Serpientes de agosto

Serpientes de agosto
Serpientes de agosto

17 de agosto 2024 - 01:00

Jaime García y Emilio Casanovas, Family Bankers de Banco Mediolanum
Jaime García y Emilio Casanovas, Family Bankers de Banco Mediolanum

No nos cansamos de repetirlo: el mayor enemigo de todo inversor es uno mismo, y uno de los momentos donde nos hacemos más daño es cuando las inversiones se gestionan a golpe de titular y de previsiones a corto plazo, una “droga” para el pequeño inversor que acaba mareándolo en lugar de ayudarlo.

El susto de los primeros días del mes, con la fortísima caída del mercado japonés, ha vuelto a confirmar la mala fama de agosto, y es que, en las últimas tres décadas, uno de cada dos agostos ha cerrado con pérdidas en los distintos mercados, incluido el Ibex.  Sin embargo, no deja de ser otro mes más, que requiere las mismas precauciones que aplicamos al resto del año. Ni más ni menos. Para valorar las cosas en su justa medida es importante entender las circunstancias que sustentan esta leyenda negra.

La principal es tan simple como que agosto es el mes por excelencia para irse de vacaciones. Me explico: es en este mes cuando las personas que tienen dinero invertido disponen también de tiempo para seguir la evolución de los mercados, algo que no pueden hacer durante el resto del año. Y, además, se mantienen mucho más pendientes en busca de noticias o previsiones sobre lo que sucede en el corto plazo.

Y ahí llega el segundo motivo, que hemos vivido de forma muy evidente tras la caída del Nikkei el pasado día 5. Como agosto es un mes en el que se reduce la actividad institucional y empresarial, hay menos noticias y eso obliga (aún más) a “magnificar” los pocos hechos noticiosos que pueda haber.  Los periodistas llaman “serpiente de verano” a hacer que las noticias, buenas o malas, se estiren y se estiren. Eso, con unos inversores más pendientes de lo habitual de la actualidad y de la marcha de los mercados, provoca que el vuelo de una mosca lleve al inversor a tomar decisiones precipitadas acerca de su estrategia.

Estos, y otros factores, generan mucho ruido en los mercados y desencadenan pánico o euforia en ciertos inversores que realizan movimientos que, a su vez, acrecientan estos bruscos vaivenes. Lo más importante es asumir que la etiqueta con la que carga agosto es solo una leyenda. No hay bolas de cristal, solo inversores asesorados, con una estrategia a largo plazo bien definida y acorde con sus necesidades futuras, o no asesorados. Y es importante recordar que un asesor financiero siempre acompaña a las personas, también en agosto.

Siempre que estemos asesorados debemos estar tranquilos, pues las “serpientes de verano” en los mercados son pasajeras y las aguas tienden a volver a su cauce.

Pero también conviene estar alerta -como lo estamos el resto del año-, ya que esta alta volatilidad abre oportunidades para incrementar la cartera cuando los precios están bajos o para desinvertir con mayores rendimientos. Lo demás es dejarse arrastrar y seguir contribuyendo a la leyenda del “agosto negro”.

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