido ha sido la de legumbres y hortalizas frescas, con un 25,7% anual, mientras que las frutas frescas anotaron incrementos del 12,8% anual.
El responsable del sector hortofrutícola de COAG, Andrés Góngora, cree que "es incomprensible" lo que ha ocurrido con el índice de precios al consumo (IPC) en el caso de las hortalizas, ya que en octubre, el volumen de producción fue muy elevado por las altas temperaturas, que han acelerado su maduración en el campo.
"No entiendo qué hacen los supermercados, que mantienen los precios altos y no estimulan el consumo de hortalizas y frutas que está en descenso, lo que está agravando la mala situación del productor", ha sentenciado.
La federación hortofrutícola Fepex ha expuesto que la subida de las frutas "se ha debido a la climatología, que ha provocado un fuerte descenso de la producción".
Los huevos están ahora un 25,5% más caros que hace un año y la directora de la asociación de productores de huevos (Aseprhu), María del Mar Fernández, achaca esa subida principalmente a la escasez de huevos a nivel global por el impacto de la influenza aviar en las granjas europeas y norteamericanas en los últimos meses.
Sólo en Europa se calcula que faltan unos 13 millones de gallinas para reemplazar a los animales muertos o sacrificados con el fin de contener los focos.
También sigue afectando, según ha indicado, la subida de los costes de las materias primas y el resto de los insumos que han encarecido el producto especialmente durante la primera mitad del año.
La cuarta categoría más inflacionista en alimentación ha sido la leche (+25 %) y en este caso se debe a que el encarecimiento del precio de los piensos (se han duplicado en un año), unido a los costes energéticos han llevado a un encarecimiento del valor del producto a lo largo de toda la cadena, desde el campo a la mesa.
El sector ya apuntó hace meses que se estaban sacrificando más vacas lecheras de lo normal ante la falta de rentabilidad y eso se traduciría en una escasez de producto en otoño con su consiguiente encarecimiento y parece que se cumplen los pronósticos.
El presidente de la principal asociación de lecheros de España (Agaprol), Francisco Fernández, ha indicado que incluso los lácteos menos demandados se han dejado de fabricar ante la falta de leche nacional y extranjera.
Hace un año el litro de leche se vendía a una media de 59 céntimos en los supermercados y ahora está rondando ese precio pero en el primer eslabón, es decir, el de venta del ganadero a la industria, lo que puede dar una idea del encarecimiento aplicado.
A pesar de ello, el ganadero, según Fernández, sigue con un margen de rentabilidad justo porque paga el doble que hace un año por un saco de pienso.
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