“La salsa, en un principio, fue una música triste y reivindicativa”

Franky Torres | Músico

Franky Torres.
Franky Torres.

Franky Torres es un cantante dominicano afincado en Granada hace casi treinta años. Su versatilidad le permite, además de cantar, componer canciones caribeñas y tocar varios instrumentos musicales. Dice que él nació músico y que desde pequeño ha estado participando en festivales y formando grupos musicales. Cuando vino a España en 1989 formó parte de Factoría Latina, orquesta que creara Caco Senante. Desde entonces ha enhebrado una carrera en la que ha tenido varios éxitos con los que se ha ganado un público fiel seguidor de su música caribeña.

Pregunta.–La música caribeña es lo suyo. ¿Qué tiene esta música que no tengan las demás?

–Lo especial de esta música es que tiene una gran base rítmica, la cual entra desde los pies a la cabeza, te envuelve y anima a bailar y a disfrutar. No sé, tú mismo la sientes distinta a las demás. Y lo más importante: cuando se escucha, siempre entran ganas de bailar.

P.–Además de cantar, compone. ¿Qué está componiendo ahora?

–Sí, canto, pero también me dedico a la composición. Son dos facetas que complemento bien. Siempre tengo un ritmo en la cabeza y por eso la música que compongo está pensada para bailar. Ahora estoy componiendo un merengue que se va a llamar La batidora. También estoy con una canción para promocionar el plátano canario. Tengo ya la letra, pero aun no sé qué música ponerle. Y una salsa que lleva por título Atados a la cama.

P.–Usted ha trabajado de camillero en un hospital. ¿Alguna vez se le ocurrió llevar a un enfermo en una camilla a ritmo de salsa?

–Jajajaja. Con los enfermos siempre he sido muy respetuoso. Pero, sí, alguna vez no me han faltado ganas de cantarle a un paciente que va a entrar en el quirófano para animarlo y decirle que todo va a salir bien.

P.–¿En qué se diferencia, por ejemplo, una salsa de una bachata o un merengue?

–Depende mucho de los instrumentos musicales que se utilicen. Y luego está la interpretación y la armonización, que suelen ser diferentes, así como su baile. La bachata es guitarra, pero son el bongo, la güira y el bajo los que marcan el ritmo. En el merengue, por ejemplo, se utiliza el saxofón o varios saxofones. Y la salsa tiene un ritmo más rápido y es conocida por su complejo patrón de percusión.

P.–¿La salsa es solo diversión o tiene otro aspecto que la gente no conoce?

–Bueno, se ha dicho que los pasos principales de la salsa como baile se basan en las danzas de los esclavos africanos que vinieron del Caribe. De alguna manera esta música que empezó siendo triste y reivindicativa, ha pasado a desbordar alegría. También se sabe que es una música muy ligada a la emigración, una música propia de las clases marginales. Para mí la salsa es el movimiento cultural más importante del Caribe en el último tercio del siglo XX.

P.–¿Se dice que la salsa nació en Nueva York?

–Sí. Así es. Aunque las raíces están en Cuba, la salsa como baile se originó en un barrio de Nueva York donde casi todos los habitantes eran iberoamericanos. Desde allí comenzó a expandirse a otras ciudades dentro y fuera de Estados Unidos. En España estuvo prohibida durante la época de la dictadura. Y la ciudad de Cali, en Colombia, está considerada como la capital mundial de salsa.

P.–Me imagino que en Andalucía tienen mucha competencia con las sevillanas.

–Sí. Jajajaja. Yo creo que cada música y cada baile tienen unos incondicionales seguidores. A la hora de bailar, está claro que el sol sale para todos. Además, en algunos momentos a uno o a una les puede apetecer bailar una sevillana y en otros una salsa o un merengue, por ejemplo. Lo que pida el cuerpo…

P.–¿Ve usted que este tipo de música está en auge?

–Hasta hace muy poco el reguetón fue la música con mayor influencia a nivel mundial porque las multinacionales discográficas así lo decidieron. En ese saco se metió a todo este tipo de música. Actualmente, por suerte, ya no es así. El escenario se ha ampliado y diversificado. Y sí, este tipo de música, la que yo practico, va en auge, cada día tiene más seguidores. Por lo menos así lo percibo yo.

P.–¿Esta música les gusta más a los jóvenes o a los maduros?

–La música latina o caribeña, como se dice también, tiene una particularidad: les gusta a los jóvenes y a los menos jóvenes. Lo mismo que hay músicas que requieren una edad, esta no. Como se decía con las películas, esta es tolerada para todos los públicos. He visto bailar salsa a octogenarios y a veinteañeros.

P.–¿Quiénes han sido para usted los músicos caribeños más auténticos?

–Bueno, la lista es muy larga y no terminaríamos ni hoy ni mañana porque son muchos los que han engrandecido este tipo de música. Por decir algunas figuras están Celia Cruz, Jhonny Ventura, Wilfried Vargas, Ruben Blades, Los Van Van, Romeo Santos, Prince Roice…

P.–¿Qué siente cuando canta?

–Siento una magia muy especial. Algo para lo que no hay palabras a la hora de explicarlo. Mi corazón está pletórico de una alegría única. Y esa sensación es la que intento transmitir a la gente. A veces, todo lo que necesita una persona es un poco de música, y conectar su mente con su cuerpo y con un sonido especial que le hace bailar. Y ahí es donde intervengo yo.

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