"Las enfermedades del hígado serán una pandemia si no actuamos pronto"
Manuel Romero Gómez | Presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH)
El doctor Romero advierte de las consecuencias, en el plazo de unos años, de hábitos nocivos.
El ser humano en el centro de la Medicina. Natural de El Cuervo (Sevilla), el doctor Manuel Romero Gómez atesora una trayectoria brillante en investigación, clínica y gestión. Catedrático por la Universidad de Sevilla y presidente de la AEEH, el doctor Romero dirige el programa de enfermedades hepáticas, digestivas e inflamatorias (IBIS), y la Sección de Aparato Digestivo en el Hospital Virgen del Rocío. De lo que más orgulloso se siente: "De tener la capacidad de curar", explica al recordar los sabios consejos de su madre en sus inicios como médico. "La Medicina sin humanismo, sin empatía y si cariño hacia el paciente, no existe", concluye el doctor Romero.
–Preside la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH). ¿Cuáles son sus prioridades?
–Ser presidente de la AEEH es un honor. Mi trayectoria es un reflejo de mi mentor, el doctor José Aguilar Reina, que me inculcó el amor por la Hepatología.
–¿Por qué la Hepatología?
–Requiere de tiempo para pensar. El hígado no duele, no da señales, de modo que su estudio se basa en muchos elementos objetivos (análisis, biopsias y pruebas de imagen) que forman parte de un puzle que el especialista tiene que armar.
–Cuando enferma, el hígado no duele. ¿Por qué?
–No tiene nervios. Ni duele ni da señales. El dolor, si se manifiesta, se localiza en la piel, el músculo u otras estructuras afectadas.
Manuel Romero
"Estamos muy cerca de eliminar la hepatitis C, la epidemia de mediados del siglo XX, en Andalucía"
–¿Cuáles son los retos?
–Al frente de la sociedad científica, el objetivo es potenciar grandes líneas de trabajo. Una de ellas es el virus de la hepatitis C, una epidemia a mediados del siglo XX. Más de un millón de personas en España se vieron afectadas por la hepatitis C en los últimos 50 años.
–¿Cómo lo recuerda?
–Hubo que identificar el virus y estudiarlo. En aquella época hubo que cazar al virus para reconstruir su genoma. No había llegado aún el avance para secuenciar. Una vez identificado el virus se desarrollaron biomarcadores para el diagnóstico y comenzó el desarrollo de tratamientos hasta lograr la curación. Todo ello transcurrió en apenas 30 años. Ahora, estamos cerca de terminar con la hepatitis C en Sevilla, y en Andalucía.
–¿Cómo?
–En los hospitales no quedan pacientes, pero hay enfermos fuera del sistema. A través del programa Sevilla sin hepatitis C, del Ayuntamiento de Sevilla, en colaboración con ONG y asociaciones, estamos llegando a esos enfermos.
–¿Qué supone eliminar la hepatitis C?
–Es la primera causa de trasplante hepático, cirrosis y cáncer de hígado. Era la primera causa de mortalidad por enfermedad hepática. La hepatitis C es hoy la única que se cura.
–¿Y las demás hepatitis?
–Las más importantes son cinco, identificadas por letras, de la A a la E. Las consonantes, (B, C y D) son transmisibles. De hepatitis B están protegidos los niños, ya que son vacunados al poco de nacer, pero hay bolsas de no vacunados.
–¿Otros problemas?
–La enfermedad hepática alcohólica y el hígado graso son dos problemas muy importantes. Es necesario convencer a la población de cuidar su hígado. La naturaleza es sabia: aquellas personas con predisposición genética que llevan un estilo de vida saludable logran burlar estas enfermedades, mientras que aquellas que están protegidas en su genética pero que se descuidan, terminan enfermando.
–¿Cómo llegan al hospital?
–Dos de cada tres personas llegan al hospital sin saber que tienen un problema en el hígado. Es silente. Y en muchos casos ya presentan encefalopatía.
–¿Cómo detectarlo?
–En Atención Primaria mediante un análisis rutinario (FIB-4). Si esta prueba supera un umbral (1,3) hay que estudiar al paciente mediante una combinación de pruebas (Fibroscan y pruebas de laboratorio). Una ecuación del nivel de transaminasas, plaquetas y la edad desvela si hay la enfermedad hepática.
–El final, ¿es cáncer?
–Si no se detecta y no se trata la enfermedad hepática deriva a la cirrosis y al cáncer de hígado, que está aumentando. Otro de los campos que nos ocupan son las enfermedades raras.
–¿Cómo avanza la sociedad científica?
–La AEEH quiere colocar el hígado en la agenda. Estamos convencidos de que estos problemas llevarán a una pandemia, si no actuamos. Según la OMS el 70% de las personas sufrirán problemas de salud derivados de la mala alimentación y del sedentarismo.
–¿Cómo prevenir?
–Con dieta mediterránea y tres horas de ejercicio físico a la semana. Las personas que logran perder un 10% de peso corporal pueden burlar el hígado graso. Si una persona de 80 kilos pierde diez, elimina grasa y baja la inflamación.
–¿Mucha comida basura?
–Si cogemos una cohorte de población de entre 20 y 40 años tendremos que el 5% tiene asociado enfermedad alcohólica, un 30%, hígado graso. Si no cambia el escenario con una dieta equilibrada y ejercicio físico, cuando cumplan 60 ó 70 años tendremos un enorme problema de salud ya que están en riesgo de desarrollar enfermedad hepática, cardiovascular, cirrosis o cáncer.
–¿Algún plan?
–En la sociedad científica nos preocupa diseñar una estrategia de salud hepática. La idea es contar con un Plan Nacional de Salud en Hepatología para analizar la situación y actuar. Es necesaria la prevención, el diagnóstico precoz de las enfermedades hepáticas y el acceso rápido a los fármacos innovadores.
–¿Otros avances?
–Trabajamos para lograr el reconocimiento de la Hepatología como área de competencia específica dentro de la especialidades Aparato Digestivo. Permitirá que especialistas de otras áreas, como Pediatría, accedan.
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