La Energía Eólica Marina Flotante de España necesita parques nacionales para afianzar su competitividad
El sector se reúne en un congreso en Cádiz para tratar cuestiones técnicas sobre esta tecnología disruptiva
La Bahía gaditana, donde no se instalará ninguna plataforma, cuenta con "un ecosistema industrial privilegiado" para la construcción de los componentes y estructuras
El proyecto Ecofoss de subestación eólica marina cero emisiones de Navantia, al 50%
Cádiz/España necesita un mercado propio de energía eólica marina flotante para aprovechar su posición privilegiada como referente internacional (y ser competitivos comercialmente), con experiencia en el ámbito terrestre y en la construcción de estructuras para la eólica marina fija y una tecnología avanzada que lo sitúa como primer desarrollador mundial de prototipos de eólica flotante. Por eso, las empresas del sector esperan que se den los pasos administrativos necesarios para que a finales del próximo año se realice la primera subasta para la instalación del primer parque en aguas españolas. Esta cuestión se analizará en el III Congreso Eólico Marino que se celebra en Cádiz este jueves y el viernes donde tendrán cabida aspectos de detalle técnico como la seguridad naval, biodiversidad o el trabajo con sectores como la pesca.
"Un mercado propio es importante para traccionar la cadena de valor. Si han tenido la oportunidad de ver lo que se construye en los astilleros de Navantia o Dragados Offshore, habrán visto la dimensión de las piezas, la complejidad logística, la capacidad constructiva y el peso que tienen esos componentes. Eso requiere que los mercados donde se vayan a instalar estén en proximidad", expone Juan Virgilio Márquez, director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), organizadora de esta cita junto a CLANER y el Clúster Marítimo Naval de Cádiz. Hasta ahora España ha sido referencia para la construcción de parques fijos para aguas poco profundas. Pero el siguiente paso son los parques de estructuras flotantes, en el que también quiere mantenerse como referente. El mundo de la tecnología flotante, que es "disruptiva", "está naciendo", y tiene vocación de futuro, "un futuro consolidado", precisa.
Es una oportunidad de país para los próximos años. "Un proyecto de vida para la industria, para las familias, para más de 50 años". Las estimaciones apuntan a que la creación de 7.500 puestos de trabajo cuando llegue a la capacidad objetivo de 3.000 megavatios (MW). "Con la capacidad que podría llegar a tener España, de 15.000 MW podrían llegar a ser 17.000 empleos", aclara.
Están posicionados España, pero también Portugal, Francia, Reino Unido, Noruega, parte de Dinamarca y Holanda, que intentan liderar el desembarco en la eólica marina flotante en los mercados comerciales. "Es decir, parques comerciales flotantes de dimensión comercial a precios competitivos", detalla el responsable de la AEE. La complejidad de los componentes requiere la cercanía al mercado, para así retroalimentarse del conocimiento que su instalación y puesta en servicio puede ofrecer en cuanto al montaje o las soluciones de mantenimiento, entre otras cuestiones. De ahí que se requiera de "un mercado propio, rápido, de una dimensión razonable, sostenible, no se trata de crear una burbuja, como establece el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) aprobado, que plantea hasta 3.000 MW en 2030". Eso exige activar rápidamente mecanismos regulatorios.
En septiembre se aprobó el Real Decreto 986/2024 que fija el marco general para el desarrollo de este tipo de energía. Sin embargo, hace falta una orden ministerial del Ministerio de Transición Ecológica que regule las condiciones de las subastas. Estas se producirían tras el debate social. La entidad entiende que debe haber una consulta de la orden ministerial antes de Navidad, para aprobarla en el primer trimestre del año y que el diálogo con los agentes económicos y sociales se produzca a lo largo de abril y mayo y proceder a continuación a convocar la primera subasta antes de final de 2025.
