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Toulouse
Fernando Jáuregui | Periodista
Fernando Jáuregui (Santander, 1950) quería titular su libro El mirón, pero en la editorial Almuzara le aconsejaron que optara por La ruptura. “Estamos en un momento en el que se nos ha roto todo”, reconoce este veterano periodista, que comenzó su carrera en Europa Press y ha pasado por casi todos los medios del país en el último medio siglo. A pesar de todo, se plantea “abrazar la profesión con más entusiasmo que nunca”. Con ese espíritu llama a la regeneración, con el “descaro” de alguien que está a punto de cumplir 70 años mirándolo todo para después contarlo.
–¿Una ruptura siempre es negativa?
–No, no. Espero que haya cosas positivas, pero ahora mismo no se ven fácilmente. No es verdad que vayamos a salir más fuertes ni más unidos. Pero no todo se ha roto en estos seis meses. Hay cosas que ya estaban rompiéndose. Lo que tenemos que hacer es reconstruir con talento. ¿Lo tenemos?
–¿Es la situación más difícil que ha visto desde que empezó su carrera?
–Sin la menor duda. Es la situación más desmoralizadora. Hay quien lo compara con la salida de la Guerra Civil. Es exagerado porque España es un gran país con infraestructuras que han funcionado. Es un país que se mantiene en pie. Pero la situación anímica, económica y política no la he conocido en mi vida. A la salida del franquismo estábamos más o menos unidos y esperando algo nuevo. En el 23-F se sabía que iba a ser una vacuna contra el golpismo militar. No recuerdo un momento en el que fuera necesaria tanta regeneración.
–En el 95 escribió un libro a medias con Pilar Cernuda titulado Crónica de la crispación. ¿Estaba la política más crispada que ahora?
–Había un Gobierno más o menos estable, pero ya estaba de salida. Con mucha corrupción. Yhabía una alternativa, que era el PP. Había un suelo de estabilidad, ahora no estoy seguro. Este Gobierno de coalición muy estable no parece. Y la oposición está poco definida. Entonces había un rey que estaba por encima de todo. Era una crispación porque una serie de medios se empeñaron en derribar a Felipe González al margen de las urnas y porque había una corrupción tremenda. Y estaba ETA, que contribuía mucho a crispar las cosas. Pero era una crispación de tono menor. Esta es una crispación casi sistémica. Tenemos que salir del estado catatónico de crispación que estamos viviendo.
–¿El periodismo puede ayudar a cambiar esto?
–No somos más que un ciudadano más con un altavoz. El periodismo está de capa caída y no estoy muy seguro de que estemos haciendo buena nuestra máxima sagrada: contar aquello que alguien no quiere que se publique. El periodismo y los periodistas necesitamos una cierta regeneración.
–Le dedica el libro a una joven que le pidió consejo para ser periodista ¿No se le ocurrió disuadirla en lugar de animarla?
–Me dijo que no quería ser otra cosa en la vida. Le dije que abrazara esto, que es un camino de espinas, pero tiene su gracia. Si volviese a nacer volvería a ser periodista, pero me alegro mucho que mis hijas no hayan querido serlo.
–¿Cómo se lleva con la inmediatez y las nuevas técnicas de la profesión?
–Me voy adaptando bien, pero hay tendencias que jamás recuperaremos. La presencialidad es muy importante y la hemos perdido.Eso de ir a mirar cada vez se pone más complicado. Después de las ruedas de prensa tan extrañas que ha hecho Pedro Sánchez en La Moncloa, el periodismo ya nunca va a ser lo mismo.
–Califica a Felipe VI como el mejor rey de España. ¿Le ha dado tiempo en sólo seis años de reinado?
–Otros, en mucho menos tiempo, tuvieron la oportunidad de demostrar lo contrario. Él no es su padre, no ha tenido la suerte de su padre, ni ha estado tan bien rodeado. Pero es mucho más honrado, mucho más firme y mucho más serio. Tiene todas las circunstancias negativas. Nada le ha ayudado. Ni sus condiciones familiares ni las políticas. Gabriel Rufián hizo en el Congreso el mayor ataque a la monarquía que yo recuerdo. Y también criticó a Felipe González. Rufián tenía perfecto derecho a hacerlo, pero Pedro Sánchez se limitó a defender a Felipe González.
–¿El mayor problema para Felipe VI es la falta de apoyo del Gobierno o lo que hereda de su padre?
–Lo que hereda de su padre. Pero la falta de apoyo del Ejecutivo es un gran problema. Algunas voces dicen que Pedro Sánchez quiere ser el presidente de la IIIRepública. Yo creo que no. Sánchez será monárquico o republicano, pero no es tonto. Sabe que si da un paso hacia un cambio de forma de estado tendríamos un gobierno de derechas duras muchos años. No creo que cometa ese error. No creo que quiera socavar la monarquía, pero tampoco defenderla con entusiasmo.
–¿Será capaz de mantenerse en Moncloa?
–En ese aspecto Sánchez lo está haciendo muy bien. En la imagen lo está haciendo perfectamente. Otra cosa es cómo lo esté haciendo. Creo que las faltas de transparencia y a la verdad son imperdonables. Pero ha conseguido aglutinar fuerzas que parecían como el agua y el aceite. Si tengo que hacer una predicción, creo que el Gobierno, en su actual composición, no va a durar mucho, pero Pedro Sánchez como presidente, creo que sí.
–¿Es el momento de la gran coalición en España?
–Hace mucho tiempo que debería haber. Si hubiera sido en 2011 no tendríamos el problema catalán. Llevamos cinco años con una crisis política muy seria.
–¿A quién le echa la culpa?
–La culpa la tienen todos. No se han atrevido a hacer las reformas constitucionales necesarias. Hay que hacer cosas rupturistas con lo que hay. España un país que, en algunos aspectos se puede considerar un Estado fallido:falla la separación de poderes, el funcionamiento del Parlamento, algunos aspectos de la Constitución, la judicatura lleva casi dos años con el mandato cumplido. Hasta empieza a fallar la Corona porque el principal deporte es lapidar a la jefatura del Estado.
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