Análisis
Santiago Carbó
Tras un buen año en lo macroeconómico, en 2025 hará falta mucho más
Antes de la llegada de la pandemia por Covid-19, la oferta de empleo en España se había incrementado un 10,2% en el año 2019, un aumento muy positivo que permitía encadenar siete ejercicios consecutivos de crecimiento. No obstante, los dos meses que siguieron al 15 de marzo de 2020, fecha de la entrada en vigor del estado de alarma, la oferta de empleo se vio peligrosamente reducida en un 70%.
Un informe presentado por el portal de trabajo Infoempleo y el Grupo Adecco, declara que las empresas y profesionales se muestran cautos con respecto a la evolución de la economía española durante 2021, ya que consideran que la recuperación no llegará este año.
Sin embargo, esto contrasta con las buenas previsiones lanzadas desde el Gobierno, el banco de España y la Comisión Europea, que prevé alcanzar niveles prepandemia en 2022.
No todos los organismos se muestran tan optimistas, ya que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) retrasa el final de la recuperación hasta el segundo trimestre de 2023.
Las empresas, por su parte, no se aventuran a hacer grandes previsiones debido a que, después de lo vivido, actúan con mucho miedo. Temen, principalmente, que no se reactive el consumo, y que la existencia de nuevos rebrotes provoquen nuevos periodos de confinamiento.
También se pronuncia con respecto al incremento de los costes y los cambios de hábitos y gustos de los clientes, lo que también frena la posibilidad de una visión más positiva por su parte.
Sin embargo, según apunta el Informe Infoempleo Adecco: Oferta y Demanda de Empleo en España, un 39,4% de las organizaciones se plantea realizar nuevas contrataciones durante los meses restantes de 2021, una noticia muy positiva que arroja un poco de luz al final del túnel.
Aun así, el estudio también aclara que un 25,8% de los empresarios continuarán realizando despidos, mientras que un 23,5% recurrirá a recortes salariales y un 11,1% solicitará entrar en ERTE o ampliarlo.
Después del gran éxito que ha tenido el teletrabajo, la pandemia también ha vuelto a poner sobre el tablero la implementación de la semana laboral de cuatro días.
De hecho, desde el Gobierno se propuso hace unos meses un proyecto piloto de tres años diseñado para ayudar a las empresas a hacer esta transición. Sin embargo, el estudio desarrollado por Infoempleo y el Grupo Adecco, apunta a que un 61,7% de las empresas no ve viable esta opción, una opinión que comparte un 58,6% de los autónomos.
El motivo es, en esencia, la escasez de beneficios para mantener los salarios con menor jornada. Por su parte, las empresas que están de acuerdo con la reducción de jornada, también lo están, en su mayoría, con que el sueldo sea proporcional a las horas trabajadas.
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