El laberinto parlamentario en el que se mueve Sánchez

Las claves

Pedro Sánchez, en el Congreso

15 de septiembre 2024 - 06:50

Gran parte de los analistas y expertos en estados de opinión coinciden en que si ahora mismo se celebraran elecciones el PP no solo volvería a ganarlas sino que en esta ocasión Núñez Feijóo podría convertirse en presidente del gobierno.

Las iniciativas de Pedro Sánchez han incrementado el rechazo de gran parte de sus votantes habituales, pero sobre todo han roto el bloque que le sustenta. Lo conforman partidos de distinta ideología y que no comparten los mismos intereses; contentar a unos implica que otros se nieguen a conseguir colaborando parlamentariamente con el presidente de gobierno.

En el PSOE han sonado las voces de alarma. Tanto, que Sánchez ha transmitido un mensaje que ha provocado estupor, por no decir escándalo: se puede gobernar sin el legislativo. Efectivamente se puede, pero suele ser una fórmula propia de autócratas. Sánchez ha abusado del decreto ley, instrumento absolutamente legal pero que en principio debería limitarse a los asuntos de urgencia máxima que obligan a acortar los plazos del debate parlamentario. Esa acusación de abusar del decreto ley no preocupa a Sánchez, aunque sí le inquieta lo sucedido desde que accedió a la presidencia tras las elecciones de julio de 2023: ha perdido casi cuarenta votaciones en el Congreso, y entre las “tumbadas” en los últimos tiempos hay algunas de relieve. Por ejemplo, la relacionada con la política sobre inmigración o, esta misma semana, que se haya aprobado la propuesta del PP de considerar a Edmundo González Urrutia como presidente de Venezuela. 

En esa votación se han producido dos sorpresas que no han podido agradar al presidente de gobierno: el apoyo del PNV a la propuesta , y por otra parte José Luis Ábalos se ha apuntado a la abstención, alejándose de la posición que defendía el PSOE, al que ha apoyado hasta ahora. Además, Ábalos ha afirmado que su voto dejará de ser el del PSOE, sino que en cada caso actuará en consecuencia.

El viaje del PNV al centro

El portavoz del PNV, Aitor Esteban, ha advertido que lo ocurrido no significa que el partido vasco abandona su posición de apoyo a Pedro Sánchez, pero en Sabin Etxea, la sede del PNV, son más explícitos.

No ocultan su preocupación por el auge de Bildu, consecuencia del “blanqueo”de Sánchez a un partido que tiene su origen en una organización terrorista, ETA. La estrategia de Andoni Ortúzar, presidente del PNV, que coincide con la del nuevo lehendakari, Pradales, que mantiene muy buena sintonía con Ortúzar –mejor que la de Urkullu y Ortuzar en los últimos tiempos– es ir poniendo el acento en un PNV de centro, sin complejos, que votará a favor o en contra de las propuestas del gobierno en función de cuáles sean esas propuestas. 

No tiene sentido, decía en petit comité un miembro de la dirección, aislar a Vox por ser un partido de extrema derecha, y apoyar sin embargo a partidos de ultraizquierda con tanto déficit democrático como los ultras de Abascal.  Se pondrá más el acento en el contenido de la propuesta parlamentaria y sus consecuencias, que en las siglas de los partidos que las respaldan. También se tendrá muy cuenta la actitud de la militancia y votantes tradicionales del PNV respecto a las decisiones que tome el partido en asuntos de importancia social.  

En la situación actual de debilidad de Sánchez, se mueve en un laberinto en el que es difícil detectar la salida correcta. Es el primer presidente que no ha ganado las elecciones, y cada voto es un mundo. No se puede perder ni uno. Probablemente no lo tuvo en cuenta Pedro Sánchez cuando pactó con ERC el concierto económico para Cataluña, que el Gobierno no lo considera concierto, sino acuerdo singular. Debió pensar que Puigdemont iba a mantenerle el apoyo porque aceptaba una de las exigencias de los independentistas catalanes, tanto de los de Junts como los de ERC. Pero que el acuerdo con ERC convirtiera a Salvador Illa en presidente de la Generalitat, cargo al que aspiraba Puigdemont, ha provocado la ruptura entre los dos principales partidos independentistas, lo que se traduce en que si ERC apoya una propuesta del gobierno, automáticamente Junts votará en contra, y viceversa. 

Ábalos, se abre un nuevo frente

Todo ello supone que Sánchez va a tener muy difícil sacar adelante sus iniciativas de gobierno. Peligran los Presupuestos, que Sánchez pretende volver a prorrogar si no salen adelante, pero la situación se hace muy complicada para seguir en Moncloa. 

El problema de la inmigración en Canarias ha provocado que Coalición Canaria esté apoyando al PP, y ha surgido una nueva contrariedad que afecta a la mayoría de gobierno: José Luis Ábalos. 

Ha sido hombre clave en la vida política de Pedro Sánchez, líder del puñado de seguidores que Sánchez que trabajaron para que recuperara la secretaría general del partido primero –había sido expulsado– y se convirtiera después en presidente de Gobierno, y fue recompensado con la Secretaría de Organización del partido y ministro de Fomento, el de mayor presupuesto del gobierno.  

Ábalos cayó en desgracia por razones nunca explicadas pero sobreentendidas, se le suspendió después de militancia y se negó a dejar el escaño, pero declaró que votaría con el partido. Lo ha hecho hasta ahora, y todo apunta a que seguirá haciendo lo que considere oportuna. No oculta su furia por el informe que se ha hecho sobre su gestión en Fomento, se siente injustamente perseguido, y se ha convertido en una bomba de relojería para la continuidad de Sánchez.

Los sondeos siguen dando un suelo al PSOE que se mueve entre el 23 y el 25%, pero explican los profesionales que Sánchez pierde  votos de forma considerable, pero cuenta con los de antiguos votantes de Sumar y Podemos, partidos en riesgo de desaparición. Lo que significa que si se celebraran ahora unas elecciones generales, Sánchez difícilmente tendría la mayoría que le permitiera superar la investidura.

Pedro Sánchez lo sabe, y es la razón de que insista en que no convocará elecciones en ningún caso. Pero … en política el “nunca” significa “de momento”. 

La continuidad en Moncloa no depende ya de su partido, sino de cómo se comporten ERC, Junts , PNV y Ábalos. Y de cómo les vaya a Yolanda Díaz y a Irene Montero.

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