En España se han definido 19 zonas en diferentes demarcaciones marítimas, las zonas ZAPER (Alto Potencial de Desarrollo de Energías Renovables), que están en Galicia, Cataluña, Baleares, en la zona del Levante español o Canarias. "No hay zonas en Cádiz", precisa Márquez. No es costa viable, "no hay planificación y ordenación del mar que lo haga viable". Se contemplan en el Mar de Alborán, por poner otro ejemplo en costas andaluzas. Junto al Gobierno central intentan priorizar las zonas más viables, por recursos, por la cadena de suministro, por el apoyo social que tengan los proyectos. "Son claves la dimensión y el factor humano para su desarrollo", insiste. En ese panorama estiman que Canarias es la mejor posicionada para contar con el primer parque eólico marino terrestre.
Cádiz, ecosistema industrial privilegiado
Aunque no cuenta con zona ZAPER, Cádiz sí tiene una posición importante en lo que se refiere a la cadena de valor. "La industria que hay en España, los astilleros, ya están trabajando, con los primeros componentes exportándose, como ocurre en la Bahía de Cádiz", concreta. Juan Virgilio Márquez define esta zona como "un ecosistema industrial privilegiado". Tiene las condiciones para convertirse en epicentro de la producción, al sumar, además, la gran lámina de agua que necesita para desplazar "flotando" las estructuras y componentes de estos parques eólicos. Es decir, la salida portuaria necesaria. El inicio de las subastas de eólica marina flotante permitiría consolidar esta industria, el I+D+i y el mercado, "para cerrar el círculo virtuoso que se vivió al principio de la eólica terrestre", concluye. Si se consigue el proyecto se alargará más allá de 50 años, insiste.
Para el presidente de la Asociación de Energías Renovables de Andalucía (CLANER), Alfonso Vargas, el Real Decreto del 24 de septiembre supone el "pistoletazo de salida" al desarrollo de la eólica flotante en España. "Una oportunidad de país, para Andalucía y para Cádiz", destaca. Andalucía se encuentra a medio camino entre las rutas asiáticas y el Mar del Norte, lo que además beneficia, más allá de su establecimiento en aguas nacionales, a la exportación. "Ya lo hacemos con la eólica marina con la industria naval de la Bahía, con la industria auxiliar dando respuesta a las necesidades de desarrollo de esta tecnología", recuerda. De hecho, participó en la primera plataforma de eólica marina flotante de prueba que se instaló en España, en Canarias.
Vargas muestra el orgullo por la industria andaluza, en concreto en la provincia, con el desarrollo de eólica terrestre. "Aquí junto a Galicia se crearon los primeros parques y se creó una cadena de valor en la promoción y el desarrollo de energía renovable", señala. Cuando en España se paró, salieron al mercado exterior.
"Nadie se da cuenta del potencial de la industria de la provincia, de la Bahía. Con empresas tractoras como Dragados Offshore y Navantia Seanergies se realizan grandes proyectos internacionales para empresas energéticas como Iberdrola, Tener, Orsted, Hertz", advierte José Luis Trillo, miembro del Clúster Marítimo Naval de Cádiz, que cuestiona que se siga mirando al norte de España, "por ser más llamativo en su evolución industrial", y en concreto para los parques eólicos marinos. Ahí está, como ejemplo, la experiencia de Dragados desde 2018 con la construcción de cuatro subestaciones y sus jackets, de 900 MW y 20.000 toneladas cada una. Ya tiene contratos hasta 2032 para seis subestaciones de 2 gigavatios (GW) de potencia. Incluso se refiere a los proyectos offshore desarrollados por el sector naval de la bahía para petróleo y gas en la década de los 80. "Tenemos que reivindicarnos, creernos que somos capaces con nuestras empresas tractoras y las pymes que hay", reclama.
El alcalde de Cádiz, Bruno García, quiere que la provincia aproveche esta oportunidad con la eólica marina flotante, "es el momento por ser un sector pujante que quiere crecer tras la regulación", pero además "es el lugar", porque cuenta con "una construcción naval de primer nivel", y, por tanto, con la "capacidad para formar parte" de esta actividad productiva, para responder a una cuestión vital para la zona como es el empleo.
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