Eduardo Castro | Periodista
“Mi libro es un tributo al talento de las mujeres que forjaron la tradición flamenca”
-Lleva el cine en las venas, ¿por su abuela taquillera?
-El cine fue fundamental en mi formación. Mi abuela trabajaba en un cine del barrio de Gracia [Barcelona], donde aún vivo. Soy de una generación que iba, con el bocadillo de la cena, a la sesión doble.
-¿Qué aprendió en aquellas sesiones?
-Aquellas películas modelaron mis puntos de vista sobre la vida, los sentimientos, la historia y casi todo.
-¿Su origen modesto ha influido en su personalidad?
-Creo que sí. Cuando sabes que te tienes que ganar la vida sí o sí, que tus padres no pueden darte más aunque lo intenten, te espabilas. Eso no te hace mejor ni peor, pero contribuye a que valores las cosas y seas más luchador.
-Cambia la visión del mundo, claro.
-Me resultaría muy difícil hacer una película en la que los protagonistas fueran aristócratas. ¡Me caen muy lejos!
-¿En sus películas todo el mundo trabaja?
-Mis películas son de gente trabajadora y mujeres que se ganan la vida. Lo primero que pienso cuando veo una película es: ¿de qué viven?, ¿cómo habrán conseguido esa casa?
-¿Se considera inconformista?
-Como cineasta, más que la protesta, me preocupan la honestidad, la coherencia y la sinceridad. No ir de lo que no eres.
-¿Por qué le importa el valor de la honestidad?
-Hay una hipocresía latente en muchos estratos y sectores de la sociedad. Me deja patidifusa que se critique el ego del juez Garzón. ¡Si en este país hasta las cajeras de supermercado tienen mucho ego!
-¿Cree que los españoles somos ególatras?
-Todos. Debe tener algo que ver con el pasado entre celta, godo y visigodo, que nos marca.
-¿Por qué se inspira en lugares lejanos?
-No lo sé. Cuando hice Cosas que nunca te dije estaba bien en Estados Unidos y para mí era natural hacer una historia que discurriera allí. La vida me ha llevado a ganarme la vida fuera.
-Igual le aburre el entorno cotidiano.
-No es eso, me gusta el lugar en el que vivo, pasear, ir al mercado… pero es cierto que lo desconocido te inspira más. Tienes más libertad para amueblar una realidad que no es la cotidiana.
-Su último documental se fija en el Mar de Aral.
-Llevaba años leyendo sobre la transformación del Mar de Aral en un desierto, pero no lo entendía. Hay imágenes, no tan antiguas, de una ciudad viva, con un puerto pesquero, una fábrica conservera… ¡Ahora lo ves y alucinas!
-¿Cómo puede desaparecer un mar?
-Porque en un despacho del politburó se tomaron decisiones equivocadas. Quisieron hacer masivo el cultivo de algodón, desviando el caudal de los ríos. Se perdieron los cauces… Se hizo a lo bestia, como todo en Rusia.
-¿Y qué queda ahora?
-Un paisaje espectral, fruto de una catástrofe ecológica de grandes dimensiones.
-Dice ser algo escéptica. ¿Por qué?
-Soy escéptica cuando un famoso se hace la foto con las víctimas de una catástrofe. Me parece raro que Angelina Jolie tenga que ponerse el velo y viajar a Pakistán para que la gente se acuerde de los damnificados por las inundaciones.
-Si hay buena intención…
-No dudo que la haya, pero hay que medir las cosas. Por muy buena fe que tengas, si vas en una caravana solidaria, Al Qaeda te secuestra, el Gobierno paga un rescate millonario y ese dinero sirve para comprar misiles…
-¿Trabajar en cine y en publicidad es una contradicción?
-Hace muchos años que no trabajo en publicidad. Lo hice en un momento y aprendí muchas cosas. Es una etapa en mi vida que se acabó.
-¿La publicidad manipula?
-La publicidad engaña. Su principal objetivo es que la gente se sienta mal, de modo que compre la crema antiarrugas, la pastilla que quita los kilos o la faja.
-Pero usted rodó unos vídeos publicitarios para el PSOE.
-Rodé tres spots para la campaña electoral. Y si me pregunta si haría lo mismo para Rajoy, le contesto que no.
-Es decir, toma partido.
-Soy muy crítica con el partido en el Gobierno, creo que las cosas se pueden hacer mejor, pero no veo ninguna alternativa práctica.
-En su vida profesional ¿qué se negaría a hacer?
-Spots que fueran denigrantes para algún colectivo, como las mujeres o los niños.
-¿Su Miguelín simboliza a los niños que no tenemos las españolas?
-Miguelín fue ideado para llamar la atención. Me pidieron algo que hiciera que los chinos vinieran al Pabellón de España en la Expo de Shanghai. ¡Y ha atraído a ocho millones de visitantes!
-Insisto en lo de los niños. ¿Le traicionó el subconsciente?
-Alucino con las mujeres que tienen tres hijos, no entiendo cómo hacen para organizarse. Yo tengo una hija y salgo adelante porque me ayuda mi madre.
-¿Es la típica abuela española?
-Sin ella no hubiera podido hacer muchas cosas. Cuando la niña tenía tres meses, me salió un trabajo en Los Ángeles y tuve que dejar de darle el pecho. ¡Pero tenía que trabajar, lo necesitaba!
-Algo está fallando, entonces.
-Ellos no quieren compartir. ¿Cómo te escribes cien folios en una semana, con un plazo de entrega, si tu pareja no asume su parte de responsabilidad? ¿Y si estás rodando con cien personas y en tu casa estalla la lavadora?
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