Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
Los aranceles del 25% al aceite de oliva español envasado impuestos por Trump ya se notan en el mercado norteamericano. Las ventas de este producto en los supermercados de aquel país -canal en el que se venden dos de cada tres botellas- han descendido un 8% en diciembre respecto al mismo mes del año anterior, en el que es el primer dato que indica el impacto de las tasas. Es una bajada muy apreciable, sobre todo si tenemos en cuenta que el consumo de grasas es muy estable y las variaciones sólo se perciben en el medio y largo plazo.
El dato es general, y no sólo referido al aceite español, pero es evidente que el golpe al principal exportador –que acapara un 42% de las ventas totales en EEUU y sin contar el producto nacional embotellado en Italia– ha influido en el parón de diciembre. Según afirma Joseph R. Profaci, director ejecutivo de la North American Olive Oil Association –patronal del sector en EEUU y que agrupa a bastantes empresas españolas– “los aranceles han jugado un papel en esta evolución y en la creación de cierta incertidumbre, como resultado de la cual las compañías son reacias a cerrar promociones y a tomar decisiones de compras a largo plazo”.
Recordemos que España envía –vía directa o a través de Italia– 150.000 toneladas a EEUU, el 10% de toda la producción nacional y el 50% de todo lo que se exporta.
La subida, lógica, de los precios de venta al público y la menor presencia del aceite de oliva en los lineales, ha hecho, según Profaci, que parte de los consumidores americanos se hayan pasado a otras grasas, como aceite de colza, de cacahuete y soja, “productos menos saludables y que dañan al cliente norteamericano”. Este hecho, ya constatado, ha sido uno de los argumentos utilizados por la patronal norteamericana en los comentarios presentados ante la Oficina del Representante de Comercio de los Estados Unidos (USTR), que está sometiendo a revisión todos los productos bajo el arancel, entre ellos determinados tipos de vino, cítricos y quesos. El pasado lunes se cerró el plazo de alegaciones y en los próximos días este organismo, dependiente del Gobierno norteamericano, decidirá si mantiene las tasas actuales, las aumenta hasta el 100% o las elimina. También debe decidir si restringe o amplía el número de productos afectados.
En lo que se refiere al aceite de oliva –el producto español más afectado, ya que los aranceles no afectan a competidores como Italia o Grecia– Profaci se muestra “agnóstico”, según sus propias palabras. “No podemos estar seguros de cuál es la racionalidad que hay detrás de las decisiones de los aranceles. Permanezco esperanzado, de todas formas, de que la razón prevalecerá a la hora de levantar las tarifas”, añade.
Pero, pese a esa esperanza, el directivo de la patronal aceitera norteamericana advierte de que los riesgos de un incremento son ciertos, y lo que es peor, de que las restricciones se amplíen también al aceite de oliva a granel, lo que recrudecería el golpe. “Interpretamos que la nota de la USTR del 12 de diciembre (el día en el que se puso en marcha el nuevo proceso) tenía la intención de revisar la acción que había derivado en las tasas de octubre y eso da a entender que todas las opciones están sobre la mesa”, recuerda Profaci.
De aplicarse una tarifa también a las exportaciones de unidades de aceite de oliva superiores a 18 kilos (a granel), que ahora están exentas, la intención de empresas como Acesur –propietaria de marcas como Coosur y La Española– y Sovena –dominadora de las marcas del distribuidor en EEUU– de levantar plantas en EEUU para envasar allí y así sortear el arancel se vería muy dificultada. Tendrían que recurrir para el envasado necesariamente a aceite no español, ya que también tendría el arancel en el granel. También Dcoop quedaría bastante tocada, pues exporta aceite a granel a EEUU que luego se envasa en las plantas de la norteamericana Pompeian, con la que tiene una alianza estratégica. En octubre, la cooperativa malagueña cifraba en 80 millones de euros el posible impacto en sus cuentas del arancel del 25% al aceite de oliva envasado.
La situación en EEUU también está teniendo su reflejo en las exportaciones, aunque menos de lo que cabría esperar. Así, en octubre –el mes en el que se impusieron los aranceles– se produjo una salida récord de 106.100 toneladas, pues muchas empresas aprovecharon para introducir producto en EEUU antes de la aplicación efectiva del arancel. En noviembre la cifra se sitúa en 85.000 y en diciembre en 70.000, cifras incluso algo superiores a las del año pasado. La razón puede radicar en que en esta campaña la UE y el Comité Oleícola Internacional (COI) prevén que el consumo mundial se eleve un 6% y la producción sólo un 2%, según informaba el pasado miércoles la organización agraria UPA. "Con el crecimiento mundial de la demanda, los países europeos están empezando a reaccionar con nuevos canales comerciales con países como China e India, en detrimento de los importadores norteamericanos", señala Profaci.
Tampoco las importaciones de otros países a España registran un comportamiento diferente desde los aranceles. Están en niveles altos –por la menor producción en España– pero muy similares a los del año pasado.
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