Pepa Muñoz: "Queremos recuperar los sabores olvidados"

Las memorias gastronómicas de la cocinera Pepa Muñoz están el "Puchero de Pepa", un libro donde en cada párrafo se descubre la vida de la mujer que está detrás del Qüenco de Pepa. Dedicación, sencillez y sensibilidad que se nota en cada historia que cuenta, como si fuera en una conversación con una amiga la mujer que fue la primera presidenta de la Federación de Cocineros y Reposteros de España (FACYRE). Ha tenido entre sus comensales a la mujer de Biden y que está orgullosa de la familia que ha construido con su socia y pareja y sus dos hijas.

Pepa Muñoz / David Domínguez

03 de agosto 2024 - 04:59

-¿Qué ingredientes tiene el puchero de Pepa Muñoz?Hay muchos valores, familia que para mí es muy importante, mi equipo, -que es mi segunda familia- y el trabajo. El trabajo, que dignifica a las personas. También hay mucho amor, cariño, amistad, amigos también. Con esos ingredientes se hace un buen guiso de vida. Por esta vida hay que pasar haciendo cosas. Tengo mucha energía. En ese guiso tienen que prepararse muchas cosas. No se puede pasar por la vida sin dejar de hacer cosas.¿Ha sido una niña inquieta? He sabido focalizar esos nervios y los he proyectado con el trabajo, con todo lo que hago y al final, me dan sus frutos.La sinceridad es muy importante en la cocina y en la vidaBuscamos volver al origen. Queremos recuperar los sabores olvidados. Hace unos 20 años empezó el movimiento de cocina de vanguardia o cocina creativa, como queramos llamarlo. Desde hace unos cinco años años están volviendo otra vez a la tradición, a los pucheros, el producto, a comer unos buenos boquerones fritos en un aceite limpio. Eso se está valorando muchísimo. Para mí ha sido religión, haberme mantenido en la tradición en la cocina es mi identidad y parte de mi éxito. Ahora soy tendencia (risas). Menos es más para mí, siempre.En 'Un puchero de verdades', su libro, hay muchos aromasEstán ahí durante todo el rato en el libro El Puchero de Pepa, de mi infancia, tengo muchos recuerdos gastronómicos. Majando el ajito, el perejil, con el comino. Me recuerda mucho a mi madre, pero sobre todo a la abuela. La pobre hace muchísimos años que no está, no, pero y cuando lo sigo haciendo es inevitable acordarte de ella.¿Qué guiso sería Pepa Muñoz?Unos huevos fritos con patatas. Esa puede ser la base, pero ahora le puedes poner chorizo, una gambita pequeñita, le puedes poner jamón ibérico, morcilla, un montón de cosas, que siempre le van a sumar.En 'Un Puchero de verdades' se habla de cocina pero también de cultura, sobre todo mucho cine. He tenido mucha suerte porque he estado en muchísimos sitios y el mundo del arte está muy presente en mi niñez. Mis padres tenían un sitio donde lo mismo estaban dando de comer a la Niña de la Puebla que a un magistrado del Tribunal Supremo del Poder Judicial. Allí entraba todo el mundo y eso te enriquece muchísimo. Estar en todos los ambientes con diferente gente.Lo que narra en el libro sobre los rodajes es parte de la historia del cine en España.Conocí a una gente fantástica y de esa época tengo unos recuerdos muy bonitos del cine. Entonces era una niña y se convertían en una familia porque se rodaba mucho tiempo fuera. Me acuerdo, por ejemplo, del rodaje de El crimen de Cuenca. Por la mañana cada uno hacía su trabajo, pero por las tardes estábamos juntos y cenábamos todos en el mismo hotel. Se generaba bastante familia. Ahora con los caterings esto es más difícil. Si mi padre levantara la cabeza y me escuchara decir catering... él le llamaba, y se llamaba, hostelería en exteriores. Es un nombre bonito, es precioso.Le da mucha importancia a los sabores de las verduras y hortalizas que utiliza.Te vas a buscar verduras y hortalizas que sepan de verdad. Yo había salido del negocio familiar y cuando monto El Cuenco de Pepa con Mila, que es mi socia y pareja, quería dar otra cosa que no estuviera en el mercado. Con las verduras hemos hecho barbaridades a la hora de sembrar. Nos hemos cargado muchísimo de nuestra identidad, de nuestra despensa. Ahí tengo una conexión con la tierra que también es bastante inspiradora para mi cocina. Voy a la huerta a recoger lo que haya cortado José o su hijo Dani. Estoy un rato allí y vengo con las pilas cargadas, no solo para trabajar, sino para muchas cosas.¿Hay que cuidar, casi mimar, el producto?Esta es una responsabilidad que tenemos los cocineros: buscar el mejor producto porque cuando alguien viene a comer a tu restaurante o a tu bar, ellos han delegado en ti su alimentación. Tienes que tener esa conciencia. En este puchero también hay un capítulo para Mila, tu pareja y socia.Yo lo que he intentado siempre es darle normalidad a nuestra relación porque no hay nada anormal. Somos dos personas que nos queremos muchísimo, que estamos muy enamoradas, que hemos creado una familia maravillosa con dos niñas que van a hacer 18 años. Estamos en el siglo XXI, ya no estamos en el año 40.Está muy implicada en el World Central kitchen. Hay mucho trabajo ahí por hacer y eso es todos los días. Desde que empecé a trabajar con José Andrés, fíjate de la pandemia para acá -que es cuando empiezo a colaborar con Jose Andrés- todo lo que ha pasado. Estamos en dos guerras, que se dice pronto. Un volcán, Filomena, que en Madrid fue increíble, los incendios todos los años. Te levantas, escuchas las noticias: que si se ha inundado esto, que se ha derribado un bloque de pisos y tu cabeza empieza a decirte que tienes que estar allí porque desalojan personas, porque hay muchos equipos trabajando bien, sea policía, UME, bomberos, sanitarios y también hay que cuidar a los que cuidan. Es cierto que estas cosas han pasado siempre, porque siempre ha habido tornados terremotos, pero es que antes o no salían en las noticias o no se tenía esa capacidad. Ahora es tremendo. Ves todas las cosas que pasan y tiene y tienes la necesidad de ayuda con mi cocina, dando de comer, que es lo que sé hacer. Es que es muy importante dar de comer a la gente, importantísimo. Es una maravilla poder llegar a muchos sitios de esa manera, con lo que tú sabes hacer porque no sólo alimenta el plato de comida, también saber que alguien está pensando en ti y se ha acordado de que necesitas algo tan simple como comer.

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