"Alguna conversación habrá que mantener con ETA"
Francisco Rubio Llorente
El prestigioso jurista y presidente del Consejo de Estado, que vive con escolta desde que en 1979 su nombre apareció en las listas de los Grapo, cree que la crisis obligará a más cambios constitucionales.
El presidente del Consejo de Estado, Francisco Rubio Llorente, afirma que una vez que ETA ha declarado el cese definitivo de la violencia, "alguna conversación habrá que mantener" con la banda terrorista, aunque sólo sea para acordar los detalles de la entrega de las armas. Así se expresa en una entrevista el catedrático de Derecho Constitucional, que vive con escolta desde que en 1979 su nombre apareció en las listas de los Grapo y dice alegrarse del fin del terrorismo tanto como el resto de los españoles. Rubio Llorente, que ayer recogió el premio Pelayo a juristas de reconocido prestigio, se muestra convencido de que la crisis obligará a más reformas constitucionales para ceder soberanía a la UE y opina sobre el futuro del Estado autonómico y el 15M.
-Después de que ETA haya anunciado el fin de su actividad armada, ¿hay que dialogar?
-Algo habrá que hacer, se ha hecho en Irlanda. Si le pedimos la entrega de las armas habrá que pedirle que siga existiendo al menos hasta que se entreguen las armas y habrá que entablar una relación al menos para que diga dónde las va entregar, en qué plazo, etcétera. Alguna conversación habrá que mantener, no digo conversaciones políticas, pero conversaciones de paz.
-Tras la reforma del artículo 135 de la Constitución, ¿nos obligará la crisis económica a otros cambios constitucionales?
-Sin duda. Si el control último del déficit de los estados lo va a tener Europa y, eventualmente, también cierto control sobre la emisión de deuda, los estados van a tener que ceder soberanía presupuestaria a favor de Europa y también una parte de soberanía fiscal. Si queremos una Europa más fuerte tenemos que tener un Estado relativamente más débil, en el sentido de estas competencias.
-Y esa reforma constitucional, ¿exigiría un referéndum?
-Estamos en lo mismo. Si se trata de hacer una reforma que haga posible fortalecer Europa hay que correr los menos riesgos posibles. Naturalmente, si se hace un referéndum y todos los partidos aconsejan el mismo voto, el riesgo es mínimo.
-¿Por qué da tanto miedo tocar la Constitución?
-Porque no se ha resuelto el problema que se planteaba en 1978 y se resolvió mediante una fórmula no definitiva. Todas las comunidades deben tener las mismas competencias o cierta asimetría y se estableció una asimetría que recogía a las comunidades forales, el País Vasco y Navarra, y el resto debían ser todas iguales. La dificultad de abordar ese problema impide que se acepte con naturalidad la reforma de la Constitución.
-¿En qué sentido hay que cambiar la Carta Magna respecto al Estado autonómico?
-Hay que concretar las autonomías existentes. Fijar el número de autonomías tiene que conllevar unas normas que hagan posible modificar eso, que una comunidad autónoma se fusione con otra o se pueda dividir, eso es una regulación relativamente fácil. En cuanto a las competencias, hay dos fórmulas, la federal, en la que la Constitución determina las que quedan en manos del Estado y las comunidades y elimina de los estatutos la enumeración de competencias. La segunda es seguir con el sistema actual, en el que en la Constitución hay una oferta y cada comunidad elige lo que quiere. Si esa oferta se mantiene indefinidamente abierta, las autonomías seguirán pidiendo reformar sus estatutos para ampliar o abandonar sus competencias. La fórmula federal me parece más clara.
-¿Es igualmente necesaria la reforma del Senado?
-En este punto, el informe del Consejo de Estado es muy poco radical. Se trataba de reforzar el papel del Senado en el procedimiento legislativo y establecer un elenco de leyes cuya tramitación tendría que iniciarse necesariamente por el Senado y ampliar aquellas para las que sea necesaria la aprobación por la Cámara Alta. Eso haría un Senado más representativo de las comunidades y favorecería su integración en la política del Estado.
-Porque, tal y como funciona ahora, no tiene mucho sentido... -Honestamente, creo que no. -¿Comparte la necesidad de reformar el sistema electoral para limitar el bipartidismo?
-Si el elector quiere reducirlo. El bipartidismo existe porque los electores se inclinan por uno de los dos grandes partidos. Lo que sí hay es una desproporción en el peso que tiene el voto de los distintos ciudadanos según donde vivan. Eso aconsejaría una reforma electoral. De otra parte en el sistema actual los ciudadanos no tienen relación ninguna con sus elegidos. Creo que la mayor parte de los electores pasan mucho del nombre de los candidatos y atienden a la siglas. Sería mejor un sistema que incremente la relación entre elegidos y electores.
-¿Y que opina sobre el 15M?
-A mí me parece una llamarada que no lleva a ninguna parte y un síntoma inquietante en cuanto que lo que ha hecho hasta ahora el 15M es protestar pero no intentar participar en el Gobierno. Para protestar contra los partidos políticos no faltan motivos, pero esa protesta pierde peso si uno no ha hecho nada realmente para mejorar su funcionamiento. En el 15M hay un poco mentalidad de súbdito más que mentalidad de ciudadano.
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