Frontex: "Si España lo pide, haríamos lo posible por apoyar en Ceuta y Melilla"
El director adjunto de la Agencia de Control de Fronteras Exteriores de la Unión Europea recalca que no se ha recibido ninguna petición formal en este sentido.
El director adjunto de la Agencia de Control de Fronteras Exteriores (Frontex) de la UE, Gil Arias, afirma que si España estimase que la intervención de este organismo puede ser de ayuda para afrontar los problemas en Ceuta y Melilla, se estudiaría la petición y harían lo posible por apoyarla. Arias aclara que la solicitud no se ha realizado y que, por tanto, "no se ha analizado esta posibilidad" y, además, apunta que Frontex no coordina ninguna actividad en las dos ciudades autónomas. "Si el gobierno español considerase que la intervención de Frontex puede ser de ayuda para hacer frente a los problemas en esas dos fronteras, lo estudiaríamos y haríamos lo posible por apoyar a las autoridades españolas, pero en la medida que esa petición formal no se ha realizado, no lo hemos analizado", subraya.
Reconoce que las fronteras de Ceuta y Melilla son "sin duda atípicas" por estar muy próximas al casco urbano, e incluso en medio de las ciudades, también por la "tremenda presión migratoria" que se produce en ellas y por el régimen especial que en su día se acordó para ambas, ya que están fuera del espacio Schengen, que garantiza la libre circulación de personas entre los países europeos acogidos al mismo.
Como ciudadano y no como director adjunto de Frontex admite que es "comprensible" que haya "una cierta alarma" entre la ciudadanía de esas dos poblaciones, que están sometidas a la llegada de inmigrantes a través de la frontera con Marruecos. Recalca que la presión migratoria provoca el refuerzo por parte de los gobiernos de bienes materiales y humanos en las fronteras afectadas. En este sentido, añade que en ningún caso se deben "utilizar procedimientos o medios que no están previstos en la ley".
A su juicio, sería "deseable" que Europa tuviera una política migratoria común, algo que, según Arias, la UE tiene en su agenda política desde hace muchos años, sin embargo, subraya que los temas migratorios "todavía son muy sensibles" y los estados miembros tienen "ciertas reticencias" a ceder parcelas de soberanía. "La inmigración es un tema en el que todavía los estados miembros quieren tener la capacidad de decidir a nivel nacional y no dejarlo absolutamente en manos de la UE como puede suceder con otras políticas, ello explica que todavía se esté en el camino y que no exista una verdadera política común en esta materia", opina Arias. Lo que viene haciendo la UE, remarca, es apoyar económicamente a los países que son objeto de presión migratoria desproporcionada o muy alta.
En cuanto a la entrada de inmigrantes irregulares en el conjunto de la UE, Gil Arias explica que llegaron 107.300 el pasado año, una cifra superior a la registrada en 2012, cuando se produjeron 72.500 entradas de forma irregular. La subida se debe, fundamentalmente, al creciente número de sirios que huyen del conflicto en su país, aunque también por los ciudadanos procedentes de Afganistán, Somalia, Eritrea y la mayoría de ellos son refugiados, por lo que estima que cambiar el control migratorio de las fronteras no tendría mucho sentido para reducir las entradas. "Si se trata de demandantes de asilo que huyen de las situaciones de guerra o de desastres naturales o de inestabilidades políticas, las normas internacionales sobre protección a los refugiados hay que seguir aplicándolas, es decir, la legislación nacional no puede ir en contra de la normativa internacional sobre la protección a refugiados", insiste.
Italia es de lejos el país de la UE que más inmigrantes irregulares recibe, seguido de Grecia y Bulgaria y de los países que hacen frontera con los Balcanes como Hungría y Rumanía. Sin embargo, estos no son los destinos finales, ya que la mayoría siguen hacia el centro y norte de Europa a países como Alemania, Suiza, Suecia, Luxemburgo y, en menor medida, Reino Unido.
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