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Miriam Cabas | Novillera
Miriam Cabas (Los Barrios, 2001) es una risueña estudiante de primer curso de Veterinaria en la Universidad de Extremadura. "Soy muy extrovertida". Es una joven más de las muchas que busca labrarse un próspero futuro en la España del siglo XXI. Y, a eso, le suma un sueño que lleva persiguiendo desde la infancia: ser torera. Está dando importantes y exitosos pasos para conseguirlo tras un notable paso por las novilladas de Canal Sur que acartelan a los alumnos más destacados de las escuelas andaluzas.
-¿Cómo se presenta la temporada?
-Va a ser una temporada bastante bonita. Tengo mucha fe puesta en ella. Espero que todo salga como una quiere. Estoy disfrutando mucho cada momento. Ahora vienen cosas serias en las que me juego mucho.
-¿Es difícil compaginar los estudios con ser novillera?
-Es una locura. Entre la facultad y los viajes para las novilladas, hago más kilómetros que un correcaminos. Siempre he tenido bastante claro que mis estudios me los tengo que sacar. Por ahora, lo voy compaginando. A la familia la veo poco. Es una de las cosas que más pena me da. Un sacrificio grande. Cada vez que los veo, lo aprovecho al máximo. Pero me suelen acompañar a los tentaderos a verme. Menos mi madre, que no me ve. Lo pasa regularcillo.
-¿Cuándo decidió dedicarse al toro?
-Comencé en la Escuela de Algeciras con cinco años, luego estuve dos años haciendo la tapia y entrenando por mi cuenta. Ahora, en la escuela del Maestro Ruiz Miguel. De pequeña lo tomaba como un juego. Pero siempre he tenido muy claro hacer lo que estoy haciendo: estudiar veterinaria y querer ser torera. A mi madre le costó mucho aceptar la decisión y hasta que no cumplí la mayoría de edad no pude apostar de verdad. El que estaba detrás era mi abuelo Gregorio, que falleció hace un mes y poco. Él fue el que me metió esto en las venas. Lo hago por él y sigo por él. Lo echo mucho de menos, porque era mis pies y mis manos. Me va a acompañar en todo lo que haga.
-Para quien no la haya visto, ¿cómo es su toreo? ¿en qué toreros se fija?
-No me corresponde a mí responder a eso y, además, todavía no tengo mi concepto muy definido. Pero me gusta hacer un toreo clásico de adelante a atrás y de arriba a abajo. Intento hacerlo natural, como yo soy. Y me fijo en muchos, porque veo bastantes vídeos, desde los antiguos a los actuales: Ruiz Miguel, Julio Robles, Paco Camino, Emilio de Justo, Diego Urdiales, Paco Ureña,... Aunque soy morantista hasta la médula. Me quedo de la pasada Feria de Abril de Sevilla con su faena y con el capote de Tomás Rufo.
-¿Y de sus compañeros?
-Hay bastantes. Están muy bien Víctor Barroso, Marcos Linares, Diego Bastos,...
-Me nombra toreros masculinos, ¿cómo lleva ser mujer en un sector tan masculino?
-Lo llevo con normalidad. Tengo mucho carácter y no me dejo pasar. Nunca he tenido ningún problema y, si lo he tenido, no he echado cuenta. Mientras me dejen torear y el toro me ponga en mi lugar, poco me importa lo que digan los demás. Hay bastantes mujeres que estamos luchando. Quién sabe si en el futuro yo seré referente de algún joven que quiera ser torero.
-Veo que se pone el listón alto...
-Soy muy autoexigente, tanto en los toros como en mi vida. Si no lo fuera, no estaría aquí. Por ejemplo, cuando me veo un vídeo mío por primera vez, me veo horrorosa. Pero lo hago para corregir fallos. Luego, poquito a poco, voy viendo lo bueno y me va gustando más.
-¿Qué le gusta aparte de los animales y torear?
-Tengo muchas aficiones, pero todas son de campo (risas). Me es difícil no pensar en el toro. A la hora de estudiar o en los exámenes, me cuesta. El toro me tiene la mente robada las 24 horas del día.
-¿Con qué sueña despierta en todas esas horas? ¿Alguna plaza en concreto?
-Si me dieran a elegir, Sevilla. Tengo debilidad tanto por la ciudad como por la Maestranza. Ojalá sea pronto y pueda disfrutarla.
-De momento parece que la gente está con usted, ¿siente el apoyo de la afición?
-El año pasado me quedé sorprendida. Cuando debuté en las novilladas de Canal Sur no me conocía nadie. Y se dio bien, pues me televisaron tres novilladas. El apoyo y el cariño de la gente fue increíble. Jamás me iba a imaginar que se iban a volcar tanto conmigo. Tanto gente de mi pueblo como de otros sitios que se hicieron kilómetros por verme.
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