Cunde el pesimismo en el PSOE ante la eventual dimisión de Pedro Sánchez
La dirección socialista espera que la manifestación de hoy evite su renuncia.
La ministra María Jesús Montero se perfila como la primera opción en una investidura
Pedro Sánchez sopesó dimitir el miércoles por la mañana
El precedente portugués de la decisión del presidente
En el PSOE cunde el pesimismo, la mayor parte de los dirigentes consultados por este medio cree que la opción de la dimisión de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno es muy real. Si fuese así, hay coincidencia en que María Jesús Montero, vicepresidenta primera del Gobierno y número dos del PSOE, tendría que ser la propuesta socialista para la investidura que se abriría con la retirada. Cinco días de reflexión son muchos y, aunque el partido intentar evitar que se encienda la pantalla del día después, la planificación para el día después se abre paso de modo natural.
Tanto el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, como la propia Montero han intentado cerrar este viernes ese debate. "No estamos en ningún otro escenario" que no sea el de la continuidad, ha indicado Bolaños. En una entrevista en La Sexta, María Jesús Montero ha traslado un mensaje de ánimo al presidente del Gobierno y ha preferido no hacer ninguna conjetura sobre qué ocurrirá el lunes si se produce la renuncia.
El PSOE intenta centrarse en la concentración de este sábado en la calle Ferraz, donde se reunirá el comité federal para escenificar el respaldo a Pedro Sánchez y a su continuidad al frente del Gobierno. La dirección ha apartado la elección de las listas de las europeas del orden del día, de tal modo que sólo se avalará el puesto número uno, que corresponde a la ministra de Transición Ecológica, Teresa Rivera. La reunión del comité, donde habrá intervenciones de todas las federaciones, se retransmitirá en directo y habrá pantallas en la calle para seguirlo. La dirección confía en una manifestación masiva, pero el presidente del Gobierno no da señales de continuidad. Anunció que se tomaba un período de reflexión hasta el lunes durante el que estaría apartado de la vida pública, y así ha sido.
Si dimitiese este lunes, Sánchez debería comunicar su decisión al Rey y se abriría el espacio constitucional en el que el monarca convocará una ronda de consultas para designar un nuevo candidato al Congreso de los Diputados. Hay que tener en cuenta que el presidente del Gobierno no puede convocar elecciones hasta el 29 de mayo, cuando se cumple el plazo preceptivo de un año entre dos consultas generales. En esta ronda, el grupo parlamentario socialista propondría un candidato que serviría como eslabón de transición y, en ese caso, Montero es la que tiene la mayor parte de las elecciones. Otras fuentes también citan a la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, pero la ministra andaluza reúne los dos cargos principales en el Ejecutivo y en el partido después de Sánchez y, además, mantiene muy buenas relaciones con el resto de grupos del Congreso.
Y es que ésa es otra de las grandes incertidumbres que abriría la dimisión de Sánchez: la posición de los aliados actuales. Para que Montero saliese elegida presidenta, necesitaría el voto de todos los partidos que apoyaron al presidente, lo que incluye a Junts y ERC. Los independentistas se encuentran enfrascados en las elecciones catalanas, por lo que es poco probable que anuncien cuál sería su decisión antes del 12 de mayo, día de la cita en las urnas. No obstante, la eventual investidura podría celebrarse después.
Una vez que el Rey proponga y el Congreso vote a un candidato por primera vez, se abre un plazo de dos meses para elegir a un nuevo presidente. Si no fuese así, se convocarían elecciones de modo automático.
Otra de las opciones que se había barajado, la de la cuestión de confianza, parece ahora rechazada, por lo que sólo se espera o la dimisión o un giro en la opinión de Sánchez, que tendría que construir un relato creíble de lo sucedido, al menos para su electorado. Esta dificultad y el hecho de que las dudas de Sánchez parten de las denuncias que se están realizando sobre su esposa, Begoña Gómez, es lo que causa el pesimismo de los dirigentes socialistas sobre la salida.
El relevo a Pedro Sánchez al frente del Gobierno no tiene porqué ser el mismo que en la dirección del partido, ni asegura que sea el mismo candidato a las próximas elecciones generales. Si se produce la renuncia, el PSOE tendría que dirimir en un congreso extraordinario, con primarias incluidas, quién releva a la dirección sanchista, y éste es un escenario completamente imprevisible porque podrían acudir varios candidatos.
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